Capítulo 30

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"Nunca pensé que me gustarías, entre todas las cosas que me hicieron odiarte, ahora son las mismas que me hacen apreciarte"

Era cálido, el día era bello en su máximo esplendor. Eran tres horas luego del partido, con una sonrisa real sentía el aire golpear mi rostro mientras corría por las áreas verdes cerca a la pista. Decían que era un castillo, pero a mi me gustaba esta sensación de adrenalina, me hacía invencible, inmortal y un tanto ordinario.

La canción en mis airpods ayudaba o eso quería creer, pareciera como si pudiera comerme el mundo de la noche a la mañana. Lo tenía tan conmigo que las bromas se sintieron bien por primera vez desde mucho, las risas sobre cosas absurdas me dieron el cosquilleo en el pecho, así como podía ver claramente chispas de color sobre las esquinas de mis ojos, tal cual una película se sentía y no quise pensar en ello demasiado.

Se sentía como debía sentirme siempre, supongo. Era suficiente para aguantar a Kageyama y sus cosas de gruñón, incluso me daba valentía para responderle como quería al poste andante sin que temiera de sus respuestas. Ante todo aprovechaba en sacar a Kenma de su zona de confort e invitarlo a hacer planes para algún futuro cercano.

Él sonreía tranquilo mientras aceptaba y platicaba sobre muchos juegos que podríamos jugar en común desde la distancia, su compañero estaba al lado derecho diciendo muchas cosas que si no estuviera bien me hubieran incomodado, pero nada ni nadie parecía borrarle la sonrisa de la cara.

Era como un niño corriendo a todos lados, me sentía como uno, en libre calibre y se sentia demasiado bien para ser común y normal.

Tadashi me acompañaba al patio de comidas, donde la realidad fue una muy reconocible, aún así nadie me recriminó por comer tan poco para tanta energia, sin contar a Kageyama absolutamente todos se habían quedado callados. Eso me gustó tanto que pude mascar con felicidad la sandía que tenía entre mis manos, sin olvidar tomar tres botellas de agua pensando en mis labios resecos y lo horrible que sería morderme la piel de la misma.

Pensando en ello recordaba que hoy había cumplido con todas las recetas médicas, extrañado pensé que tal vez así deberían funcionar esas cosas pequeñas y desagradables. La acidez no pudo con mi genio porque luego de varios juegos sabíamos que teníamos que regresar a nuestra ciudad dentro de un día de diferencia.

La sensación agradable parecía miel sobre la fruta podrida que era aquel recuerdo, pero mientras caminaba por los pasillos junto a los demás, podía presenciar algo muy especial y lindo a la vez. Había miedo de recordar este momento como algo malo, pero en el momento adecuado escucho la voz de Kageyama diciéndome que hagamos otra carrera hacia nuestros cuartos a la vez que Tsukishima y Yamaguchi platicaban.

Mi mano era sostenida por el azabache, mientras corríamos por los espacios de áreas verdes podía verlo más claramente, era naranja, quizás más rojizo, con las nubes de esos tonos al verse tan transparentes mientras el césped verde y la cálida brisa me hacían sentirme más soñador y feliz de lo que algún momento imaginé.

Se sentía perfecto, correr detrás de Kageyama mientras podía oírlo reír quedo, moviendo nuestros cabellos al lado de la brisa cálida y acogedora, con gritos alegres y una aguda risa mía sorpendiendome tanto que al abrir mis ojos y ver aquel cielo tan cerca de nosotros parecía como si todo fuera un sueño.

Y no quería que lo fuera, realmente preferiría soñar con esto todos los días, de alguna forma me hice creer ante un apretón de dedos en la muñeca que esto era tan real como su risa, su sonrisa extraña y tenebrosa, sobre todo que fuera ante mi y no ante alguien más.

Era rojo, sumamente rojo, pero tan diferente a la vez de aquello que tanto intenté ignorar, era él y su sombra, esos ojos azules, tan hundidos y profundos sobre el cielo rojizo, su mirada cristalina y la sonrisa extraña.

Todo frente a mi me decía corre, los flashbacks de aquellos colores y el rostro de mamá, o quizás también la ansiedad de querer huir de repente chocaban con esta sensación alegre por ver esos colores de nuevo frente a mi, y sobre todo ser parte de ello de una forma tan diferente a la de esa vez.

Aparte de ese recuerdo no hubieron más de los que fueron en algún otro momento. No hubieron más gritos, ni algún llanto, no habían monstruos, no habian cosas deformes sobre mis hombros. No había algo que me hiciera sentirme mal a pesar de los recuerdos.

Éramos él y yo solamente. Ambos observando el cielo rojo a pesar de percibir a los otros dos detrás de nosotros apreciando con detalle el mismo cielo que nos hizo perdernos entre la multitud de aquel pasillo.

Habían más voces, que se quedaban mudos quizás por observar lo mismo que nosotros.

Mi pensamiento fue directo a "wow, wua!!, Bush" y sobre todo mi mente repetía "rojo, rojo, rojo"

Y creo que ya dije demasiadas veces lo bien que se siente, lo agradable de estar y sentirme así. Había algo que me preocupaba, era normal según Martha, de alguna manera quise quedarme más tiempo apreciando aquel cielo que poco a poco se iba tormando marrón hasta un punto oscuro difícil de percatar o denotar un color específico.

Para mi era entre un marrón y un azul muy, muy oscuro. Para Tanaka parecía ser un negro con tintes azules mientras para Nishinoya era como el color que se da cuando juntas todas las plastilinas.

Todos reímos por esa extraña ocurrencia, incluso Tsukishima dio una carcajada agregando algo ácido a la conversación, pero entre eso y las risas que siguieron por ser algo sumamente suave de su parte regresabamos de aquel área verde en dirección a nuestras habitaciones, donde cada quien tomaba un turno para bañarse y arreglar ciertas cosas que sólo merlin sabrá que son.

Yo arregle mis cosas y entre pasillos el mismo chico de antes chocaba su hombro sobre el mío de forma muy brusca, de nuevo me disculpé y seguí mi camino.

Crei escuchar algo, pero entre que volteo mi cuerpo y no lo veo y las voces de las demás habitaciones, sonrio ignorando aquel mal augurio para jugar con Nishinoya mientras vamos a las duchas cercanas.

Drowning  (Haikyuu!!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora