One-shots de《Kakashi Hatake》

》Sólo un cliente frecuente《

- Ese pantalón es muy ajustado.

- Es mi talla.

- Van a violarte un día de estos, niña malcriada.

Sara suspiró sin perder la paciencia y tomando su mochila y sus llaves se encaminó hacia el bar. El esposo de su tía la tomó de la muñeca cuando ella se había ido del campo de visión.

- ¿Acaso intentas provocarme?

Sara frunció las cejas con indignación.

- Por supuesto que no.

- No me provoques, niña.

Le soltó la muñeca. Sara rodó los ojos y con fastidio en su semblante salió de la casa.

El hombre sonrió y elevando la voz llamó a su esposa:

- Oye, mi amor; ¿Hay café?

- No, pero ya te hago.

Sonrió satisfecho.

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- Apresuren el paso.

Su voz firme y fría no daba cabida a peros, pero Tenzo era un joven valiente.

- Senpai, llevamos heridos.

Ambos se detuvieron en una rama mientras el resto del escuadrón iba un poco por detrás.

- Llevamos dos días de retraso, ya deberíamos estar en la aldea.

- Siempre trata de que todos lleguen a salvo pero ésta vez los dejó a su suerte. No es que diga que tiene que salvarlos... pero al menos lo intentaba...

La frente de Kakashi se arrugó ligeramente, él no respondió nada y simplemente reanudó su marcha, el castaño observó la espalda de su senpai con preocupación.

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Sara suspiró pensando en qué reacción tendría su tia. Caminó hasta su casa jugando con sus dedos.

Cuando todos estuvieron sentados a la mesa Sara decidió hablar:

- Uhm... aumentaron la colegiatura y no me alcanza con mi paga, así que... yo- Ahm, necesito algo de dinero para pagarlo.

Ella estaba jugando con el trozo de tomate en su plato con ayuda del tenedor. Su tía le sonrió.

- Está bien, cariño.

- Dilo por ti, Margo. Tú no lo pagas.

Sara levantó la mirada para ver a su tía disimular la humillación de esas palabras.

- Trataré de pedir un aumento - murmuró para el alivio de su tía.

- Todo ésto sucede porque dejaste de limpiar para trabajar en ese bar.

- Me pagan mejor allí - se defendió de inmediato. Él la observó duramente.

- Si mantuvieras ambos trabajos podrías pagarlo - él masticó desinteresadamente un trozo de broccoli. Sara se enojó un poco.

- ¿Y qué sentido tendría matarme trabajando todo el día para pagar mi colegiatura si no tendré tiempo para estudiar? - sus ojos brillaron con fiereza y su ceño fruncido.

- Sara, por favor.

Con un bufido agachó la mirada y siguió comiendo en silencio ante la súplica de su tía.

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- Essa niña malcrriada, siemprree está dando probleemas. - Se tambaleaba de un lado a otro.