Capítulo 36: Anuncios

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Llegó el tan ansiado día -nótese el sarcasmo- de mi cumpleaños. Hurra por mí.

Desde muy temprano Ed y Camila vinieron a casa, para terminar los preparativos y porque mamá les invitó a desayunar con nosotros.

—Tengo algo muy importante que anunciar -Ed se había puesto de pie llamando la atención de todos en la mesa. Incluidos mis abuelos y mis padres.

—¿Qué cosa? -pregunté.

Ed sonrió y frotó sus manos intentando verse misterioso.

—Es algo que cambiará la vida de muchos.

—¡Dilo ya! -el abuelo alzó la voz obviamente en son de broma- El tiempo que me queda es muy valioso y no voy a desperdiciarlo esperando que digas algo.

Todos reímos.

—Suegro, lo dice como si fuera a irse pronto -dijo mi madre.

—Si no avanza con su anuncio, definitivamente me iré pronto. ¡Me pone los nervios de punta!

Ed se acercó a abrazarlo mientras mi abuelo lo miraba divertido y es que se llevan tan bien desde siempre.

—Tranquilo, don H.

—No me digas, don H.

Se removió en su sitio. Esperando que Ed lo suelte del abrazo.

—Siempre le he dicho así -se burló mi mejor amigo.

—Soy Alejandro Hope -soltó serio- no don H. ¿Entendido?

—Sí, señor. ¿Ahora puedo dar mi anuncio?

Todos los observábamos divertidos, papá intentaba aguantar la risa y la abuela movía la cabeza en negación ante las bromas de su esposo.

El abuelo le dio la palabra. Ed volvió a su asiento y prosiguió.

—Vengo a anunciarles que recibí un correo de UCR, hoy por la mañana -comentó- luego de haber rendido el examen de postulación hace dos días.

Miré al abuelo que de nuevo se veía impaciente. Contuve la risa.

—Me aceptaron en la Universidad Central de Riverside.

¿Qué?

Mi madre dio un brinco y corrió a abrazar a Ed, seguido de mi padre y mi abuela. El abuelo aplaudía desde su sitio diciendo "¡bien mocoso!". ¿Qué estaba pasando? Me giré hacia Camila, se había quedado mirando a un punto fijo de la mesa, se veía perdida. Casi tan perdida como yo me sentía en ese preciso momento.

Sabía que el ingreso de Ed era una posibilidad, había estado estudiando y memorizando tantos datos para el examen que parecía que en cualquier momento iba a colapsar. Y era algo de admirarse.

Pero ahora se rompía algo, la cercanía, la complicidad de muchos años, la amistad. Y Camila lo sabía, podía leerlo en su mirada.

Ella pareció sentir que la estaba observando porque volteó a verme.

—Esto es tan raro, Caroline.

—Lo sé.

—Ed se va a ir con Lisa.

—Lo sé.

—Y tú quizá hagas lo mismo.

La miré extrañada.

—¿Por qué lo dices?

Camila me observó obvia, como haciéndome saber que no necesitaba decirlo, pero no entendía por qué creía eso.

—Tu novio estudia en la UCR, es millonario y muy guapo, por cierto-la miré divertida.

—¿Y qué pasa?

—¿Realmente aún piensas ir a la Universidad de aquí? -suspiró- Daniel estará a kilómetros de distancia y sé que por tu cabecita de pitufo rondará la idea de irte junto a él.

—Cami...

—Nena, y no te culpo. No sólo por Daniel, sino que UCR es una gran oportunidad.

No lo había pensado, ni visto de esa forma, Daniel y yo llevábamos poco tiempo siendo novios y el simple hecho de pensar en que pronto debamos separarnos, en cuanto inicien sus clases, me hace sentir muy extraña.

Como si mi vida no fuera mía, como si alguien se estuviera burlando de mí haciéndome esta clase de bromas pesadas. Como un personaje trágico de novela.

Qué drama, Carol.

Tomé las manos de mi mejor amiga, intentando darle calma.

—Rubia, estoy aquí para ti. Y lo que venga no lo sé -comenté- solo quiero disfrutar este día con ustedes.

—Quizá el último de tus cumpleaños que celebremos todos juntos.

—Lo sé.

La tomé del brazo y guié hacia dónde Ed se encontraba con mi familia. Ambas nos acercamos y lo abrazamos tan fuerte que él se dio cuenta de lo que estaba pasando por nuestros pensamientos.

—Nuestra amistad no irá a ningún lado, pastelitos.

Camila sollozó y yo me aferré a Ed. Sabía que lo lograría, que se superaría y estaba orgullosa por ello. Orgullosa y triste al mismo tiempo.


-xxx-

—¡Carol, los invitados ya vienen!

Mi rubia mejor amiga se encontraba dándome órdenes de belleza desde el mediodía, diciéndome qué hacer con mi cabello, el maquillaje, los zapatos, la ropa. Yo solo quería vestirme con algo lindo pero que fuera cómodo, pero ella estaba entusiasmada con la idea de arreglarnos juntas y dejé que lo hiciera. Mala idea.

—¡Caroline Hope, sal ya del baño!

Me miré por última vez al espejo, era yo, la misma de siempre solo que algo arreglada. Llevaba un pantalón de mezclilla negro que se ajustaba a mis sutiles curvas, una blusa crema que hacía juego con mis zapatos altos y un chal de lana color vino encima que le daba un toque especial al outfit. Mi cabello lo traía lacio, castaño como siempre y Camila se había encargado de resaltar el azul de mis ojos.

Amaba arreglarme y maquillarme, pero ella tenía un toque especial con esto que hacía que me sienta mucho mejor conmigo misma. No por vanidad, sino porque esto me hacía feliz, lo disfrutaba y era increíble verme así. Una versión distinta de Caroline Hope.

Abrí la puerta del baño y divisé a Camila alistando su vestido azul con las manos, se veía radiante y hermosa. Ella sí parecía una modelo de revista. Se volteó hacia mí y sonrió.

—Estás perfecta.

—Se hace lo que se puede.

Reímos y caminamos en dirección a la puerta. Mi fiesta de cumpleaños estaba por comenzar.


Clarie's POV.

De: Alex
07:15pm.
"Es hora. Voy saliendo de casa."

De: Clarie.
07:15pm
"Manos a la obra."

Toqué el timbre. Uno, dos.

—¡Bienvenida!

Dejé el abrigo en el perchero de la entrada.

—Gracias, señora Hope.

Tomé el celular y tecleé velozmente.

"Estoy dentro." 



— 🦋 —

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