Capítulo 11

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"¿Y si dejamos de pensar por un día? ¿serías capaz de soportar todo lo que hay detrás?. Aveces creo que yo no"


Llovía, el clima era una mierda y ver esos ojos azules gritándome sobre lo despreocupado que era al no tener un chaleco más acogedor era lo único que me hizo sonreír ni bien entré al club un viernes por la mañana.

Nishinoya gritaba con Tanaka sempai detrás de mi, saludando con unos gorros y guantes, Kageyama me miró y sólo resople ante sus pensamientos incrustados en su frente.

-No es como si me fuera a morir de hipotermia o algo así, cálmate Kags -exclamé mientras me quitaba la casaca ligera y mostraba una camiseta de algodón manga larga, podía verlo bufar y mi sonrisa que jamás se fue sólo incrementó.

El poste y el chico de pecas aparecían y los de tercer año me preguntaban el porqué no tenía frío a pesar del clima que se sentía en la cancha y alcé mis hombros buscando la respuesta a eso.

-Supongo que no me afecta el frío -dije y ellos comenzaron a llamarnos para dejar nuestras cosas y realizar el calentamiento.

Donde aunque quisiera, no podía evitar pensar que el invierno era realmente bello, las gotas de lluvia sobre los vidrios, el aire helado que cala nuestros huesos y sobre todo, la sensación de tristeza en todo el mundo. Eso me hacía sentirme cómodo, era el cálido momento en el que era igual a los demás, con sus mismas sensaciones y no se podían evitar algunos detalles que en verano jamás me lo permitiría.

A mamá y a papá no les gustaba esta temporada en particular, recuerdo que de pequeño decían que sólo las personas tristes aman el invierno. No podía evitar contestar que quizás tenían razón, quizás no.

Sólo para despistar mi rareza. Tal vez para disimular mis emociones.

Sabía bien que Natsu amaba la nieve, pero odiaba tener que ponerse muchas cosas para no enfermarse en esta temporada, así como le gustaba mi rostro quedaba sonrojada por el frío y se quedaba con la punta de la nariz en un matiz melón rosáceo hasta mucho más tarde.

¿Los chicos serán aquellos que prefieren estar a la luz del sol con muchas cosas frías?

-Hinata, tenemos que practicar las recepciones -dijo Sugawara y mi cuerpo se movía quedando frente a frente.

Con sus manos grandes y dedos largos sostenía la pelota y me la pasaba, esta daba muchas vueltas antes de caer en los antebrazos; era obvio que el impacto dejaba marca rojizas y que el ardor era difícil de ignorar tras la secuencia de las mismas -gracias al señor cajita de leche- junto a los saques y bloqueo de remate.

No es que me quejara, creo que estaba siendo mimoso en pedir a cada rato que me la colocara, y aún así lo hacía, sabiendo que si tiraba a mi suerte unos buenos gritos serían los que recibiría. No me gustan los gritos, supongo que si ocurre me las tendré que tragar.

Todo era incoloro, tal vez era yo y mis rarezas, pero mientras ellos sonreían no podía evitar pensar "¿soy el único que ve el mundo así? ¿Por qué no puedo conseguir ser como ellos por un día?" Quedándome atrapado en la misma ruleta sin salida.

-Hinata boke, el capitán dice que comencemos con los remates -gritó mirando a otro lado con la pelota en manos.

A pesar de la opacidad del lugar, del vacío sobre mi cuerpo y mente, no evité emocionarme por saltar y sentir que estaba lejos por una vez del abismo. Lo miré y cerrando los ojos dejé que guiara mi camino interconcectando la pelota.

Y bam!

El sonido de la pelota sobre el suelo, aquel simple impacto hacia que mi día se viera un poquito menos gris, sólo un poco. Kageyama sonreía aunque al mirarme me daba la mirada de "no creas que haré esto seguido, andas de suerte" pero se veía tan gracioso con esas cejas fruncidas y labios semi doblados a un lado que reírme fue mi única solución ante el nerviosismo.

Drowning  (Haikyuu!!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora