✪Quînquâgintâ ûnus✟

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—Esto... –esbozó una pequeña sonrisa nerviosa y a la vez incrédula—. Esto debe ser una broma, porque es una completa locura.

La suave sonrisa que el ilusionado de JungKook había mantenido en su rostro, se fue borrando poco a poco al recibir esa respuesta por parte del hombre al que amaba.

Por un segundo pensó que quizá no había escuchado bien, pero esa suposición se esfumó cuando YoonGi lentamente fue zafándose del agarre de sus manos.

Silencio. De repente todo se volvió tan incómodo. JungKook seguía arrodillado, pero ninguno de los dos podía siquiera verse a los ojos. Tampoco se pudo poner de pie hasta un par de minutos después, cuando pudo disimular un poco el dolor en su corazón y lo estúpido que iniciaba a sentirse.

—Yo creí que... tú me querías... — murmuró, con la mirada gacha. Sabía que tal vez lucía aún más patético al decir eso, pero tampoco quería quedarse sin saber los motivos.

—No hagas esto. Por supuesto que te quiero —respondió con sinceridad—. Pero, ¿Escuchas lo loco que suena esto? JungKook, yo... —balbuceó un poco—. No puedo. Acepto que seas el diablo, acepto quererte sabiendo eso... pero yo... apenas hoy he podido decir sin temor a nada que eres mi novio. No puedes traerme aquí, decirme toda esta verdad sobre mi familia, sobre mi verdadera procedencia, para luego esperar a que lo acepte de un segundo otro y aceptar que me vaya al infierno contigo... esto es... demasiado para mí... yo... —negó con la cabeza varias veces, sintiendo la respiración algo pesada. JungKook sabía que se estaba alterando, pero cuando quiso acercarse a él, YoonGi caminó queriendo alejarse de ese lugar—. Necesito ir a casa.

—YoonGi.

JungKook quiso detenerlo, pero el menor no lo escuchó, en cambio continuó con su camino. Pudo haber ido tras él para detenerlo y seguir hablando. Sin embargo, prefirió darle su espacio.

Quería excusarse de alguna forma, aunque pronto supo que no tenía cómo. Cuando YoonGi se fue, revolvió su cabello en señal de frustración y no hizo más que sentarse sobre el pasto, suspirando con pesadez. Si era sincero consigo mismo, no había planeado hacerle a YoonGi aquella propuesta en lo absoluto, era algo que había salido de la nada. Él probablemente... solo sacó a la luz uno de sus mayores deseos.

Y ahora que lo pensaba mejor, vaya que había sido un completo idiota al esperar que YoonGi dijera que sí como si nada. Por supuesto que eso jamás iba a pasar. YoonGi necesitaría primero lidiar con él mismo antes de ceder a cualquier otra cosa.

Además, ¿cómo esperaba que su novio accediera a tal cosa? YoonGi se había considerado humano durante toda su vida, era claro que estaba acostumbrado a una vida en la Tierra, jamás querría acompañarlo a un lugar tan oscuro y tétrico como lo era el infierno, mucho menos si sería para siempre.

Volvió en sí cuando el demonio, quien no se había movido ni por un centímetro durante todo ese lapso, salió disparado con una velocidad sobrenatural hacia un lugar en específico. Normalmente hacían eso cuando estaban por atacar a alguien.

Luzbel no se equivocó con sus sospechas. Arrugó el entrecejo al escuchar un ruido que parecía provenir de alguien que no era precisamente su demonio.

Se puso de pie, y sin miedo alguno caminó hacia donde había ido la criatura, que al parecer percibió la presencia de su hermano mucho antes que él.

Mikhael se puso de pie tras haber hecho cenizas a esa criatura que se le había tirado encima tan pronto como apareció delante de él. Lo había tomado desprevenido. No esperaba que alguien o algo se diera cuenta de que él estaba allí.

Luzbel se puso en alerta cuando sus miradas conectaron. Sus puños se cerraron, listos para atacar. Si Mikhael estaba ahí, entonces significaba que ya había descubierto la identidad del eslabón perdido. Y aunque le costara la vida, no iba a permitir que fuera por él.

La Tristesse du Diable ✦ ≪KookGi≫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora