Capítulo 9 - Sed que quema

246 33 27
                                    

El único idioma universal es el beso.
Alfredo de Musset

-Hombre, Katsura.


Aquella voz melodiosa y picante. ¡Dios, eres cruel! No podía ser, no puedo tener a Katsuki detrás de mí. ¡Eso es cruel!

Me giro desganada. Mis labios todavía sienten el cosquilleo y el anhelo por aquel húmedo beso. Y ahí está el segundo monumento andante, con el pack sonrisa pervertida de regalo. Me siento en medio de un sandwich. Estoy entre dos dioses griegos, el bueno y el malo. Y las informaciones eran que el malote era un amante de ensueño.

¿Calor aquí? ¡Qué va! No puedo permitirme pensar en la reputación del cretino. ¡Por el amor de Dios, he besado al chico bueno! «Bueno, bueno, bueno», me repito a mí misma. Estoy en racha, conozco a un chico guapo (por decirlo de alguna forma) y encima me beso con él. Espero que esto no sea otro sueño tórrido y que mi almohada no esté baboseada de nuevo.

-Katsuki, ¿qué haces aquí? -pregunta Katsura rodeando mi cintura con su brazo.

Bien, el chico bueno me está tocando. ¿Será bueno en la cama? Por una vez en la vida, me siento deseada, mientras ambos se taladran con la mirada.

-Veo que te diviertes con la gemela -responde Katsuki dándome un repaso con una mirada sucia y sensual.

-¿Gemela? -me pregunta Katsura arrugando la frente.

Mis mejillas arden, las pobres deben estar sobrecalentadas entre tanta hormona y tanta pregunta tonta.

Dejo que el aire salga de mis pulmones y me siento algo más pequeña.

-Mi otro yo -digo mientras agito los brazos en el poco espacio que tengo en aquella ducha infernal-. Admito que ese día dejé mi torpeza a un lado para ser irónica, pero tu hermano no lo captó.

Consigo decir aquello en un tono bajo, demasiado íntimo. Katsura sonríe de lado y mi boca se abre. ¡No! No, sonrisas lascivas en la ducha, no. ¡Dios, creo que mi entrepierna está húmeda!

La ducha contigua se abre. Unas gotas salpican mi cuerpo. Me giro. Y ahí está Don Cretino mojado, muy mojado. Y sus movimientos tan perfectos me recuerdan a los anuncios de shampoo. Mi cordura parece evaporarse por el calor. Incluso creo estar escuchando una música pegadiza de fondo.

No puedo seguir mirando para aquel lado. Es un cretino follador. Y yo y mi virginidad peligramos. Me giro y me encuentro con el perfecto pectoral de Katsura. Aquellos podrían ser perfectamente los ingredientes necesarios para mi autocombistión.

Bajo la mirada. ¡Mis pies son horribles! ¿Cómo alguien con semejantes pies puede salir con un dios? ¡Que no se fije en mis pies! Intento esconder los dedos, proceso que resulta inútil. Siento un escalofrío cuando su dedo roza mi barbilla. Dejo que este me guíe, alzo la cabeza y nuestras miradas se encuentran. Sus ojos rojos brillan de forma espectacular. ¿Seguro que es humano? Ese brillo no es normal.

Suspiro y mi sexo arde.

-¡Qué tierno! -se burla Katsuki desde la ducha.

-Katsuki, corre ve a buscar la pelotita.

Katsura hace el amago de tirar una pelota. Aquello tiene pinta de pelea de hermanos y yo estoy justo en medio. ¿Dónde está el barro cuando se necesita? Esos cuerpos cubiertos de barro y yo en medio... Definitivamente estoy en medio de un proceso de insolación.

-Mejor ve a buscarla tú, yo me quedo con tu amiga.

Y así de fácil. Con una sola frase, el cretino ha conseguido que mi cuerpo se sacuda de un espasmo. ¿Podré llegar a un orgasmo sólo con escucharlo? El calor está irradiando todo mi cuerpo. Sólo tengo una opción. Aprieto el botón de la ducha y el agua fría cae sobre mí.

Doble Tentación  -  KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora