Capítulo 29 - Parásito

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La pareja no se apoya en la permanencia del amor y
de la sexualidad, sino en la permanencia de la ternura.
Costas Axelos

Me miro en el espejo antes de salir de casa. Me noto extraña, tengo un destello especial en los ojos. Me pongo algo de rubor y brillo en los labios.

Tengo una sensación chocante en el estómago. Siempre pensé que cuando he quedado con Katsura, sobre todo al principio, sentía mariposas revoloteando por la barriga.

Es la típica sensación que dicen que sienten los enamorados. Ahora es distinta, diferente. Creo que tengo un parásito, pero ¿qué es un parásito?

Un parásito es aquel ser vivo que vive y se nutre a expensa de otro ser vivo de distinta especie sin aportar ningún beneficio a este último.

Hasta hace una semana, podría decirse que Katsuki Bakugo era el parásito número uno de la especie humana. Tomando lo que no era suyo, introduciéndose en mi cuerpo de forma camuflada.

Pero ahora parece que los parásitos pueden cambiar. ¿Puede un parásito convertirse en mariposa?

Suena mi teléfono, es la melodía de Katsuki. Sí, le he puesto un politono a su contacto. Me miro por última vez en el espejo y odio lo que veo.

En mi rostro hay ilusión. Estoy sonriendo de forma estúpida. Soy una avariciosa. Lo quiero todo. Quiero a Katsura y quiero a Katsuki.

El sexo que me ofrece Katsuki es demasiado tentador. Es un arma de doble filo. Hoy en día, el sexo mueve el mundo. Mueve la droga, mueve el dinero. En ocasiones, viene envuelto en papel de regalo, pero lo que nadie te cuenta es lo que viene después.

Sientes satisfacción, pero esta se evapora en un pequeño espacio de tiempo y entonces llega el vacío.

Miro la pantalla de mi teléfono. Tengo una llamada perdida de él, es la señal para que baje. Me estará esperando, con su cara perfecta.

Mi corazón está en una encrucijada y yo me dejo hacer.

Bajo los escalones de dos en dos. Al salir veo a Katsuki, todo vestido de negro: tejanos, camiseta de cuello alto, chaqueta de cuero.

Sexy como el infierno.

Él me saluda y yo le devuelvo el gesto.

Me quedo embobada mirándolo. Hasta el momento no me he planteado la gran obra de arte que hizo la señora Mitsuki. Esa mujer plantó el molde y, no contenta con uno, hizo dos. Dos hombres iguales, pero distintos.

Antes, la elección era fácil. El bueno siempre gana al malo. El sexo no pesa tanto como el amor, pero ahora tenía la posibilidad de tener las dos cosas.

—Hola —vuelve a saludarme él—, no me digas que estos son los efectos secundarios de ver Nevertheless.

Sonrío, pero la alegría no llega a mis ojos. Tengo que terminar con esto cuanto antes. Lo que estoy haciéndole a Katsura no está bien. Él está trabajando, y yo aquí dudando de mis sentimientos.

—¿En qué piensas? —me pregunta.

Reacciono y me muevo. Voy hasta la puerta del copiloto e intento abrirla. Él acciona el mando y el seguro se baja. Entro en el coche.

—En mochis —contesto con agudeza. Creo que sería buena en algún concurso de televisión.

Nunca iría al de la máquina de la verdad. Seguro que estarían encantados con toda la cantidad de secretos que saldrían de mi boca.

Ya lo veo, el momento de audiencia máxima:

—Señorita Uraraka, ¿alguna vez ha mentido sobre su virginidad?

Doble Tentación  -  KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora