Anthony:
Llegamos finalmente a América del sur. Descendimos del avión e instantáneamente nos llevaron hacia una limusina, que nos dirigió hacia la zona rosa del país donde nos encontrábamos. Era de noche, así que la musica de las discotecas se escuchaban a la lejanía, acompañada de risas y voces eufóricas. Al parecer en este continente se divertían mucho. La limusina nos llevó hacia una de las discotecas mas esplendorosas y las que mas se distinguía. El nombre de la discoteca, irónicamente era 178, estaba escrito en letras grandes y luminosas. Nos miramos extrañados con Afriel y Lysander al ver que la discoteca. Jacqueline hizo un gesto para que le siguiéramos y entrásemos a la discoteca.
-No hablen hasta que lleguemos a la puerta azul fluorescente- Advirtió Jacqueline-.
Claro que dudamos, pues este no sería el lugar donde 178 se encontrará, pensamos que era una trampa de los demonios, así que estábamos muy alerta por si había algún movimiento sospechoso.
La música resonaba por dentro la discoteca, que era amplia, y con miles de personas bailando, gritando y divirtiéndose. Si eso fuera una trampa, todas aquellas personas se verían involucradas de una pelea, algunas morirían y otras quedarían heridas. Aparte aquel horroroso pensamiento de mi mente y observé a mi alrededor: Los colores hacían que te confundieras, pero luego me acostumbré a ellos y observé con claridad que sobresalía un escenario circular en mitad de la pista de baile, muy ostentoso por cierto, y en el escenario habían tres jóvenes bailando al compás de la música, que era música pop. Bailaban muy bien. Todo el mundo les admiraba, en especial las chicas, pues el atractivo de estos jóvenes era muy evidente.
Jacqueline abrió paso por la multitud, que parecía también admirarla. La debían conocer, pues muchos gritaban su nombre. Nosotros la seguimos, y muchas miradas curiosas se posaron en nosotros, era inevitable con la elegancia de Lysander y la belleza de Afriel.
La discoteca era amplia, y nos costó llegar hacia a una puerta azul fluorescente de la cual Jacqueline sacó una llave de su bolsillo y la abrió. Estábamos preparados a que demonios nos atacaran, pero no fue así, detrás de la puerta habían bailarines exhaustos, contentos y preparándose para el próximo espectáculo. Cada vez estábamos mas confundidos.
Jacqueline se rió de nosotros al vernos despistados.
-Detrás de esta puerta está 178- Añidió mostrándonos otra puerta fluorescente- Entren- Ordenó moviendo el picaporte para que pudiésemos entrar-.
Los bailarines se quedaron en silencio y se quedaron observándonos desafiantes. Entramos por la puerta que conducía a un largo pasillo, un pasillo casi interminable. Jacqueline no nos siguió.
-¿No vienes con nosotros?- Pregunté desconfiado-.
-No, será mejor que ustedes mismos la descubran a ella- Respondió Jacqueline, cerrando la puerta, dejándonos a los tres solos-.
-¿Seguimos?- Preguntó angustiada Afriel-.
-Sí- Ordenó Lysander-.
Caminamos por el corredor, que parecía no acabar nunca. Exhaustos, llegamos al final del corredor qur conducía a unas escaleras, que subimos y finalmente, llegamos a un salón con paredes de cristal. No había nadie allí adentro, solo habían sillones y una mesita pequeña. El salón daba una vista directa del escenario circular ostentoso. No entendí porque Jacqueline nos había dirigido hacia tal lugar. Luego lo comprendí.
Del escenario ascendió del suelo una niña con unos 12 años por mucho. Iba vestida como los bailarines que habíamos visto hace unos segundos. Su pelo color rosa iba sujetado en una coleta hacia el lado derecho, sus ojos eran como los de Kyousuke: únicos, su sonrisa resplandecía y emanaba una aura de confianza y admiración.
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Ángeles de la música ©
FantasyÁngeles y demonios hallaron dos libros que cambiarían su destino. Y no solo el de ellos, sino el de dos seres humanos que desconocen su existencia. Uno de ellos es una joven, que un día es sorprendida por los hilos de su destino y conoce a un ángel...