Capítulo 44 - Nuevo CSI

127 18 3
                                    

Investigación es lo que hago
cuando no sé lo que estoy haciendo.
Wernher Von Braun

He vuelto a Tokio.

¿Por qué lo he hecho?

Simplemente soy una mujer de emociones fuertes. Mis hijos están felices de estar de nuevo aquí. Se han adaptado bien a la capital, y no me extraña, yo también me enamoré cuando llegué aquí.

Mi teléfono suena.

Tengo un nuevo mensaje. Abro la conversación, pero ese número no lo tengo guardado en mis contactos. Sólo hay una frase: «Cara de ángel». Siento un escalofrío que arrasa todo mi cuerpo, pero no puede ser. No puede ser él, yo no le he dado mi teléfono..., bueno, se lo he dado a su hermano y este lo invitó. ¿Tan buena relación tienen ahora que se pasan mi número?

Todavía incrédula, presiono contra la foto del contacto que me está hablando. Tengo que girar la cabeza para mirarla. ¿Qué es eso? No, no puede ser. Me acerco todavía más a la pantalla, pero por mucho que me acerque la fotografía no cambia. Esa es la parte baja del abdomen de Katsuki con su característica cicatriz. Aún no sé cómo se la habrá hecho.

Cierro los ojos y miles de imágenes me invaden. Yo, la ducha, el sexo, la novedad, las sensaciones, sus manos, mi sexo, su cicatriz. STOP. Ahí paro todo. Mi mundo deja de girar. Lo miro y ya no está Katsura, está Katsuki, pero sigo mirándolo. Alargo mi mano hasta su cara y lo acaricio. Está suave, muy suave.

—Mamá, ¿qué haces?

Abro los ojos y miro a Katsuko que me observa con sorpresa.

¿Qué estaba haciendo?

—¿Qué pasa? —pregunta Katsuo colocándose al lado de su hermana.

—No lo sé, mamá estaba así.

Katsuko alza la mano imitándome, cierra los ojos y saca los labios formando un beso en el aire. Siento pavor y vergüenza.

—¡Katsuko! —la regaño.

—Mamá tiene un novio invisible —afirma ella riéndose, se gira y mira al vacío—. Hola, señor invisible.

Katsuo se ríe a carcajadas mientras me mira divertido. No tiene gracia, bueno, sí que la tiene, pero no cuando se están riendo de mí.

Intento atrapar a Katsuko, pero es escurridiza.

—¿Lo besabas en la boca, mami? —pregunta Katsuko mientras continúa corriendo a mi alrededor.

Katsuo esboza una mueca de asco.

—En la boca no, qué asco.

—Hola, chicos —saluda Katsuki saliendo de su auto.

Si al principio pensaba que esta urbanización apartada, donde se podía estacionar fácilmente, era maravillosa, ahora pienso todo lo contrario. Katsuki camina elegante y felinamente hacia nosotros.

Esos pantalones oscuros le quedan apretados y... demasiado bien. ¿Pensaba que verlo no me resultaría difícil? ¡Ja! Mis hormonas estaban adormecidas, pero no muertas. Si siguen ahí, lógico que ovule de dos en dos.

—¿Qué les sucede? —pregunta al mismo tiempo que le pasa la mano por el cabello a Katsuo.

—Mamá estaba besando a su novio invisible.

No lo ha dicho, no lo ha dicho. ¡Qué rayos! Sí lo ha dicho. Lo voy a desheredar. No se lo digo ahora porque todavía no entiende la repercusión que tiene esa palabra, pero tengo buena memoria.

Katsuki se ríe. Yo no le veo la gracia.

—No estaba besando a nadie —me defiendo, y me siento ridícula.

Doble Tentación  -  KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora