Capitulo 29

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Gomory:

Por mas lejos que intentaba estar de aquella maldita música aun seguía resonando en mi mente. Mis ordenes eran simplemente secuestrar a la chica de pelo blanco y ojos azules, una tarea sencilla, pero la música que resonaba hacia que fuera difícil. Encontrarla fue fácil, solo tuve que esperar a que el hermano mayor de nuestro oráculo la dejara a un lado, ya que si atacaba cuando estuviera él, allí no hubiera tenido oportunidad alguna de ganar.

En poco tiempo la chica estuvo entre mis brazos, era hora de partir. Acabar con mi misión aquí. Pero no quería irme, algo me lo impedía, quería ver a Alocer de nuevo pues le extrañaba.

-Dejen a la chica en el camello- Le ordene a mis tres sirvientes: Arnaldo, Amirov y Aldo, que venían hoy conmigo- Esperen aquí, no tardo en volver- Agite mi mano despreocupadamente y saque de el bolsillo derecho de mi túnica transparente el intercomunicador. Llame a Alocer para saber su ubicación, pero no contestaba. Era arriesgado ir sola a buscarlo, pero necesitaba verle, así que me arriesgue.


Arnaldo (Sirviente de Gomory):

-¿Hacia donde habrá ido la señorita Gomory?- Pregunte, recostando a la chica de pelo blanco que hacia poco habíamos dejado inconsciente y la cual la señorita Gomory nos ordeno que posáramos sobre su camello-.

-No sé- Respondió Amirov tranquilo- Es probable que a la señorita Gomory se le haya encargado una tarea demás y no quiso decirnos para no entrometernos-.

-O quiza esta buscando al señor Alocer- Dijo sencillamente Aldo- Ustedes saben el afecto que ella le tiene al señor...- Pero Aldo dejo de hablar-.

La oscuridad de aquel sótano impedía ver que había ocurrido con nuestro colega Aldo.

-¿Aldo?- Pregunto Amirov preparando la daga que llevaba consigo-.

Un susurro rápido y ahora tampoco veía a Aldo. ¿Que había ocurrido?. El pánico comenzó a apoderarse de mis cuerpo e instintivamente toque con mi mano el brazo de la chica que habíamos secuestrado. Tan pronto hice eso un escalofrió me recorrió por el rostro y al fin pude ver el causante de aquella desesperada situación: Un ángel esplendoroso y esbelto, cabello plateado corto y armadura celestial. Un ángel guardián; es muy difícil poder ver uno y ahora tenía uno enfrente mio con su espada filosa apuntándome la garganta.

-Pones otra de tus sucias manos sobre ella y lo lamentaras- Su voz grave intimidaba. Retire mi mano de la chica, luego, sentí el filo la espada atravesar mi garganta acabando con mi existencia-.


Gomory:

-¡¿Que haces aquí?!- Pregunto enfadado nuestro oráculo, Nostradamus-.

-Buscar a Alocer- Respondí con un hilo de voz, pues tan solo la presencia de Nostradamus me intimidaba-.

-Eso no estaba en tus ordenes ¿O si?- Pregunto fríamente-.

-No- Conteste mas débil que antes-.

-¿Donde esta la chica que vamos a llevar al infierno?-  Nostradamus parecía impaciente y miraba hacia los lados con frecuencia-.

-La deje con mis sirvientes...- Comencé a retroceder con pequeños pasos-.

-Que buena idea- Dijo riendo irónicamente- Dejar a uno de los elementos mas importantes en manos de los mas débiles- Aplaudió y luego sus ojos blancos se llenaron con mas frialdad que la anterior- Por eso es que Andras no quería que vinieras- Su voz era firme y frígida, lo que hizo que retrocediera mas-.

Ángeles de la música ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora