EPÍLOGO

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Se cierra la cornisa del teatro, los estudiantes bajan del estrado y abrazan a todo el que se acerca a ellos, padres, hermanos, amigos y abuelos desfilan hacia cada uno de los recién graduados de la escuela que avanzan rumbo a su etapa universitaria.

En la esquina izquierda se encuentran Caroline Hope, Lisa Moore, Eduardo Gómez, Spencer Ricce y Camila Reeze; quienes se funden en un abrazo esperanzador. Algunos de ellos se irán lejos de Trunstong a estudiar a la capital, otros han conseguido empleos antes de tiempo como el caso de los hermanos Ricce que pasarán el verano ayudando a su padre en la oficina. También Camila, que ha optado por estudiar Ciencias Políticas en el Instituto más prestigioso del país, y Caroline... que obtuvo la beca que tanto ansiaba en la UDT.

—Nos voy a echar tanto de menos —suelta Camila tras separarse del grupo.

—De mí no te vas a deshacer, rubia —Caroline la rodea con uno de sus brazos mientras con el otro sujeta la muleta con la que se apoya para caminar.

En ese instante aparece Daniel junto a los padres de Carol, él lleva un ramo de girasoles en sus manos, se lo entrega a su novia tras darle un dulce beso en los labios.

—¡Felicidades, mi bella graduada! —le dice ayudándola a mantenerse en pie.

Ella sonríe, está feliz y es que las cosas poco a poco han ido mejorando. Obtuvo la beca, aunque sabe que Daniel seguirá estudiando en la capital un poco lejos de ella pero se han prometido visitarse con continuidad siempre que las clases se lo permitan. Porque jamás le pediría perder una oportunidad tan grande como la que tiene su novio al estudiar en Dalleston.

—¡Esto merece una fiesta! —grita Ed con los brazos en el aire ante la mirada atónita del abuelo de Caroline que ha aparecido junto a ellos y su esposa.

—Calla mocoso, nos harás pasar vergüenza —le dice en tono burlón mientras el joven sonríe y le devuelve el chiste.

También está Naomi, la hermana menor de Camila, que es tomada de la mano por Hugo Gómez. Ed revuelve su cabello al verlo, sabe que pronto se irá lejos de allí.

Pero Caroline desvía su mirada hacia un lugar del teatro, le susurra algo en el oído a su novio y él accede con una sonrisa. Ambos avanzan algo limitados por las muletas de Carol en dirección al muchacho que conversa alegremente con la maestra de arte, en cuanto llegan junto a él, se despide y se acerca a ellos.

—Hola, Alex.

—Hola, chicos —dice Alexander Ricce saludando con un beso en la mejilla a su antigua novia y al joven que ahora la acompaña. Las rencillas se han esfumado luego del accidente, donde Alex entendió que el odio no le ayudaba en nada y que sólo consumía su tranquilidad.

Su miedo por perder a Caroline, que por encima de todo ha sido una amiga especial para él le hizo ver el panorama con calma, mucho más cuando se dio la repentina huida de Clarie Drung lejos de la ciudad.

—¿Cómo está ella? —pregunta Carol, su preocupación es real, aunque no fue sencilla, luego de haber digerido el diagnóstico que Ariana Hoffman recibió y el accidente, Caroline ha aprendido a perdonar.

Alex ladea la cabeza y rasca su nuca.

—Es complicado, pero Ari está mejorando. Su padre y su prima Lorraine han sido un gran apoyo para su recuperación —sonríe algo triste— hoy en día ya casi no tiene crisis de ansiedad ni alucinaciones.

—Lo puedo imaginar.

—A veces pregunta por ti —le comenta— realmente está muy apenada por lo que causó y quería que sepas que ella no es así.

Caroline sonríe con ternura, lo sabe. Por eso le escribió algo, le entrega un pequeño sobre a Alex con la premisa de que se lo haga alcanzar a Ariana, a lo que él accede.

—Daremos una pequeña fiesta —le dice Daniel— puedes unirte, si deseas.

Daniel también aprendió a perdonar, ¿irónico no? Todos han accedido a olvidar los problemas con tal de rescatar lo mejor del momento, pero Alex aún siente algo por Caroline muy dentro de sí, y prefiere excusarse para no asistir.

Aparte de ello, debe ir a ver a Ariana y dejarle la nota que le han encomendado.

Esa misma tarde, Ariana recibe el sobre. Alex y ella se han vuelto muy buenos amigos y se llevan muy bien, principalmente desde que Ari aprendió sobre límites.

—Es de Caroline —le dice sentado en el mueble para visitas.

Ella lo toma en sus manos y lee lo que viene escrito:

"Te perdono por todo, solo si prometes guardar esperanza de que vas a mejorar."

—Tiene razón, Ari. Es hora de perdonar.

Alex la observa, ¿se encuentra bien?, se lo pregunta pero ella sonríe triste, en un intento por reprimir el dolor y temor que siente, por un sistema de salud que no le brinda lo suficiente, que no le ayuda a que todo vuelva a ser como antes. Que la desampara por ser "diferente".

—Ari, ¿qué sucede? —le cuestiona su ex novio.

Su sonrisa continúa, sabe que es un día triste, uno de esos en los que tiene otra recaída pero no se da por vencida. Nadie la va a hacer caer, mañana será otro día, amanecerá nuevamente.

Toma la carta que Caroline le ha escrito y la presiona contra su pecho. Lo sabe, aprenderá a perdonar, a confiar de nuevo, todo es parte del proceso que está pasando. Por hoy, solo decide hacer una cosa, creer con esperanza.

Suspira y se lo cuenta.

—Laura ha regresado.




Fin






Nota ❤️

Oh, vaya. Finalmente ha llegado la despedida para esta bella historia que tanto he amado escribir. Gracias infinitas para todos los que han leído hasta este epílogo, tengo muchos sentimientos encontrados en este momento.

Pd. ¿Precuela? 🖤
Cuídense muchooooo.

HOPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora