One-shots de《Kakashi Hatake》

》¿El fin?《

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"Seré invisible para ti, no te preocupes, será como si nunca hubiera existido."

Esa afirmación todavía la acompañaba en sus largas noches mientras obervaba con sus parpados caídos la luna a afueras de su ventana. A pesar de estar cansada había algo que nunca la dejaba descansar como quisiera. No sabía si era por lo roto y vacío de aquella frase o por el simple hecho de sentirse profundamente triste, quizás una combinación de ambos.

Se levantó del futon y caminó sigilosamente por la habitación hasta la puerta. Salió y cerró tras ella; se encaminó hasta la cocina en busca de un vaso con agua. Sus pasos eran pesados y ligeros a la vez: no tenía ganas de andar, pero al mismo tiempo su mente divagando en otro lugar le hacía olvidar ése detalle. Recordó comó inició todo:

Flash back (*)

- Sara.

El llamado la hizo girar en esa dirección: allí se encontraba Kakashi sobre uno de los tejados, sonrió ligeramente al verlo y acortó la distancia entre ellos. Kakashi bajó del tejado ahora frente a ella. Se enfrentaron.

- Tengo algo importante que decirte.

- ¿Uhm?, ¿qué cosa?

Debía recalcar que Kakashi parecía un 'poquito' nervioso, aunque quizás era sólo su imaginación, ¿Kakashi Hatake nervioso?. Hum. No lo creo.

- Yo... uh - apartó la mirada y la fijó en el suelo.

Sara ladeó su cabeza con una sonrisa amable. Él... ¿de verdad estaba nervioso?

- ¿Tienes una misión? - señaló con su barbilla la katana ajustada en su espalda, decidiendo aligerar el ambiente para él. Él asintió lentamente.

- ¿Tienes clases? - preguntó de vuelta señalando su uniforme.

- Sip.

- Huh.

- ¿Es realmente importante?

- ¿Qué cosa? - se excusó rápidamente.

Ella rió un poco.

- Olvídalo, piensalo bien y luego me dices. Tengo clases. Cuídate, Hatake.

- Hm.

Asintió con torpeza y la vio perderse dentro del patio frontal de su colegio. Gruñó exasperado. Retomó su andar a la entrada donde se encontraría con Tenzo.

- ¿Por qué es tan difícil?

Sara caminó lentamente por los pasillos, la verdad no tenía muchas ganas de entrar a clases y su mente estaba en otro sitio. Conocía a Kakashi desde hace poco más de dos años, aún recordaba sus primeros tres encuentros. Él era un hombre simple y solitario, lo sabía. Aún no entendía muy bien por qué entonces podían pasar horas sentados en un parque uno al lado del otro en sus propios asuntos pero disfrutando de la compañía. Al menos ella. En algún momento llegó a pensar que sólo ella disfrutaba de la compañía cuando él no volvió a su punto de encuentro por varias semanas; luego se enteró de que había tenido una larga misión. Entonces entendió que él también había extrañado sus reuniones. Vio a su alrededor encontradose totalmente ajena a los jóvenes estudiantes en sus propios grupos hablando animadamente entre ellos. Eso la llevó a pensar; quizás Kakashi y ella compenetraban porque se sentían dolorosamente solos aún estando rodeados de personas.

Suspiro y se obligó a dejar de lado sus pensamientos reflexivos justo cuando comenzó a entrar a su aula respectiva.

Ya con su vaso en mano abrió el grifo y dejó que el agua corriera un poco antes de llevar el vaso al agua. Su mente fue inundada por otro recuerdo: