Capítulo 8

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"Hay un escalofrío que recorre mi espalda cuando las personas me miran a los ojos, por que recuerdo que son las puertas del alma y reconozco que la mía no es tan brillante como creen"


—¡¡Hinata boke!! Apresurate —exclamó el azabache mientras lo veía correr hacia el gimnasio.

Era un hecho, la semana pasada había pasado rápido a pesar de sentirse tan apagado como nunca antes. Martha era la única que reconocía mis pequeños agujeros entre la máscara perfecta, eso asustaba, papá lo sabía e intentaba ayudar. Pero creo que está de más afirmar que no funciona.

Los chicos del club rápidamente se apegaron diciendo que si me esforzaba más seria igual que el pequeño gigante; los pasos rápidos que daba con Kageyama fue un gran alivio para mi corazón.

"Hice algo realmente bueno, algo por que sentirme orgulloso"

No me gustaban las migrañas que aún seguían, he de admitir que al menos los días de hambruna habían pasado como una página antigua, ¿fue difícil?, definitivamente, era contradictorio comer como alguien normal y sentirse demasiado lleno.

De ahí las cosas parecían ir al mismo rumbo, practicaba lo mejor que podía, intentaba no vomitar mis entrañas cada que completaba un plato lleno de comida, así como las charlas de Martha parecía tornarse un tono más gris de lo habitual.

El profesor Chang estaba ahí preguntando si estaba bien, si me sentía cómodo con mis compañeros o si necesitaba algo. Yo intentaba mentirle con una sonrisa, en realidad eso hice hasta unos días.

—No sé que siento hoy, profesor —exclamé ayer en uno de los descansos.

Él me miró con los ojos abiertos pero me preguntó si sabía que significaba cada emoción del ser humano. Quise poner mis ojos en blanco instantáneamente, más dije lo que sabía de cada emoción y puso sus dedos sobre sus cabellos como un método antiestrés, creo.

—¿Crees tener alguna de esas emociones, Shouyo? —dijo y lo vi con ganas de reírme con sarcasmo y suspire en su lugar.

—Eso es lo que quisiera saber —admiti y fue lo más difícil.

Porque la mentira era que no me sentía así sólo hoy, o que durará sólo esta semana.

Era una sensación de insensibilidad que no me gustaba, una que se encontraba pegada a mi incluso desde antes de la muerte de mamá. Pero eso supongo que nadie debía saberlo aún.

"No sabría que hacer si alguien se enterara de aquello"

Las dos horas de aquella vez pasaron así, él intentando ayudarme y yo sin saber como ser ayudado. No sabía a dónde se dirigía con esas palabras llenas de realidad dulce pero ácida, había algo dentro de mi que quería confiar en él.

Un pequeño cubo de mi quería tirarse de lleno y confiar en la persona que de igual forma, estaba frente a mi jugando con los demás, en un salón más grande y considerando que éramos todos en su hora de tutoría me hacía pensar que tal vez me delataría un poco sin querer.

—chicos hoy cómo verán, haremos una actividad en un lugar diferente al habiatual—fijé mi vista a su voz y este sonrio un poco más al notar la atención sobre él.

—¿Es por eso que tiene aquellas pelotas de colores en la bolsa? —expresó una chica del salón y el profesor asintió lanzándole una de ellas.

Era rosada, parecía felpuda y se veía como lo sostenía con cuidado. Ella y todos esperamos que él explicara el juego más se quedó callado y espero a que hiciera algo con la pelota. Los minutos en silencio fueron incómodos hasta que acaricio la superficie por completo de la pelota viendo si tenía alguna apertura adjunto a alguna sorpresa.

Drowning  (Haikyuu!!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora