Capítulo 20: "Desayuno raro"

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[Narras tú]

A la mañana siguiente me desperté, con el presentimiento de que alguien me observaba.

Mis manos estaban al lado de mi cabeza, abrí lentamente mis ojos.

Me senté al ver quién era.

-¿Abraham?- estiré mis brazos- ¿Qué...?

Abraham estaba sentado, con sus codos sobre sus rodillas, las yemas de sus dedos se tocaban entre sí y su mirada era seria, sin sentimiento.

-Gracias- me calló-, por salvarme de tener clamidia.- seguía con la misma mirada- Muchas gracias.- se paró y se estaba yendo de la habitación.

-¿Qué?- tartamudeé- ¡Abraham!- lo detuve- De nada.- le sonreí.

Él sólo resopló y sonrió. Se fue.

Me paré y fui al baño. Me lavé la cara, me cepillé los dientes (cuando fui a la casa de mis padrastros, agarré, también, mi cepillo dental) y me puse ropa que me había traído de la casa de mis "papás".

Era un jean azul, una remera blanca y negra a rayas, con unas Vans rojas. Me hice una cola de caballo y fui a desayunar.

En el comedor solamente estaba Abraham, tomando café.

Anoche tomaba alcohol y ahora toma café, que irónico. Si es por él, seguramente se tomaba un.vodka》 mi mente lo odia, naturalmente.

-¿En donde está tu...?- iba a preguntar.

-¿Mi mamá? Fue a la casa de la novia de Tony, él ahora vive con ella- respondió.

-Bueno, yo me voy a hacer un té- avisé.

Me acerqué a la mesada, saqué una de esas bolsitas de té, la puse en una taza, puse a calentar agua.

Tenía mis manos arriba de la mesada, apoyada en un pie y el otro descansaba al lado. Estaba viendo como se calentaba el agua, hasta que veo unos brazos al lado de mi cuerpo, también sobre la mesada de mármol.

Sentí una respiración en mi cuello, era Abraham. Estaba respirandome.

Después corrió su cara hasta mi pelo, lo estaba ¿oliendo?

-Que rico aroma tienes en el cabello- dijo. Puso sus manos en mis caderas. Éso hizo que me paralizara y se me erizara los bellos del cuerpo. Se me acercó a la oreja-. Tienes demasiada ropa- susurró con su voz ronca y grave.

¡A LA MIERDA! Nadie había hecho algo así conmigo, pero no quiero que sea el niñato

Me di vuelta lentamente, tenía pánico. Mis brazos estaban pegados a mi cuerpo, inmóviles.

Cuando lo vi era tierno, su mirada era cálida.

Se acercó y apoyo su frente en la mía. Nuestras respiraciones chocaban.

Lo miraba sorprendida.

¿Me va a besar? ¡Claro que me va a besar! Está tan cerca ¡Dios! ¿Y yo que voy a hacer? ¿Seguirlo? ¿Darle una cachetada? ¡Ay! ¡Alguien ayúdame, por favor!》 Mi mente pedía auxilio.

De repente la pava (o sea la tetera, o como le digan), empezó a silvar, éso significaba que estaba el agua ya hervida. Suspiré aliviada y me di vuelta.

Me serví en la taza.

Abraham, nervioso, se fue a sentar, me di vuelta con mi té ya hecho.

Ambos estábamos sonrojados. Sentía mis mejillas ardiendo de calor.

-Logré sonrojarte- dijo para hacerse el desinteresado.

-Y vos, ¡ja!, ni te cuento- quería que él cerrara el hoyo.

Tomé todo mi té y lo dejé en la mesada.

Había mucho silencio.

-Abraham- maté el silencio- ¿te gustan los perros?

-No tanto- su respuesta me sorprendió.

-¿Por que? Son tan adorables- respondí con una sonrisa

-Tienen pulgas- hizo un gesto de asco.

-Bueno, hoy empieza el primer tutorial de "como ser normal"- caminé dando saltitos al living.

-¿Normal? ¿A que te refieres con normal?- preguntaba.

Me senté en el sillón del living.

Desbloqueé el celu, entré a Whats App y busqué en mis contactos a mi tía Norma. La mamá de Sharon.

______: Hola tía!
Tía Norma: Hola! Tanto tiempo! Que tal? Has terminado las clases?

______: Si! Bien, vos? Si, ya terminé y pasé todo!
Tía Norma: Bien.  :D me alegro por ti, niña.

______: Che, tía, seguís trabajando en la veterinaria?
Tía Norma: Si, por que?

[Narra Abraham]

No sé que me pasó en la cocina, fue un instinto que pedía estar cerca de ella.

La seguí al living, la vi sentada en el sofá, tecleando su celular, con alegría.

Hasta que sonrió, alzó sus brazos, cerró sus puños, bajó bruscamente los brazos y exclamó "¡YES!" .

Corrió hacia mí.

-Ponete ropa cómoda, ahora vamos a salir- me anunció y se fue corriendo baño.

Yo le obedecí.

Me puse unos pantalones cortos, grises, una remera roja de mangas cortas y unas Adidas negras.

Cuando bajé de mi habitación, ella agarró las llaves del auto y me hizo ir al auto y conducir.

-¿Puedo saber, por lo menos, que vamos a hacer?- pregunté mientras conducía.

-Vos conducí- contestó.

Ella me hizo estacionarme en una cuadra, me obligó a bajar.

Cuando bajé me tapó los ojos con un pañuelo.

Me tomó de la mano y caminé.

-Listo, te podes sacar la venda- comentó ella deteniendose. Me saqué el pañuelo, estábamos al frente de una veterinaria-. Hoy, vamos a ayudar a bañar a los perros, en la veterinaria.

-¡No jodas!- estaba sorprendido.

Aprendiendo a ser normal~ Abraham Mateo & tú [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora