—Bien, ya estás despierta.
Mikhael cerró la revista y la dejó sobre la mesa de centro, lugar donde la había encontrado, para brindarle toda su atención a la persona que había permanecido acostada en la cama.
La chica arrugó el entrecejo y llevó una mano a su frente tan pronto sintió un poco de dolor de cabeza. Había despertado con resaca. Mala idea para iniciar la semana.
Se incorporó lentamente. Paseó su mirada por toda la gran habitación, hasta toparse con el hombre que estaba sentado sobre un sofá individual, inexpresivo y con las piernas cruzadas.
Lo reconocía, era el tipo que intentó ayudarla con su compañero de trabajo la noche anterior.
—¿Dónde estoy y qué haces aquí?
—Intenté ayudarte en conseguir un taxi anoche, y en medio del camino te dormiste, como una piedra —recalcó—. No quisiste decirme tu dirección antes de eso, así que estamos en un hotel. Bueno, básicamente aquí es donde estoy viviendo por ahora.
La rubia bajó la mirada hacia su propio cuerpo, asegurándose de que seguía con la misma ropa que llevaba anoche. Cuando así fue, volvió a concentrarse en el desconocido.
—Y tú... ¿dormiste en esta cama también?
—No, he estado en el sofá todo el tiempo. No debes preocuparte, no soy como tu amigo. Puedo asegurarte que ni siquiera me interesas.
—¿No? —cuestionó—. Entonces, ¿por qué hiciste el esfuerzo de traerme hasta acá? Nadie hace nada sin esperar recibir algo a cambio.
—Yo lo hice. Se llama humanidad, pero creo que tu especie perdió el significado.
—¿Mi especie? —preguntó extrañada.
—Como sea —se puso de pie—. Tengo asuntos más importantes que atender que estar cuidando a un insignificante humano.
—¿Disculpa?
—Pareces estar bien, así que me iré ya. Puedes quedarte cuánto quieras y pedir comida a la habitación, no te preocupes por el dinero.
—Oye, espera —lo detuvo en cuanto lo vio caminar hacia la salida—. ¿Eso es todo? Primero dices que me ayudas por humanidad, ¿y ahora actúas como todo un soberbio?
—Por nada —respondió con ironía—. Ah, y por cierto... deberías limpiarte un poco —señaló su rostro.
La chica tocó su mejilla derecha con su dedo anular, y al ver la yema de su dedo, se dio cuenta de que todo su maquillaje en el área de los ojos se había corrido. La sonrisa altiva del contrario le hizo sentir algo abochornada.
—Eres muy ingenuo o muy estúpido como para dejar a solas a un desconocido en el lugar donde te estás quedando —contraatacó.
—No me das miedo. Además, no hay nada de valor aquí, en caso de que quieras robarme —se alzó de hombros—. Me voy.
—Espera.
—¿Qué? —preguntó algo exasperado al detenerse de nuevo y girarse hacia ella.
—¿Al menos me dirás tu nombre antes de irte?
Mikhael desvió la mirada ante esa pregunta que lo había tomado por sorpresa. No se tuvo que martirizar en pensar en algún nombre falso puesto que ya lo tenía. Es solo que se sentía raro tener que decírselo.
Había dicho ese nombre en ocasiones muy irrelevantes a su parecer, como cuando tuvo que alquilar esa habitación con papeles falsos. Sin embargo, esta ocasión no le parecía irrelevante en lo absoluto; la chica no lo preguntaba de manera superficial, contrario a eso, se veía muy interesada en saberlo.
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La Tristesse du Diable ✦ ≪KookGi≫
Fanfiction❝Cualquiera pensaría que el diablo disfrutaba de ser él; un ser poderoso, con su propio reino y que gustaba de torturar a los que llegaban a él. Alguien que no sentía pena, empatía, consideración, y que solo le gustaba seducir a los humanos para ll...