Capítulo 3 - Desdoblamiento De Personalidad

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Tenemos dos mitades separadas por un hilo, y ése hilo, por su parte, mil cantones divididos.
Dos cristales, de la Oreja de Van Gogh

Soy una mujer frustrada. Lo sé. Siento que la expresión «estás mal follada» fue escrita por y para mí, pero quizá se queda un poco corta, pues yo no estoy ni eso. No tengo sexo, ni bueno ni malo.

Lo admito, necesito un hombre urgentemente, pero no encuentro ninguno que me llene. Y no hablo de que me llene entre mis piernas, no soy tan vulgar. Simplemente, que soy una mujer que necesita sentir algo más para poder dar el paso. Y ese «algo más» nunca llega. Además, he de señalar que estoy de muy mal humor desde la última visita de Sin Nombre. ¿Cómo un hombre puede ser tan crispante?

¿Por qué diablos soy tan sumamente ilusa? Nunca antes me había permitido pensar en nadie de carne y hueso. Sólo soñaba despierta con personajes de libros, hasta que Sin Nombre llegó. Y ahora no me lo puedo sacar de la cabeza.

Hoy es miércoles, y como buen miércoles no tengo clases por la mañana. Si la vida no fuese cruel y maldita, sería un día para dormir y relacionarme con el mundo exterior, pero no es así. Tengo jornada completa en la cafetería. Con este ritmo de vida, ¿cómo diablos voy a ligar? Universidad, cafetería y dormir. Así lleno mis días de cafés y letras.

La verdad es que tanto la cafetería como la universidad están llenas de hombres solteros, de hombres no solteros pero dispuestos y de otros dispuestos pero de los que tú nunca dispondrías. En fin, la vida está llena de oportunidades que yo nunca encuentro.

¡Odio las rebajas de hombres!

Sí, las rebajas de hombres. Siempre está la típica amiga que tiene un amigo de rebajas. «Tengo un amigo que está soltero, seguro que te interesa». No, si un hombre tiene que recurrir a sus amigas por algo será..., pero ahí está la curiosidad que mató al gato, y siempre caemos en ella. Y terminas quedando con un tipo que no te interesa y que después no para de llamarte por teléfono para decirte que eres la mujer de su vida.

¡Es exasperante! Nadie te ha dicho algo tan bonito, pero tampoco quieres que ese hombre te lo diga. Te sientes mal. ¡Pobre! Y descuelgas el teléfono con la libreta de excusas en mano. Excusas que son tan malas que te pones roja al hablar. Excusas que él nunca capta. ¿Por qué? Nadie lo sabe. Están llenos de ilusiones y yo me convierto en la bruja mala.

Y lo peor llega cuando por fin se dan cuenta de todo. Caen en la cuenta de que tu abuela falleció hace dos semanas y ahora ha resucitado para romperse una pierna. También se dan cuenta de que cada noche cuidas a tus sobrinos, aunque eres hija única. Y justo en ese magnífico momento en que tú crees que la agonía terminará, él se compadece de ti. Y entonces cree que podríamos darnos otra eterna oportunidad.

***

-Ochako, llevas limpiando ese trozo de barra diez minutos. Seguro que te puedes ver reflejada en él.

Me encojo de hombros y continúo limpiando el resto de la barra. No tengo ganas de hablar con Mid ni de avergonzarme.

-No tendrá nada que ver con...

-Ni lo nombres -le digo apretando los dientes y señalándola con el estropajo.

-¿Nombrar a quién? -pregunta una voz conocida y extremadamente cantarina.

Doble Tentación  -  KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora