Capítulo 36

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"Todo el mundo está avanzando, pero ¿por qué yo sigo aquí?"
So far alway / Suga, Jk & Jin

Estaba lejos, mis emociones estaban de ruleta, mis nervios me consumían como fuego al papel. Estaba perdido, realmente destruido y siquiera sabía si habría remedio ahora. El inicio parecía incierto, totalmente nublado frente a mi queria correr y gritar cualquier cosa, cualquier emoción, simplemente gritar y estallar.

Algo me impedía hacerlo por completo. Mis manos ensangrentadas fueron demasiado lejos, podía ver las manos de él sosteniendo la cabeza de mamá bañada en sangre, para mostrarme sonriente como ella moría como la zorra que dijo que era, tan, tan lejos me sentía de mi cuerpo, todo gritaba a que callara las voces de mi cabeza y me sentía tan fuera de control.

Algo se rompe literalmente, mi visión flojea mientras se percibe un sabor metálico bajo mi rostro, un líquido caliente caer sobre mi cabeza y muchas cosas que no entendía del todo. El profesor Chang gritaba mi nombre, habían muchos pies corriendo a mi dirección, la puerta se abría, yo estaba perdido en mi ruina cotidiana pero simplemente ya no quería verlo más.

Mis ojos se cierran, no necesitaba pensar en lo absoluto. Siento sus brazos rodearme y levantar mi cuerpo como si fuera de pluma, ¿cuándo había sido la última vez que comí sin sentirme tan culpable?, no lo recuerdo, pero el aire frío sobre mi cabeza caliente parecía reflejar que todo avanzaba a mi alrededor sin ser parte de ello.

La vista de dos personas, no, cuatro personas, no, seis personas realmente estaban mirándome, corriendo detrás de quien sea que me estuviera cargando. No sabía nada pero sentía que realmente si que lo sabia todo.

Quería reírme, burlarme de mi mismo pero lo único que salían eran lágrimas; había nervios, de que si llamarían a papá, de si se preguntaran que ocurrió, ¿podría mentir? Esperaba que si, era vergonzosa esta situación, lamentable también, pero más que eso era desafortunado no haber logrado desmayarme antes.

Todo pasó tan rápido, era yo sobre pensando las cosas, golpeando mis muslos para calmarme luego de irme de la clase, quizás me demoré y los recuerdos hicieron que todo se nublada en mi cabeza.

Podía saborear la sangre que caía sobre mi rostro, ¿podría soñar algo alegre en estos momentos que corren conmigo cargado?, ¿seria siquiera capaz de imaginar algo lindo como?, no sé, un yo diferente corriendo por un campo lleno de flores naranjas y amarillas, gritando el dolor para voltear y observar cualquier cosa incomparable.

Pensar parecía suficiente, mi cabeza dolía, aunque la ansiedad era predominante más al escuchar la voz de mi padre hablándome de cosas mientras me recuestan en una camilla. ¿tan nublado quedé en mis recuerdos que el golpe no se sintió?, ¿tan fuerte había golpeado para que otras personas lo hubieran escuchado?.

—Aunque me muera en la cárcel te perseguiré si se te ocurre decir algo más, engendro —.
—¿Serías capaz? —pregunté inocente.
—Oh!, muy, muy capaz si con ello puedo volver a tenerte—.

Se acercó, con sus esposas se acercó sin percatarse de las cadenas que lo empotraban contra la mesa, se levantó y aunque quiso tocar mis cabellos grité desesperado. La policía ese día llegó, pero me sonreía y con malicia me observo sobre su hombro derecho a pesar de que los señores policías le gritaban que mirara hacia al frente.

—¡Shouyo!, mírame  —gritó un hombre tomando de mis manos. Negando sentía que me iba a morir del miedo, de mis pensamientos, del pánico al pánico, me moriría así y era tan malvado.

Grité tan alto al no ver algo, todo era blanco y borroso, tenía miedo, quería irme, quería correr. Dos pares de brazos me sostenían al intentar huir, mi abdomen dolía ante la desesperación, gritos se escuchaban discutiendo, un cabello naranja como el mío, con lentes y ojos muy preocupados se encontraron en mi visión, parecía llamarme como antes.

La voz conectó en mi cerebro con la vista de mi padre, una de mis manos eran tomadas por la de él y me susurraba que todo estaría bien pronto, que resiraria profundo, todo estaría bien pronto.

Parecía que nada más que eso importaba ahora, estaba más allá del aterrador recuerdo y aún así recordaba más cosas en mi subconsciente. Estaba lejos, me sentía así de todos modos, ¿ocurrirá algo a partir de aquí?, ¿tendría tan mala suerte luego de esto?, anhelaba que no, anhelaba perder la memoria en todo caso, sería divertido olvidarlo todo.

Miré a mi padre y me rectifico, no, lo mejor no sería olvidarlo todo, no cuando él al fin consiguió el año pasado un buen trabajo, no cuando él y Natsu parecían estar muchísimo mejor ante todo ello, no cuando al fin puedo sentir sus abrazos luego de tanto que lo esperaba.

No, seria difícil olvidarlo ahora a él y a Natsu, a ellos y a los compañeros de clase delante de mi, a todos ellos y al voley.

Tenia una gran jaqueca al ver una luz brillante, aparentemente estaba ahora en una camilla dentro de una habitación, con mi brazo izquierdo conectado a un filtro, la ventana a mi derecha estaba cerrada por cortinas color crema y el olor a alcohol y limpio no me brindó la calma que esperaban dar.

Papá estaba dormido en la silla al lado izquierdo de la cama, tenía una ligera mancha de saliva en la comisura de sus labios y una pronunciada ojera en cada ojo hinchado por las lágrimas. Tadashi y Kageyama estaban sentados frente a mi en unas sillas descartables, dormían y como papá también tenían el mismo ceño entre sus cejas y los ojos hinchados.

El dolor en mi frente hizo que papá se levantara, preguntando si quería agua o algo así, yo sólo asentí ante la botella de agua frente a mi al quitarme la cosa para respirar que tenía en mi rostro, papá quería saber muchas cosas, creo que platicamos entre susurros y respiré profundo cuando al decir el porqué supongo ocurrió el golpe en mi cabeza él parecía querer más y más respuestas.

—Él me tocó a los ocho años —susurré rápido. Cómo si fuera algo que cualquiera pudiera informar como un chisme, cómo un secreto que hubiera preferido jamás admitir, cómo el constante trauma que me dio verlo prometer mi muerte si llegaba a darle más problemas aparte de la muerte de su hermana/ mi madre.

Él lloró y sus hombros temblaban mientras ocultaba su cabeza entre los mismos que estaban sobre mi muslo izquierdo cubierto por la sábana del hospital. Tadashi parece que lo escuchó porque preocupado lo consuela sin saber el motivo de sus lágrimas, yo quería llorar con él, acariciaba su cabeza con mi mano temblorosa, ligero, suave, dulce y cálido fue todo lo que sentí en él y en los dos que me hablaban preocupados.

¿Debería decir la verdad?.

¿Pero si me juzgan?.

Será peor si lo oculto de nuevo.

No peor que decirlo y ser juzgado.

—¿Hinata Ha-e? —abrió la puerta un doctor, mi padre se limpia las lágrimas y al ver el doctor de la situación y que de que estaba despierto pedía conversar con él a solas para llamar a una enfermera y pedirle a mis compañeros que me esperaran fuera de la habitación por unos minutos.

La enfermera me ayudó a moverme, sentado la observaba desinfectar mis heridas en la cabeza y no tan sorprendentemente, mis muslos que se encontraban también vendados.

Parecía que de nuevo había cometido el mismo error. Papá me observo en el margen de la puerta cuando tuve mis nuevas vendas y me acomodaron para sentarme en la camilla que me encontraba.

—Perdóname. Shouyo perdóname —dijo mi padre y parecía que la culpa era repartida en dos ahora.

No era lo mejor, pero saber que él me abrazaba como si de algo extraordinario se tratase. Se sintió bien, quizás si todos me desprecian al menos lo tenía a él cuidándome.

Eso podría llamarse como autoconsuelo fase uno.


Drowning  (Haikyuu!!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora