"No digas que está bien, porque no lo está. Por favor"
Pov Hinata:
—Deberías ser sincero alguna vez —Dijo Martha cuando me senté y le dije sobre el día de hoy
Eran las nueve de la noche, y ella parecía radiante al otro lado de la mesa, mirándome con un cuaderno de notas, preguntando cosas que quisiera admitir la verdad y no puedo. Porque le dirá a papá algo de ello, sé que lo hace, pero quiere mentirme diciendo que todo es privado.
—Esta bien sentirte así, Shouyou, con el medicamento pronto comenzarás a mejorar —dijo cuando la sesión terminó
Sostuvo la cita médica y dijo que le dijera a papá que entrara luego de que saliera.
"De nuevo las pláticas a mis espaldas" pensé y me preguntaba si hubiera caminado más lento, si hubiera intentado decirle a Kageyama que siguiéramos practicando hasta que se harte de mi y se niegue, o tal vez, también, hacer las cosas de forma diferente para no estar aquí.
Pero era complicado, yo sólo quería ser más feliz, realmente feliz y emocionado por las cosas que me dan. Es tan pesado despertar y saber que ella no está, se sienten tan ligeras las lágrimas que a comparación de las sonrisas, no duelen tanto, pero demuestro tanto que termino queriendo no sentir nada. Absolutamente ninguna emoción para seguir como un muñeco de trapo.
¿A papá le gustaría verme así?, estoy seguro que no, y recuerdo ahora el motivo por el que estoy aquí ahora, escuchando desde lejos las conversaciones lejanas entre médicos en aquel pasillo.
—Si tan sólo lo hubiera hubiera hecho más profundo —susurré desparramandome sobre la silla de plástico hasta que papá salió del salón y me preguntó si quería un helado y acepté.
Sólo para ver sus ojos brillar un poco a cada esfuerzo que hacía, esos mínimos minutos donde sentía que tal vez el error de esa ocasión valía la pena.
Era una lástima que sólo reconsiderara mis errores en esos minutos donde sus ojos se sentían orgullosos de mi y el ambiente tenso se esfumaba hasta que llegábamos a casa y Natsu sonreía por el helado que le traían de moras con frambuesas.
La cena helada parecía muy acorde a la situación, Natsu platicaba sobre la escuela y estaba emocionada por uno de los clubs de artes; cuando tuve que hablar sobre la escuela sólo dije lo normal que se sentían las clases, pero que el club de voley sorprendía, nombrando al rey de la cancha, con sus gestos de ermitaño y palabras toscas.
Si, digamos que fue la tercera noche más calmada y "alegre" que tuve desde hace años.
Aunque muy dentro de mi sabia que la felicidad era relativa, como si no existiera realmente, o quizás estaba lejos de mis límites.
—¿Y si lo volviera a intentar? —susurré con cierto escalofrío de tan sólo pensarlo
No, Shouyo. Alguien se enterará y no queremos las consecuencias.
¿Y si sólo tengo un poco?, puedo ser cauteloso, sé dónde nadie las verá.
—¿Es esta mi única solución? Aveces pareciera que lo es —mi mano sostuvo el móvil y lo dejó sobre la mesa cargando.
Mis ojos comenzaban a caer lentamente y cuando la alarma resonó, corrí por el pasillo, sosteniendo una cosa en específico, para mirar por ambos lados y supervisar que Papá y Natsu estuvieran dormidos.
El pasillo se sentía ligero cuando no tenía que sonreír a cada mirada de Natsu, mucho menos cuando solo era yo y mi tristeza traicionera. La habitación por lo contrario, se sentía más pesada de lo que quisiera, era la misma sensación que la escuela, que la sala y la cocina cuando alguien estaba a mi alrededor.
Odiaba esa sensación de estar estorbando, de no ser suficientemente importante para quedarme y charlar, esa incómoda situación que tenía cuando estaba a solas con alguien, o algún maestro se iba y mis compañeros querían charlar conmigo sobre las series más novedosas del mes.
Y aún así no podía decir que disgustaba del todo esa sensación, sólo porque me daba más motivos, alimentaba esos pensamientos que tenía muy ocultos. De esa forma podía cambiarme y tomar los medicamentos de la mañana, dos pastillas gruesas en específico, que me hacían sonreír y estar medio drogado por las mañanas.
"Buena forma de ayudar, Martha. Vieja perra"
—Buenos días, campeón —exclamó papá al verme entrar a la cocina
—Hola —susurré cuando una agitada Natsu corría y sostenía una tostada con mermelada, le daba un beso a papá en la mejilla y se despedía diciendo que volvería una hora más tarde.
Ambos la miramos salir y sonreímos un poco, ella parecía la misma niña dulce de siempre.
Aunque quizás sólo intenta superar las cosas de mejor forma.
Me despedí de papá cuando el desayuno terminó -dejando en claro que consistía en papá desayunando y yo intentando con la mitad- este me miró unos minutos para sonreír y desearme un buen día.
Una sonrisa falsa y tensa fue lo que le presenté, y corrí hasta mi bicicleta y recorrí las variadas calles llenas de campos y semáforos, hasta las pistas junto a cuadras excesivamente largas. Karasuno estaba cerca y un señor pelirubio abría una de las tantas tiendas que ahí se encontraban cerca, me miró un rato antes de exclamar que me apurara sino quería llegar tarde.
Me disculpe un rato y dejé mi bicicleta a un lado del estacionamiento y corrí por los pasillos para llegar temprano al salón. Donde un ligero escalofrío caló por mi columna vertebral y mi sonrisa decae un poco al notar que mis compañeros estaban sentados en sus respectivos sitios, y que el maestro se encontraba hablando de algo en particular.
Me miraron y me disculpe, aunque fue irónico que negara y me permitiera entrar.
—Bueno, ya que estamos completos me presento. Soy el profesor Chang y seré el que llevará a cabo su curso de Tutoría —expresó mientras se podía presenciar su nombre y días de curso sobre la pizarra
Siguió platicando con el alumnado, me miró por un rato y antes de dejar que avanzaremos al laboratorio me pidió unos minutos.
Lo vi y este suspiró— No le diré a ninguno de tus compañeros sobre tu condición, Hinata —dijo y sentí como el aire que contenía inconscientemente llegaba a mis pulmones de nuevo.
—¿Encontes que quería decirme, profesor? —dije ante el silencio incómodo.
Este pareció recordar mejor lo que quería decirme y sostuvo con una de sus manos mi hombro derecho.
—me encargué de que cambiaras tu clase de natación por otro, aparte —sonrió para mirarme a los ojos con cierta chispa positiva que tanto odiaba.
"Recuerda que estoy junto a los que quieres si nos necesitas"
Quise reírme en su cara más asentí con una sonrisa tímida y avancé a mi próxima clase, donde el profesor de química no necesito que le diera explicaciones para disculpar mi demora.
Kageyama y su clase se encontraban esparcidos junto a mis compañeros, dos de mis amigos me llamaron y con la misma sonrisa avanzo y dejo que las preocupaciones de mi mente se disuelvan, que los demonios de mi mente huyan pero reconociendo que las cosas no andan bien.
Nada irá bien aunque pretenda todo lo contrario.
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Drowning (Haikyuu!!)
Hayran Kurgu"El agua es incolora pero a la vez se ve azul. Es densa cuando le tienes miedo y no te daja escapar. Parece amigable, aveces pudo serlo. Nadie me dijo que eso podría matar a alguien" Hinata Shouyo tiene muchas cosas por ocultar de sus compañeros...