Capítulo 8: "Que lenta"

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—¡Caroline! —la voz de Camila me desvió de la mirada que tenía sobre el celular.

—Eh, hola... —llegó agitada junto a mí y tiró su bolso sobre el pupitre.

—¡Hola! —agitó su mano desesperada— ¿Cómo pasaste el fin de semana? No, espera... no respondas eso aún. ¡Alex está raro!

Estiré la palma cubriendo su boca en un acto reflejo.

—No grites —susurré.

—Perdón, perdón —quitó mi palma de su boca y respiró intentando tranquilizarse— ya estoy tranquila.

—Bien, ¿Qué decías?

—Que Alex está raro, desde ese día en que lo vimos en Breakcoffe's, ¿Has hablado con él?

Negué con la cabeza y sonreí tristemente.

—No lo he visto en todo el fin de semana, y el último mensaje que le mandé... no respondió.

Ella agachó el rostro como intentando buscar algo en el suelo.

—¿Qué sucede, Cami?

—Mañana es el día.

—¡Pastelitos! —Ed llegó junto a nosotras y se sentó sobre el pupitre y el bolso de Camila.

—Ed, baja de ahí —señalé el bolso y él asintió gruñendo.

—¿Camila? —preguntó al notar lo callada que se encontraba.

Ella alzó su vista a nosotros y sonrió intentando no hacer notar lo cristalinos que se habían vuelto sus ojos.

—Hola, Edu.

Se acercó a ella.

—¿Estás bien?

—Sí.

Ed volteó a verme y entendí que necesitaba ayuda para hacer hablar a Camila.

—Rubia, ¿qué pasa?

Me senté junto a ella.

—Es por mamá.

Tomé su mano y asentí mientras ella solo recostaba su rostro en mi hombro y sollozaba.

—Llamaré a alguien —Ed se levantó y tomó su celular alejándose.

—Camila, debes... estar tranquila —ella solo asintió con su cabeza entre mi cuello.

Rayos, soy realmente mala animando a la gente.

¿y ahora qué hago?

—Chicas —la voz de Lisa tras nuestro se escuchó.

—Hola —dijimos, y Camila levantó la cabeza mirándola.

—¿Puedo sentarme?

Asentimos y tomó asiento.

—¿Viniste a sermonearme? —Camila sonrió al hablar y yo dejé escapar una risita.

—Algo así —sonrió ella también— ¿Por qué estabas llorando?

—Por mamá.

—¿Y por qué?

—¿Tienes que preguntar? —agachó el rostro y lo cubrió con sus manos— Porque está muerta.

Miré a Lisa esperando que respondiera, pero ella soltó un gran suspiro.

—Sé lo que sientes, pero eso no significa que te derrumbes. Muchas veces, y puede que sea tu experiencia, alguien allá arriba permite que gente que amamos nos dejen por el simple hecho de tratar con nosotros y nuestro carácter.

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