Capítulo 12: ¡Corre!

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Pasaron los tres días de plazo que la orden indicaba.

Alex había acordado ir junto a Spencer a la Corte, mientras Camila y yo salíamos a tomar un helado y luego iríamos a verlos. Cuando todo hubiera terminado.

Me encontraba en la heladería junto a ella, habíamos ordenado helados de mango y sandía.

Y, por cierto, el mesero no paraba de echarle ojo a Camila.

—Está bueno —susurró ella.

La miré entrecerrando los ojos.

—¿Te refieres al helado o al mesero?

—Al helado —guiñó.

El mesero, cuyo nombre era Samuel y estaba inscrito en el bolsillo de su camisa, se acercó a nosotras.

—Disculpen —pronunció— una señorita las busca.

Nos volvimos a donde él señalaba y encontramos a Naomi parada junto a la puerta con los brazos cruzados.

—Es mi hermana —dijo Camila— deje que venga.

Él asintió con una tímida sonrisa.

Al cabo de un minuto, Naomi ya estaba sentada junto a nosotras.

—Me enteré lo de Alex —soltó en cuanto llegó— ¿Irán hoy a la Corte?

—Sí, en cuanto me mande un mensaje, iré.

—Las acompaño.

Le conté a Naomi lo sucedido con el hijo millonario, el accidente, la demanda y la búsqueda que hicimos sobre él en internet.

—¿Tienen una fotografía suya? —preguntó.

Estaba a punto de negarlo, pero su hermana mostró su teléfono con una imagen de él.

—Está muy bueno.

—Igual que el mesero —Camila se reía.

—No hermana —miró al mesero y luego al aparato— Daniel Crowell está mil veces mejor.

—Caroline dice que no.

—¿En serio?

Ambas me miraron, mi mejor amiga sostenía una sonrisa en sus labios y su hermana menor llevaba los ojos muy abiertos.

—Relativamente bueno —concluí.

—Como digas, pitufo.

Rodé los ojos. Bueno bueno, si estaba, pero Alex es igual de atractivo que él. Y no me quejo.

Mi celular vibró y me precipite a responder.

—¿Hola?

—Carol, ya terminó la audiencia.

Miré a las chicas que se encontraban conmigo y les hice señas de salir. Ellas pidieron la cuenta.

—¿Qué ha pasado? —pregunté.

Oí un suspiro por parte de Alex y me temí lo peor.

—Quieren que vengas a declarar, en un mes. Aunque yo seguiré teniendo audiencias.

—Está bien, ¿no puedo hacer nada?

—Ven y lo hablamos con alguien de aquí para que nos asesore.

Dudé por un segundo y sentí miedo.

—¿Debo decirle a mis padres que seré demandada?

—No, linda. Descuida, no será así.

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