Capítulo 43

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Lysander:

Cuando llegamos a Australia, no reconocí donde estábamos. El mundo había cambiado bastante desde la última vez que había bajdo. Y aun seguía sorprendido sobre la existencia de los Guardianes de los secretos del cielo, pues siempre creí que eran un simple mito.

Cuando llegamos a la mansión, Jacqueline nos mostró las entradas y los diversos cambios que se habían realizado en ella, ya que los demonios han estado buscando indicios sobre los ángeles en la tierra y los guardianes habían cumplido su labor de defenderlos muy bien. Aunque la tierra había cambiado, los demonios habían incrementado en su corteza terrestre y corrompían a los humanos a menudo. La mansión tenía una barrera anti-demonios que le rodeaba. Jacqueline se negaba a hablar sobre los guardianes hasta que estuviéramos dentro de la mansión.

-Ahora si- Anunció Jacqueline cuando entramos a la mansión- ¿Qué vinieron a hacer a la Tierra?-.

-¿Cómo podemos confiar en ti?- Preguntó desconfiada Afriel- ¿Cómo no sabemos que trabajas como espía para los demonios?-.

-Por esto- Jacqueline sacó un collar con un llave de cristal colgando-.

-¿Qué es eso?- Preguntó sorprendido Anthony-.

Jacqueline se dirigió a la pared del vestíbulo donde había una pequeña abertura y allí insertó la llave. La pared era realmente una puerta que se abrió ante nosotros. Detrás de aquella puerta habían miles de pergaminos, pergaminos que trataban sobre nuestro pasado y sobre la primera guerra sobre los libros celestiales, pergaminos que revelaban secretos sobre el cielo.

-Si fuera una espía no tendría esta llave- Dijo Jacqueline mirando desafiante a Afriel. Afriel y Jacqueline no tenían una buena relación desde que se conocieron-.

-¿Cómo es que la mayoría de ángeles no sabe la existencia de esto?- Pregunté extrañado-.

-La señorita 178 los escondió aquí, de ángeles y demonios. Sólo los guardianes sabemos de la existencia de esto- Respondió Jacqueline-.

Anthony, Aiel y yo nos miramos cuando Jacqueline nombró a la hija 178 de Kyousuke.

-Si ella lo escondió de ángeles y demonios, ¿Por qué no lo muestras a nosotros?- Preguntó Afriel siniestra-.

- Por orden de ella- Respondió orgullosa Jacqueline-.

-¿Nos podrías llevar a donde ella?- Pedí-.

-Si. Pero hoy no, mañana les llevaré ante ella. Tendrán que esperar en la mansión hasta entonces- Informó Jacqueline-.

-Genial. Tendremos que esperar aquí sin hacer nada mientras que el cielo y el infierno se preparan para la guerra- Protestó Afriel-.

-No- Contrarresté- Nos quedaremos leyendo estos pergaminos-.

Afriel no se opuso mas y Anthony estaba de acuerdo conmigo. Jacqueline dijo que nos haría estorbo y se alejó a otra habitación, dejándonos solos.

-Sigo sin confiar en ella- Dijo Afriel apenas Jacqueline se había esfumado-.

-Lo sé, pero no podemos darnos el lujo de desperdiciar ayuda- Dije-.

-Su Majestad tiene razón. Por ahora, nos espera una larga noche- Anthony señaló los miles de pergaminos-.

Los pergaminos narraban la primera guerra, pero no había ningún pergamino que nombrará a la segunda guerra. Era extraño pues habían pergaminos en blanco. Las horas transcurrieron lentamente y los pergaminos parecían no tener fin

-Estoy agotada- Dijo Afriel rompiendo el silencio que había reinado durante tantas horas-.

-Deberíamos tomar un descanso- Propuso Anthony-.

Ángeles de la música ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora