Capítulo 49

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Anthony:

1:00am. Despertamos a esa hora, pues los jóvenes guardianes nos avisaron sobre la llegada de 178. Lysander estaba temblando y con lágrimas en los ojos cuando despertó. No quiso hablar. Y nosotros no le presionamos.

178 estaba en uno de los cuartos misteriosos, rodeada por Darian, Austin, Jacqueline y dos mujeres que no habíamos visto antes.

–Siento lo que pasó en la base de Sur América– Se disculpó 178. 178 estaba sentada en una silla alta ubicada en el centro de la habitación– Tienen que saber que no estoy de parte de ninguno de los bandos. Ni cielo, ni infierno. Sólo estoy en contra de mi padre Kyousuke, y haré lo que sea para vengarme– 178 miraba hacia el suelo– ¿Lograron recordar?–.

–Si...–Respondió Afriel susurrando –.

–¿Qué quieren saber?–Preguntó 178 mirándonos a los ojos–.

–¿Qué pasó? ¿Por qué no podemos recordar nada?–Pregunté inquieto –.

–Lo que pasó, en el pasado está. Tienen que crear un nuevo futuro. Un futuro distinto–Respondió suavemente–.

–¿Un futuro distinto?–Preguntó confundida Afriel–.

–Esto ya ocurrió. Ha ocurrido 999 veces– 178 suspiró– Todo es gracias a mi padre–.

–¿Ha ocurrido 999 veces?–Pregunté desubicado– Pero si la guerra sólo ha ocurrido dos veces...–.

–Si, pero yo no me refiero a las guerras anteriores... me refiero a la guerra donde Haruki y Layla son los poseedores de los libros–Una sonrisa traviesa se escapó de los labios de 178–.

–Estás hablando demasiado– Advirtió una de las mujeres que estaba en la habitación. La mujer tenía una capa que cubría todo su cuerpo y mitad de su cara–.

178 miró fijamente a Lysander, como si hubiera ocurrido algo diferente. Luego, cerró sus párpados y sonrió complacida.

–Así que ahora Layla está interviniendo en el flujo del tiempo...–178 lucía orgullosa–.

¿De qué estaban hablando? No entendía las palabras de 178.

–Hazle caso– Ordenó 178 a Lysander. Luego miró a Afriel– Si quieres recuperar a tu hermano tendrás que ayudar a Leblanc– Dirigió su mirada hacia mi y apesumbrada susurró–: Y tú, Schwarz...–.

Las mujeres con capas sacaron dos dagas de sus vestiduras y las pusieron cerca de la garganta de 178.

–Esto no estaba en los planes–La voz de las mujeres era fría y seca– Ya haz hablado demasiado, y no dejaremos que sigas–.

178 se quedó en silencio, mirando nuevamente al suelo. Una de las mujeres se acercó a nosotros y nos hizo salir de la habitación.

–Lo siento– Dijo 178 con voz apenas audible antes de que saliéramos totalmente de la habitación–.

Nos dio algunas pistas, pero no eran suficientes. En especial que no me dio ninguna a mí, y parecía afligida al pronunciar mi apellido. Teníamos que volver al cielo en busca de respuestas, antes de que la batalla se liberara o sino ya sería muy tarde.

Layla:

–¡Oraculum!–La sangre de Oraculum cubría las palmas de mi manos, había sido una herida letal–.

–Tenemos que curarlo– Propuso exasperado Lauviah, que no dejaba de temblar–.

Lauviah cayó de repente al suelo tras decir aquello. Ahora no solo teniamos que curar a Oraculum, sino también a Lauviah. Los abracé fuertemente a los dos, como si aquel acto los curara de repente, pero no fue así. Lloré desesperadamente, pues tenía miedo de perderlos.

Ángeles de la música ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora