"Eres un consuelo constante, pero aveces simplemente no dejas de pasar por mi cabeza y es triste, me pone triste, y sé que eso te hace llorar"
El amor que le tengo era gigante, por ella podría hacer las cosas que no haría en mi sentido común, era el enchufe de las ideas alocadas y sin embargo no me arrepentiría si al volver a verla me pidiera volar juntos a lo más alto de un puente.
Yo lo haría, correría incluso con nuestras manos sujetas y entrelazadas. Sabía que ella sabía que era capaz de protegerla cuando pude, creo que incluso podía escuchar los susurros pidiéndome que la perdonara por no ser ella la que me protegiera. ¿Habría una forma de volver a verla sin hacerlos llorar? me pregunté una vez en clases de mi tercer año en primaria. Y nadie pudo consolarme, no era que lo supieran, pero sabía que no podrían de todas formas.
Su rostro se visualizaba en algunos sueños, se le veía desconcertada, aterrada mirando atrás de mis hombros y abría la boca, sus ojos se abrían con un brillo opaco, las pupilas dilatadas mientras con la boca hacia un gesto de advertencia y su nariz se arrugaba cuando una mano empujaba mis cabellos hacia atrás.
Todo cobraba sentido mientras más dormía, así que recuerdo tomar medicamentos para dormir seguido, aunque no las necesitara, aunque no me ayudaran para nada, las tenía conmigo para cada noche e ir a verla de nuevo.
Una semana y nadie parecía notarlo, papá me miraba y preguntaba casualmente si me sentía bien.
Dos semanas y las ojeras entre mis párpados no podían negar que algo ocurría, Martha no estaba así que no pudieron hacer sesiones y sólo pude platicar con papá, no es que no ayudo, pero no me sentia cómodo.
Un mes y sentia que si no tenía esos medicamentos no podría dormir por mi cuenta, no podría verla. Me sentí ansioso por tomarlas a cualquier hora del día, mis notas iban bajando de picada y sólo sabía que el rostro de ella frente a mi, sentada de rodillas, esperándome con una sonrisa triste se convertía de a pocos en una versión moribunda de su ser.
Y grité cuando un día sólo vi cenizas mientras la sangre recorría mi frente y sus manos seguían sosteniendo mis cabellos.
—¿Hinata-Kun? —exclamo alguien y sonreí preguntando que ocurría.
Mi visión volvía y dos compañeras me preguntaban si podía ayudarlas con una materia, acepté recordando que era la hora de receso mientras mis compañeros adelante de mi me miraban preocupados.
Histuno estaba lejos de mi, lo cual fue raro hasta que juraba ver el rostro de un monstruo parecido a ella en vez del rostro de mi compañera. Y por dentro creo que grite demasiado fuerte, pero por fuera pude apaciguar la apariencia de espanto mientras las veía despedirse.
Corria por los pasillos, mirando detrás de mí algunos monstruos persiguiendome, moviéndose hasta que cerraba la puerta de uno de los baños y me senté en el suelo, tapando el retrete no dudé en inclinar mis brazos cruzados para pegar mi cara sobre ellas. Los sollozos no pudieron quedarse atrás ante la desesperación, así como la sensación de que me faltaba el aire, y mis manos sostenían mi camisa pero sólo eran simples rasguños ante el susto que sentía.
Arriba y abajo, derecha e izquierda, mis ojos se giraban a todos lados buscando el responsable de la sensación fría tras mi espalda, moviendo mis pies en el pequeño espacio, aún sentado pero con las rodillas pegadas a mi abdomen.El timbre de reinicio de clases sonaba, y yo no quería ingresar al salón sin saber el porqué.
Como si fueran a devorarme cuando llegue.
Como si fueran a juzgarme cuando me siente.Los susurros en mi cabeza estaban acumulados y alborotados, diciendo tantas cosas que solo podía pensar en que se callaran y me dieran un respiro. Mi respiración agitada comenzaba a reaparecer, jadeos rápidos se iban a oír y ya no importaba, el aire estaba entrecortado con el hecho de pensar en volver y a la vez con el significado de quedarme aquí con mi propio cerebro.
No quería ninguno y tomar una decisión no ayudó para nada.
El timbre de ese tiempo que había perdido resonó, y se escuchaban los pasos de alguien correr buscando entre las puertas algo que olvidaron.
