"¿Quieres que te cuente un secreto? No tengo nada por perder"
—Sino fueras tan bueno conmigo no sabría que demonios estaría haciendo ahora —dije para ver el rostro de Tadashi frente a mi con una linda sonrisa.—Y soy bueno contigo porque no me haz dado motivos para lo contrario, Shouyo —respondió tomando mi mano y llevarme arriba del autobús que nos esperaba junto a algunos compañeros que se encontraban sentados.
Mi único pensamiento —que aparte de repetitivo, cansado— era sobre cómo no les importa y sonreí pensando en el alivio de que no fueran ellos los que corrían buscando algo el día de ayer. Que no fueran ellos me hacía sentirme mejor a la par que peor.
Papá me dejó sobre la cama, me dió un beso en la frente y susurró que durmiera bien, viéndome dormir por una terrible idea mía, y cuando cerré mis ojos crei sentir un calor reconfortante sobre mi por ligeros segundos. Pero cuando esta desapareció nada ocurrió entre mis sueños, que aunque igual de extraños, no me hicieron estremecer y mirar por minutos las paredes de mi habitación.
No me hicieron gritar por ayuda, por salvación, y sólo fue el cuerpo de Natsu sobre mi levantándome temprano para ir al campamento antes de Tokio, junto a papá quien me susurró si quería ir de todas formas mientras manejaba el auto para llevarme al gimnasio.
Y sentí que después de pensarlo mucho mientras dormía, negar era la mejor solución aparte de la buena excusa que papá había dado acerca de mi ausencia al gimnasio el día anterior. Por lo que con ello estando frente a un Tadashi somnoliento, pero sumamente sonriente saludandome desde muy cerca se sintió como en casa de alguna forma.
Así como Tsukishima que ignoraba a todos después de saludar y acomodarse sobre la ventana para seguir durmiendo, mientras Tadashi se sentaba a su costado y su cabeza tocaba suavemente el hombro del rubio, quien raramente no se movió y permitió que tuvieran esa cercanía.
Kageyama era de los que tenía energía por las mañanas, y aunque no dijo nada sobre la carrera que me perdí, si que mencionó en sus palabras "Tienes que cuidarte, Idiota" que se preocupó por mi falta de ayer.
Un punto de mi mente me decía que mentía, que sólo se preocupaba porque era un complemento, era el regalo de algo valioso, literalmente algo insignificante solo pero no con él. Otra era diferente, chillando de felicidad por preocuparle aunque no quisiera admitirlo, ambas chocaban entre sí y como siempre sólo le hacía caso a una de esas voces.
Inclinando mi cabeza sobre la ventana y colocando audífonos sobre mis oídos ignorando las palabras de Kageyama a mi costado a la par que el entrenador da unas palabras y el profesor Takeda dice unas de seguridad, todo se vuelve silencioso hasta cierto punto, pero yo aunque tenía sueño, no logré conciliar con ella en todo el trayecto.
El cielo cambiando de tonos oscuros a unos más claros, de estos a otros más neutros y cuando se puso gris junto a muchas nubes alrededor fue cuando observé con sorpresa aquella casa de campamento, Kageyama a mi costado estaba durmiendo y algunos susurraban para levantarse a la vez que el entrenador iba despertando a los más dormilones.
La vista era clara, el aire peculiar a casa me hizo estremecer mis brazos, pero sonreí relajado de saber que sólo serían unos días, que estaría con el equipo.
Con el equipo.
—Mierda —susurré al recordar los medicamentos.
Miraba a ambos lados y los chicos estaban llegando a mi diciendo para compartir cuarto como primer grado y sólo asentí pensando simultáneamente como demonios iba a soportar mentir toda la semana sin que vean los medicamentos.
La respiración se me iba por segundo, y la verdad es que esa sensación de inconsciencia que la acompañaba se sentía mejor de lo esperado, ya que cuando cada quien sacaba sus cosas para ducharse o acomodarse en su respectiva cama aprovecho en ir al baño y sentarme un rato con mis cosas listas, esperando un momento para calmarme y ducharme lo más lento posible.
Pensar lo más lento posible.
Dejar vivir lo más lento posible.
La toalla no dejaba ver las líneas gruesas y delgadas, pero mirándome en el espejo no puedo evitar tocar mi abdomen con el único propósito de hacerlo desaparecer, anhelaba no ser lo que veía y aún así mientras me preparaba para dormir, regresaba con mi pijama por los pasillos, donde al sentir la presencia de alguien no pude predecir algo a la par que observaba a Tanaka cerca y le pregunte si sentía la presencia que había aparte de nosotros.
El palidecia pero sonriendo decía que quizás eran cosas mías por el sueño, más cuando mencioné el tamaño de un niño pequeño como aquello que vi en algún momento, sus ojos brillaban de miedo, cada vez más el aire se iba acelerando y cuando una mano lo sostiene por el hombro no dudamos en gritar para ver que era Nishinoya.
—Ay Hinata, si sólo es Noya —exclamó para verlo mejor y una risa exagerada se escucho sobre el pasillo oscuro— El cabello te aumenta altura, no puedo creerlo —dijo para reírse y entre que Nishinoya sempai le decía que no se ría de él aparece alguien tenebroso frente a nosotros, con el cabello mojado, y muy, muy largo con un mechón sobre un lado de su rostro, ocultando su ojo izquierdo.
Los tres gritamos mientras podíamos esccar al capitán gritar que nos callamos a la vez que esa persona decía ser Asashi, regresando juntos hacia las habitaciones, sin dejar a un lado aquel susto, este parecía haberme calmado tal vez sólo un poco.
Quizás no tanto como quisiera.
Tsukishima leía mientras su cuerpo estaba pegado a la pared por encima de su cama, mientras Kageyama secaba su cabello con un rostro somnoliento y Tadashi sostenía su teléfono y parecía jugar algo interesante por el sonido repetitivo a las tocadas de sus dedos hacia la pantalla de aquel móvil de carcasa mostaza.
Cuando uno me observó llegar me sonrió, con esas pecas sobresaliendo susurrando sobre los gritos del pasillo cercano, teniendo una conversación sobre admitir lo que ocurrió y reírnos de ello sin ningún problema hasta que los otros dos comenzaron a burlarse y una pequeña discusión lleno de sarcasmos entró al cuarto hasta escuchar el susurro de Sugawara sobre dormir temprano para entrenar mañana.
Los vi suspirar pero para mi era un claro alivio, abriendo mi mochila sostenia la botella de agua junto al bote de pastillas que debería tomar, pero ahora me sentia obligado a hacerlo si no deseaba despertar a nadie con mis pesadillas.
Era mejor estar drogado para dormir que no estarlo y despertar a todos con sueños estupidos sobre el pasado. Sobre mamá, sobre los monstruos deformes que quieren comerme y sobre todo, sobre aquel señor y sus sucias palabras, las horrendas mentiras, y la inevitable verdad que termino cumpliendo.
Ignoré la pregunta de Tadashi sobre las pastillas, ignoré también las burlas de Tsukishima y la ligera preocupación de Kageyama sobre mi rostro no tan alegre mientras guardaba todo y me recostaba en mi cama esperando que hiciera efecto y pudiera dormir.
Sin importar que no pudiera despertar del abismo, intentando esconder el temblor sobre mis brazos y muslos por saber que no podría quitarme la vista de lo que sea que me ofreciera el subconsciente para un nuevo martirio.
Uno que ya sabía a culpa, desesperación, asfixia, y sobre todo, un ligero sabor a cerezas agrias en el paladar.
Nadando repentinamente sobre un mar cobrizo.
Y para variar. Conmigo adentro.
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Drowning (Haikyuu!!)
Fanfiction"El agua es incolora pero a la vez se ve azul. Es densa cuando le tienes miedo y no te daja escapar. Parece amigable, aveces pudo serlo. Nadie me dijo que eso podría matar a alguien" Hinata Shouyo tiene muchas cosas por ocultar de sus compañeros...