Capitulo 22

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"Me gusta cuando llueve porque puedo derramar unas cuantas lágrimas y decir que son gotas de lluvia chispeante sobre mi rostro sin sonar sospechoso"


Cuando el receso terminó me fijé detenidamente en lo mucho que sobraba de mi almuerzo que compré por el apuro. Tadashi charlaba con Tsukishima mientras Kageyama escuchaba todo con atención y murmuraba algunas cosas sobre las mismas, siendo una charla de tres muy amena a decir verdad.

Se les escuchaba reír mencionando mi nombre para saber que opinaba, yo sólo pude sonreír y decir que no tenía nada que decir porque lo que comentaban era algo que opinaba de igual forma, fue un gran escape, se sintió como uno demasiado gordo y pesado.

La bolsa que tenía entre manos con aquellas cosas que me sobraban fueron puestas en un tacho de basura; se sintió horrible, me sentí completamente frustrado, y sin embargo segui sonriendo mientras les hablaba. Cómo si realmente hubiera almorzado todo y lo único que dolia en esta situación era como me creían fielmente dicha mentira.

Parecía que sólo me llamaron para no hacerme sentir excluido cuando no era necesaria tanta farsa.

Así me sentía. Así no pude dejar de sentirme.

Mi estómago burbujeaba entre los ácidos y ya sentia la acidez sobre mi garganta, mis manos temblaban sosteniendo firmemente mi teléfono.

Y ahora, cuando terminó el receso, me encontraba despidiéndome de los demás corriendo con apuro a mi salón, donde mi rostro está muy cerca al de Hitsuno y eso no podía ser peor a cualquier otra cosa que me pudiera ocurrir desde ya.

—Quitate de mi camino —dijo empujando mi cuerpo a un costado

Ignoré cómo mis compañeros cercanos preguntaron si me sentia bien con esta situación, yo aproveché toda esa sensación de amargura para decirles.

—No es cómo si realmente me afectara —dije con tranquilidad para sostener mis cosas y esperar a que el profesor ingrese al aula.

Curiosamente esto no sucedió, y varios se unieron entre grupos cercanos a sus asientos para charlar y hacer algo divertido entre sí. Mis compañeros de adelante voltearon y me hicieron charla sobre las cosas de sus clubes y otras cosas en general que nos gustaban a los tres.

Comenzamos con menciones de nueva  música hasta controversias políticas y teorías conspirativas sobre algunas cosas de la gran élite. Ellos tenían certeza de algunas mientras que en otras simplemente quedábamos en la idea de que son suposiciones tontas.

La campana de salida resonó y los tres nos sorprendimos al notar junto a los demás que los profesores de esas horas tampoco habían asistido al salón, una pequeña parte de mi sabia que no había nada de bueno en que falten, pero otra les agradecía ante un pequeño descanso inconcluso de mi mismo.

Ellos me acompañaron hasta cierto punto cerca al gimnasio donde nos separamos y a pesar que sonreí, me sentía más decaído que nunca, sin saber si era porque estaba negandome a tomar los medicamentos, era porque ya no quería absolutamente nada de lo que estaba frente a mi.

Los chicos estaban charlando entre risas mientras se cambiaban, otros muchos temblaban diciendo si habrían realizado bien sus exámenes y yo sólo quería sacar algo de esa alegría que les muestro para hacerla realidad y relajarme con ellos.

Quería unirme al chiste que hacían entre los demás y pasar un buen rato como alguien completamente normal.

Sin sentirme como un estorbo bueno para nada, lo que realmente me hacía odiarme a mi mismo por ser una rareza que jamás será aceptada. Y quise llorar mientras seguía viéndolos de lejos, algunas lágrimas recorrieron mis mejillas sorpendiendome se sentirlas tan relajantes sobre mi, mis dedos tocaron suavemente las mismas, con ese enojo de mostrarme de esa forma voltee mi cuerpo antes de que alguien pudiera verme, y corrí demasiado rápido hacia algún lado para esconderme de cualquier persona que pudiera pasar por aquí a estas horas.

Quiero escapar, necesitaba esconderme de ellos, de esas sonrisas tan sinceras, de las mentiras tan bellas que decía y sobre todo quería huir de mi propio cuerpo e incrustar mi Alma en otro completamente diferente.

Escapar era una opción, pero no para alejarme de esta soledad que siento atravesar y corromper todo lo que se supone que conforma un yo en definitivo.

¿Fui algo diferente realmente?, ¿porque siento como si cada pequeño error en mi pesara tanto ahora?, ¿a alguien le importaría si decido no ir a ningún lado? ¿sí simplemente me quedo en mi cama a alguien le importará?, ¿porqué no puedo ser diferente?, ¿porque demonios no puedo ser como ellos, que sonríen y se divierten como alguien normal?, ¿es realmente mi culpa ser así?.

Un sollozo resonó en toda la azotea, la cual me percato que es donde me encontraba sentado muy pegado a la pared, otro sale enseguida sigo pensando y analizando; había algo que me hacía gritarme para detenerme, que realmente no valía la pena ponerme a llorar, pero había otra voz, una mucho más suave y tenue que me suplicaba que simplemente me dejara ser, que dejara de mentir e hiciera las cosas que realmente quería hacer, que dijera lo que verdaderamente quería decir.

Pero es difícil desquitarse de ese peso sobre mi cabeza contra mi delgado cuerpo que parece no soportar los temblores estremecedores que se mezclan entre cada pieza de mi.

Mi mochila y la maleta de deportes estaban frente a mi, y observo el cielo lluvioso como si fuera una salvación a mi tristeza, pero a la vez quería odiarla por gustarme tanto y ser parte de nuevo de dicha rareza que jamás comenzó desde que ese señor vino ese 21 de Julio a las tres de la tarde con cincuenta y ocho minutos.

Mis ojos se abrieron al recordar desde cuando y negaba con mi cabeza riéndome por la corta edad y por el hecho tan insignificante ahora del motivo de toda esta mierda.

—No, Shouyo, esa mierda no pudo comenzar por eso, definitivamente no —susurré juntando mis rodillas y tocando mis cabellos con demasiada suavidad para ser yo.

Y me sentí menos yo cuando volví a observar el cielo grisáceo y recordé una que otra cosa que pensé que había olvidado y aparentemente si que lo había hecho.

Era un mal momento para recordar, y otro aún peor para darme cuenta que podría ir al gimnasio y tratar de actuar con normalidad, o llamar a mi padre para que me recoja sin que me haga preguntas al respecto.

Algo dentro de mi quería de nuevo sentirme seguro entre los brazos de mi padre.

Pero mis muslos ya dolían por los rasguños que delinearon otras líneas rojizas que se deslizan a través de mis piernas.

Y eso me hace sostener mi teléfono y pensar cual de las dos ideas que tengo debería hacer primero. 

Drowning  (Haikyuu!!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora