Capítulo 10: ¿Ex novia?

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—¿Ariana? —preguntó luego de permanecer en silencio por casi un minuto.

—Sí, Ariana. Tus padres mencionaron que creían que mi verdadero nombre era Ariana.

Alex juntó sus manos y se las llevó a los labios, soltó un gran suspiro y volvió a bajarlas.

—Eh, Ariana es mi exnovia.

Asentí, en algún rincón dentro de mí estaba celosa, bueno, bastante de mí lo estaba.

—¿Ex novia?

Él me miró nervioso.

—Sí.

—¿Debo ponerme celosa?

Sonreí de lado y él hizo lo mismo, negó con la cabeza y luego besó mi frente.

—No, amor. Tranquila.

Técnicamente me sentía más sosegada, así que nos sentamos en el sofá y encendimos el televisor.

—¿Te gusta? —pregunté refiriéndome al reality que se asomaba en el aparato.

Alex se volvió a mí perplejo, bajó la vista y rápidamente recuperó la compostura.

—N-no, somos amigos ahora.

Seguía hablando de su ex, y sigo sin entender los nervios que emanan cada vez que se trata de ella.

—Amor, me refería a la televisión.

—Oh —sacudió la cabeza— lo siento.

Volví mi vista al aparato, pero la empalagosa voz de la madre de Alex me hizo mirarla.

—Ali, el pastel los espera en el comedor.

—De acuerdo —se puso de pie y lo imité, caminamos en silencio hacia la gran mesa de caoba que se tragaba el salón entero, seis sillas alrededor, en esta ocasión solo ocupamos dos.

—Gracias —susurré al momento en que mi novio acomodó caballerosamente la silla.

Asintió, se dirigió a la suya, tomó el pastel y colocó una rebanada de éste en cada plato de porcelana reluciente.

—Lamento lo anterior —dijo cuando había acabado de servir.

—Descuida, estabas distraído y lo entiendo.

Y realmente lo hacía.

—¿No estás molesta?

—No, Alex. Aunque para ponerte tan nervioso —comencé, aunque no sabía si quería oír lo que él diría luego— ¿la quisiste mucho?

Se quedó en silencio por un momento. Comprendí que eso sería un sí.

—Mucho, pero... no pensemos en ello.

—Como digas.

Cuando volví a la realidad el pastel de chocolate y nueces se había esfumado de la porcelana. Levanté mi vista y me encontré a un Alex nauseabundo, miré su pastel, parecía intacto.

—No tengo hambre —dijo.

Tampoco tendría hambre si hablara de mi ex novio con mi novio actual, sabiendo que aún siento algo por él.

—Bien —solté— debo irme.

Él asintió.

Se puso de pie y lo seguí hacia el salón principal, las fotografías familiares seguían atormentando un pasado que hasta ahora no sabía, era como si se vieran demasiado felices y perfectos para ser real.

—¿Qué ves? —su voz cerca de mi cuello me estremeció todo el cuerpo.

Señalé los retratos y marcos en el pequeño estante.

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