Uno dijo entre susurros si quizás eso estaba donde yo me encontraba, tener mis piernas sentadas en el suelo no soluciono demasiado el asunto. El mismo que susurró tocó la puerta a ligeros golpes preguntando si era yo.
Asenti con la cabeza antes de recordar que ellos no me veían, entonces susurre que si, sólo un simple mareo.
Ambos frente a la puerta parecieron no creerme, preguntando si les permitiría pasar o hacer que nos viéramos cara a cara en algún caso remoto. Yo acepté abriendo la cerradura de la puerta y escucho como sostienen la misma y la abren despacio, con mucha calma, para vernos a los ojos.
Sus rostros estaban más blancos que un trozo de papel, se sentaron y preguntaron si quería agua o algo así. Yo sólo negué respirando de a pocos, aunque en realidad prefería estar solo.
Algo dentro de mi me gritó diciendo que e dejara ayudar. Y estaba muy cansado para simplemente pelear conmigo mismo mientras los dos chicos sentados frente a mi me entregan una botella de agua y el otro toca mi frente, al ver que no tenía calentura de más dijo entre susurros que iríamos a la enfermería.
Me alzaron entre los dos con mucha facilidad, tanta que parecía que iba a volar en algún momento si me soltaba de su agarre, entre los tres charlamos entre los pasillos hasta que uno de los enfermeros nos observó y les mandó a los chicos ponerme en una camilla a la par que lo veíamos sostener algunas cosas como una linterna y un termómetro.
Preguntó el motivo de estar aquí conmigo esperando, ellos dijeron lo que ocurrió, y solo pude bajar la cabeza totalmente avergonzado sin poder controlar las flamantes lágrimas que se acumulaban en las esquinas de mis ojos.
El chico les pidió retirarse por un momento a mis compañeros, ellos me dijeron que gritara si algo iba mal o si quería su ayuda, que estarían afuera esperando fue lo que dijeron para salir y el silencio entre el enfermero y yo lo hizo suspirar resignado.
—¿Cómo te llamas, chico? —preguntó mientras veía el historial médico luego de revisarme con las cosas y ver que no tenía nada aparente.
—Hinata Shouyo —susurré quedo.
El sonido de las hojas moverse ayudó un rato a calmarme, hasta que lee una información y al mirarme pregunta cuando fue la última medicación que tuve para mi ansiedad.
Y todo parecía cobrar sentido. El miedo, las ganas de correr de un lado para el otro.
¡Me había olvidado de mi medicamento más importante!
Quería golpearme a mi mismo por ser tan idiota. Y creo que el médico lo notó ya que sólo susurró que tenía un calmante, advirtiendo que demoraría el efecto y que no e acostumbrara a olvidar tomar mis medicamentos para vez.
Lo vi moverse y entregarme una cápsula pequeña de color crema junto a un vaso de agua fría frente a mi.
La quedé viendo un rato, creo que fue largo ya que el médico me preguntó si podía tomarlo por mi cuenta o si me sentia mareado, no entendí el motivo de esas palabras, pero pude sostener con voluntad esa cápsula y tomarla de un tirón.
Lo vi mirarme con ciertos giños de melancolía, no quería comprender las cosas extrañas que veía en mi para platicar, pero mis compañeros llegaban con mis cosas cuando el timbre de salida resonó, preguntaron si iría de todas formas al club y aunque el enfermero dijo que no debería hacer mucho esfuerzo si me sentia mal de nuevo, yo sentí ciertos escalofríos verlos.
Pensando que me preguntaran sobre Minamo, yo no quería hablar de Minamo y su llamada.
Y corrí con mis compañeros intentando llegar a un punto para despedirnos, alejarnos y ver desde lejos a Kageyama con Tadashi platicar mientras Tsukishima los acompañaba en silencio.
¿Había algo que olvidé hoy? Pensé que si hasta que avancé hacia el vestíbulo y vi aquellas líneas frescas sobre mis muslos.
Aquella sensación de suciedad me empañó hasta que alguien ingresó y le sonreía saludando como si nada hubiera ocurrido antes.
Quizás eso sea lo mejor de todos modos.
ESTÁS LEYENDO
Drowning (Haikyuu!!)
أدب الهواة"El agua es incolora pero a la vez se ve azul. Es densa cuando le tienes miedo y no te daja escapar. Parece amigable, aveces pudo serlo. Nadie me dijo que eso podría matar a alguien" Hinata Shouyo tiene muchas cosas por ocultar de sus compañeros...