❝Cualquiera pensaría que el diablo disfrutaba de ser él; un ser poderoso, con su propio reino y que gustaba de torturar a los que llegaban a él.
Alguien que no sentía pena, empatía, consideración, y que solo le gustaba seducir a los humanos para ll...
Cuando YoonGi se aseguró de que JungKook no estaba a la vista, detuvo su caminar. Por supuesto, todavía a un lado en la acera, pues no era tan idiota como para ir a un lugar privado con su ex.
—NamJoon, ya habíamos hablado de esto.
—No. Tú te fuiste antes de que pudiéramos llegar a algo.
—Lo nuestro no va a cambiar —suspiró. Aguardó unos segundos antes de llevar su mano a la mejilla del mayor. Quería ser claro, pero no lo haría con palabras tan hirientes o que pudieran desatar su enojo ahí mismo—. Nam, yo... aún siento aprecio hacia ti, de verdad lo hago. Pero lo nuestro no puede ser.
—¿Por qué no?
—Porque me lastimaste, de tantas maneras que ni siquiera las puedo contar.
—YoonGi, es por eso que quiero cambiar —insistió.
—No —negó con la cabeza y, acto seguido, le devolvió el ramo de rosas. NamJoon no quiso tomarlo de vuelta por lo que YoonGi básicamente lo obligó, tomando su mano y haciendo que sujetara el ramo—. Podrás hacerlo cuando conozcas a alguien más que esté interesado en ti... —sonrió levemente—. Pero no conmigo. Lo siento, Nam, pero no eres lo que necesito en mi vida.
—YoonGi, por favor —lo tomó rápidamente de la mano cuando lo vio emprender camino hacia la misma dirección por donde habían llegado.
YoonGi le dirigió la mirada solo una última vez. No dijo nada a pesar de que veía a NamJoon verdaderamente arrepentido, solo se soltó del agarre y continuó caminando.
Por supuesto, al volver a la tienda de conveniencia, JungKook ya no se encontraba allí. Cosa que podía entender completamente después de lo que había dicho.
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La noche de la primera presentación de la banda había llegado. El bar estaba lleno de personas con disfraces de todo tipo. No solo habían invitados de la cumpleañera, sino también invitados de familiares y amigos, por lo que el establecimiento ya no daba para más. Aunque sobraba decir que la cumpleañera estaba más que feliz con su gran celebración y la temática de la fiesta.
Era cerca de ser medianoche, por lo que el show de los chicos había terminado y ahora la música se reproducía a través de varios parlantes. SiWon los había invitado a quedarse y disfrutar de la celebración. Fue algo a lo que ninguno pudo negarse, a excepción de JiMin.
A JiMin se le revolvía el estómago con solo ver a EunWoo coqueteando con Roseanne, la chica que estaba tomando temporalmente el puesto de WheeIn en la banda. Hasta podía jurar que EunWoo lo hacía tan descaradamente solo para que él los viera. Y de cierta manera ganó, porque JiMin no soportó estar allí ni un minuto más.
Era verdad, EunWoo había hecho todo enfrente del rubio a propósito. Sin embargo, ahora que se había ido, las cosas habían dejado de parecerle tan divertidas, y un sentimiento de culpa se había instalado dentro de él.
