Capítulo 27

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"Mi peor enemigo es un desconocido que se esconde entre las sombras"


—¿Hasta cuándo me ignoraras, boke? —.
—Mh.. —.
—Mierda, deja de hacer eso cada que te hablo —.
—Mh.. —.
—Cállate Kageyama que son las malditas tres de la mañana —dijo Tanaka

Estábamos en el auto de camino a Tokio, el día entero era entre el azabache hablándome y yo sin ánimos de aguantarlo, como bien dijo las charlas eran así de cortas, pero a mi no me importaban tanto en realidad.

Osea, sabia que él estaba incómodo, o quizás culpable por ya no tener a su arma secreta de apoyo, supongo que debió pensarlo mejor.

Tadashi platicaba entre pequeños susurros con el rubio, sus cabezas estaban juntas y parecía tener un ambiente demasiado lindo para mi. No pude evitar sonreír un poco fijando mi atención a la vista abstracta frente a mi, eran varias sombras oscuras haciendo cosas sobre una extensa mancha marrón opaco producto de la noche.

La música arreglaba mis problemas, y me ayudaba a ignorar por completo al ser que se sentó a mi costado e intentaba hablarme ahora que no había una opción de irme a otro lado. Pero las canciones eran fuertes sobre mis oídos, lo suficiente al menos para ver la ventana y esperar a que se durmiera para poder tomar mis medicamentos para el insomnio. O quizás nunca las tome en este viaje.

Mi enemigo estaba hablando de cosas que la música consumía por completo, decía muchas cosas pero sólo yo era capaz de escucharlas burlarse de mi y sobre cada pequeña cosa que había hecho mal.

No sabía si era lo que me merecía, pero si sabía que fui un buen chico hasta cierto punto. Un buen chico que intentó no mostrar sus rarezas. Fallando por completo en el instante que todo fue más difícil de sobrellevar.

Mi playlist era como yo, o quizás sólo una pequeña parte de mi, sabía que era mi debilidad, la locura, el miedo, los problemas, mis rarezas por completo en un pequeño listado de canciones que parecían no contar nada en conjunto. O eso me quise decir para voltear mi cabeza y observar a mi compañero dormir con la cabeza inclinada al borde del vacío contrario del mío.

Me pregunto que habrá en sus cabezas, cuestionaba las cosas que tendrían que ver conmigo en sus vidas. ¿habría alguna diferencia si nunca nos hubiéramos conocido?, ¿ellos estarían con alguien más así como son conmigo?, ¿cómo se sentirá ser mi amigo?.

Miraba por la ventana pero la música cubría mis emociones y raramente no habían formas de expresarme como quisiera, cómo si las palabras no existieran cerraba mis ojos para ver esos ojos claros frente a mi.

Ella estaba sentada frente a mi en una incómoda silla de madera, con las piernas cruzadas y brazos sujetados me miraba fijamente moverme hasta el otro asiento disponible. El viento era frío, sin embargo la misma corría por mi cuerpo y eran sólo mis cabellos los capaces de moverse de un lado a otro cuando ella me observaba con la misma o quizás más frialdad que el clima entre nosotros.

Lo recordaba, ese vestuario de oficina en su cuerpo delgado, era exactamente una imagen refrescante de ella luego de tanto, sólo porque ella abría la boca pero no podía escucharla, sus cejas se juntaban a la par que sus ojos se abrían con líneas expresivas de su enojo, abriendo la boca a pesar de lo tenso que se encontraba su mandíbula remarcada.

—¿Porqué no te callas y esperas a que esto termine? ¿Acaso la muerte te ha hecho ser la perra que nunca pudiste en vida? —.
—¡Cómo te atreves a insultar a tu madre de esta forma, mocoso insufrible! —.
—La muerte da amnesia, madre. O eso parece suceder a lo que veo frente a mi —.
—Si sigues así no dudaré en castigarte —.
—Que, ¿con pesadillas?, por favor, no seas estúpida —.

Drowning  (Haikyuu!!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora