El día que más lo quise, me dejó.
AnónimoFaltan dos días para que llegue Katsura, cuarenta y ocho horas enteras. Estoy en casa dejando que los días pasen. Siento que mi vida vuelve a tener algo más de sentido. Le he enviado un mensaje de texto a Katsuki. Le he dicho que le deseo lo mejor, de corazón. Espero que le sienta bien y que sea feliz.
Suena el timbre de la puerta. No sé quién será, no espero a nadie. Quizá mis amigas vuelven al ataque y quieren sacarme de casa. Me enojé mucho con ellas por su jugarreta con Katsuki. Aquello no estuvo bien y ellas son conscientes de ello.
Abro la puerta sin mirar, es un mal hábito que debo mejorar.
Y allí me encuentro a un Bakugo.
Mierda.
¿Quién de los dos es? Siento los sudores por mi espalda y creo que mis labios están temblando.
—¿Así saludas a tu novio después de dos semanas?
Me quedo paralizada. No sé si es Katsuki siendo cruel y despiadado, o si es Katsura, que ha adelantado su vuelta.
Katsuki ha cambiado, no me haría esto.
Me tiro a sus brazos. Katsura está aquí, no me lo puedo creer.
—¿Cómo es que has vuelto tan pronto? Yo quería ir a buscarte. ¡Dios! Mira qué pintas tengo.
Su risa fresca me acaricia. Entramos en la casa, todavía abrazados. Está aquí, no me lo puedo creer. Su cuerpo me inspira paz. Lo beso por toda la cara y termino en su boca. Entrelazo mis brazos detrás de su cuello.
—Estás preciosa —me dice él.
Se quita la chaqueta y la deja en la silla. Se afloja la corbata y me mira sonriendo. ¡Es tan guapo! No puedo soportar estar despegada de él. Lo abrazo de nuevo y vuelvo al ataque con mis besos.
—Te he echado tanto de menos —le digo, y es en serio.
Él no me contesta, sólo me mira y puedo ver lujuria en su mirada. Le quito la camisa y él se deja hacer. Es Katsura, no hay duda. Así que mi querido Katsura tiene ganas de hacerme el amor.
Su respiración es agitada, lo tomo de la cabeza y lo beso con algo más de pasión. Mi vagina se prepara para la acción. Sus manos se deshacen de mi ropa. Los dos estamos desnudos y necesitados.
Katsura me da un empujón y caigo en la cama. Me sorprende su actitud, él siempre ha sido delicado. Quizás el estar dos semanas sin hacerlo ha despertado su lado más salvaje.
Su boca baja hasta mi pecho y sus dientes atrapan mi pezón.
—¡Dios! —grito al notar el dolor mezclado con el placer.
Sus manos me toman de las caderas y me bajan. Estoy debajo de él, su mirada me busca y puedo notar el fuego en ella. Muevo las caderas invitándole a entrar en mí. ¡A la mierda los preliminares! Lo quiero dentro de mí, y lo quiero ahora.
Él niega con la cabeza, su mano masajea mi trasero y después me da un pequeño azote que no espero.
Lo miro extrañada, mi corazón cabalga a toda velocidad en mi pecho. Mi respiración es agitada. Él también me mira, está sonriendo lascivamente.
—¿Te gusta, Ochako? —me pregunta con tono travieso.
Asiento en respuesta. Me gusta innovar, lo he descubierto de la forma más difícil, pero lo sé. Y es maravilloso que Katsura también quiera probar cosas nuevas.
Sus caderas bajan, pasea su miembro por mi entrada, pero no penetra. Juega con su miembro, lo acaricia e incluso me azota con él.
—Eso está bien, cariño. Vamos a hacer que disfrutes.
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Doble Tentación - Kacchako
Romance¿La virginidad crece? Es la pregunta que me hago desde que mi vida sexual se ha convertido en poco activa, bueno, más bien nula. Hasta ahora me conformaba con los sueños (¡Qué sueños!), eran tan reales que me despertaba besando mi ya conocida almoha...