✪Trîgintâ duo✟

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La luz del día estaba haciendo acto de presencia en Taipéi, Taiwán.

Gabriel, quien se encontraba en el Parque Nacional Yangmingshan, soltó un pequeño bufido cuando vio a Mikhael vestido como humano

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Gabriel, quien se encontraba en el Parque Nacional Yangmingshan, soltó un pequeño bufido cuando vio a Mikhael vestido como humano.

—¿Qué? —se alzó de hombros—. Tengo que encontrar la manera de pasar desapercibido entre tantas personas.

—Como sea —le restó importancia—. Eso es lo de menos. Vamos a lo importante: ¿cómo va tu búsqueda?

—Bueno... —se detuvo para apreciar el paisaje antes de regresar a su hermano—. Digamos que tengo noticias buenas, neutras y malas. La mala es que aún no sé dónde está el eslabón perdido, pero aquí es donde viene la neutra, y es que tengo el presentimiento de que está cerca, algo me dice que no está fuera de este continente —sonrió altivo—. Pero vamos a la noticia buena. Digamos que encontrar a Luzbel fue mucho más fácil que encontrar a Semyazza.

—¿Encontraste a Luzbel? —dio un paso hacia su hermano, completamente interesado en la información que le estaba brindando—. ¿Dónde está ahora? El eslabón perdido debe estar con él.

—Cuando lo encontré solo estaba él —respondió despreocupado—. Pero al menos eso me dio la oportunidad de saldar cuentas antiguas.

—No entiendo a qué te refieres.

—Hablo del castigo que debió recibir eones atrás —exhaló, inclinando la cabeza hacia atrás para observar el cielo—. Digamos que ya no puede hacer uso de sus alas.

—¿Qué hiciste, Mikhael? —la situación había dejado de parecerle divertida en lo absoluto—. ¿Le cortaste las alas? —preguntó, en verdad deseando que el contrario lo negara.

—Si se le puede decir así —volvió a alzarse de hombros.

—Mikhael —caminó hasta quedar a dos pasos de su hermano, sintiéndose completamente indignado—. Ese no era tu trabajo. Tu trabajo es encontrar al eslabón perdido. Si recurrías a Luzbel, era solo para saber dónde estaba, no para atacarlo directamente a él.

—Ocúpate de tu propio trabajo, y no me digas cómo hacer el mío —Mikhael había dejado de mostrarse desinteresado, para responder con palabras frías, y hasta cierto punto incluso sonaban amenazantes.

—Estás volviendo toda esta situación algo personal —su mirada oscura y penetrante no se separó en ningún momento de la del contrario—. Dime, hermano, si no puedes controlarte para tomar las cosas en serio, regresa a casa y haré que alguien más se encargue de esto por ti.

—No necesito que nadie me cubra —soltó, tajante—. No voy a mentirte, no siento remordimiento alguno porque sé que se lo merecía.

La Tristesse du Diable ✦ ≪KookGi≫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora