Capítulo 44: Tiempo de perdonar

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"Me quedó solo su veneno..."

—¿Hace cuánto está así?

El oficial piensa un momento —Alrededor de veinte minutos.

—Entiendo. ¿Ya le hicieron el interrogatorio?

Le entrega el documento escrito a mano, el hombre de traje blanco lo observa pacientemente.

—Necesitaré más tiempo del que tenía pensado.

—No hay problema —contesta el uniformado— tengo órdenes de que llegue al fondo de esto.

La puerta de la habitación se abre, una muchacha rubia con el maquillaje ligeramente desordenado por las lágrimas observa al recién llegado.

—No queremos a nadie más —le responde molesta.

—Tranquila, solo te haré algunas preguntas.

—¡Ya me hicieron demasiadas!

El oficial cierra la puerta dejando solos a la muchacha y al hombre de traje blanco. Todos esperan pacientes a tener respuestas, porque las preguntas son muchas, algunas imposibles de entender y es que Ariana Hoffman no ha dejado de cantar desde que fue traída a la comisaría la noche anterior.




-xxx-

Daniel's POV.

Camila camina ansiosa dando vueltas por el pasadizo de la comisaría, no le digo nada, no lo he aceptado pero estoy tan desesperado por saber lo que está sucediendo como ella.

Los padres de Caroline conversan con mi padre amenamente, más tranquilos, sabiendo que Ed, Lisa y Spencer se quedaron en el hospital pendientes de mi novia.

—¿Qué crees que suceda? —la rubia se detiene frente a mí.

—Supongo que todo depende de lo que diga el especialista.

—¡Rayos! —musita ella— detesto no tener el control de las cosas.

Me hace sonreír por un segundo, extraño las manías poco comunes de Carol, su voz, su risa de gatito. La echo de menos tanto.

—Señores Hope, Señor Crowell —el oficial sale del interior de la comisaría— el doctor Davis solicita conversar con ustedes.

Los observo caminar junto al hombre uniformado de azul, siento el impulso de ir tras ellos, pero sé que es imprudente, solo me queda esperar.

—Ustedes también —nos señala mi padre— son testigos importantes en el caso.

Los ojos de Camila y los míos se topan instintivamente, me toma de la camiseta y tira de mí con rapidez hacia donde nos esperan.

—Bien —dice el médico vestido de traje blanco— ahora que todos están aquí puedo empezar.

—Adelante —comenta mi padre.

—La señorita Hoffman es un caso muy complicado de tratar, hay muchas cosas que aún están sin resolver y que tendré que descifrar hablando con la familia. Su prima Lorraine nos dio algunos alcances acerca la situación que la madre de la señorita Ariana presentó hace algún tiempo. Pero, en primera instancia, puedo decirles que no estaba en sus cinco sentidos cuando ocurrió el accidente.

—No fue un accidente —dice el padre de Carol— esa jovencita arrolló a mi hija.

—Entiendo eso. Pero la señorita Hoffman no estaba en sus cabales, sino que fue guiada por algo más que estoy intentando entender. Por ello mandé llamar a su padre y su familia más cercana para poder conocer más de ella, hay algunas cosas que estoy suponiendo y que con las entrevistas espero corroborar.

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