✪Trîgintâ ûnus✟

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YoonGi cumplió con lo que había dicho. Iba a casa de TaeHyung para ver cómo se encontraba JungKook. En esos momentos no le importaba nada más que el pelinegro, su mente estaba tan enfocada en él que tuvo que llamar a la señora Lee y decirle que se encontraba enfermo solo para que le diera un par de días libres.

Desde el minuto en que su jefa aceptó, YoonGi prácticamente vivió en esa casa los últimos días. Él era quien cuidaba de JungKook y se quedaba a su lado esperando a que el pelinegro abriera los ojos. Incluso había mantenido su celular apagado para no enfocarse en nada que no fuera Luzbel.

Le gustaba cuando estaban solos porque todo era mucho más tranquilo. Y odiaba cuando TaeHyung y SeokJin llegaban de trabajar, porque luego de aquella discusión se notaba aún esa tensión y atmósfera pesada entre ellos. Probablemente porque aún no hablaban de ese tema.

Para suerte suya, ese día aún faltaban unos veinte minutos para que alguno de los dos llegara a casa. YoonGi había terminado de cambiar las gasas que cubrían las heridas del pelinegro (las cuales ya estaban casi cerradas) y luego de ello, se sentó en una silla al lado de la cama.

Con cuidado llevó su mano al cabello de JungKook, retirándolo de su rostro.

Jamás había visto a JungKook en una postura tan indefensa, y ciertamente jamás creyó que lo haría.

No podía mentir, le dolía verlo así.

—Lo siento —susurró, como lo había estado haciendo los últimos dos días.

De alguna manera se sentía culpable. La noche en que sucedió todo eso se suponía que irían a la fogata y estarían juntos, pasándola bien. Pero él tuvo que dejarse llevar por sus estúpidas emociones. Y si él no lo hubiera dejado solo, si no hubiera estado huyendo de él... si se hubiera mantenido a su lado, probablemente esto no estuviera pasando.

No es que él supiera con exactitud lo sucedido, pero ahora que las cosas ya estaban hechas, solo veía maneras en las que pudo haberlo evitado, y eso solo le hacía enojarse aún más consigo mismo.

Su mirada se perdió en el rostro del pelinegro. Era difícil para él verlo en ese estado, pero tampoco podía dejar de hacerlo. No quería moverse de ese lugar, quería estar ahí al menos hasta que JungKook despertara.

Se sentía tan impotente porque sabía que no podía hacer mucho por él, solo esperar.

Los minutos transcurrieron sin que YoonGi se diera cuenta, de hecho reaccionó hasta después de que escuchó la puerta principal de la casa.

Le dirigió una última mirada al pelinegro, antes de ponerse de pie y caminar hacia la sala, donde ya tenía una idea de con quién se encontraría.

—Traje comida —anunció TaeHyung, dejando la caja de pizza sobre el comedor.

—Gracias... pero no tengo hambre.

—No debes cuidar solo a Luzbel, debes cuidarte a ti también. Apuesto a que ni siquiera has almorzado.

YoonGi no respondió, pero eso solo le dio la razón al castaño. Suspiró. Al ver que YoonGi no haría nada, él mismo entró a la cocina para lavarse las manos, regresó al comedor poco después, sujetando un plato vacío. Abrió la caja de pizza, tomó dos rebanadas de esta, las colocó en el plato, y luego se lo tendió al menor.

—Come —ordenó.

Algo dubitativo, YoonGi tomó el plato con comida. Ciertamente no tenía nada de hambre, pero quería ser agradecido con TaeHyung. Porque a pesar de que el castaño no estaba de acuerdo con muchas cosas y se había vuelto algo duro con ellos, siempre mostraba cierto grado de preocupación hacia él y su hermano.

La Tristesse du Diable ✦ ≪KookGi≫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora