Capítulo 6

2.2K 138 2
                                    

Layla:

— ¿Jake....?

— ¿Lo conoces?—Preguntó confuso Lysander-.

—No...—Mentí—Quiero ir a mi habitación, todavía tengo cosas que pensar—Dije, aun mirando a Jake, que tenía una chica a su lado con la cual parecía llevarse bien. Sentía algo en mi interior que nunca había sentido: Celos- ¿Cómo puedo volver?—Pregunté resistiendo las lágrimas—.

Lysander me dio las indicaciones, y las seguí tal y como él me las había dicho.

— ¿Estás bien? ¿Quieres que te acompañé?—Se ofreció Lysander preocupado—.

—No es necesario—Rechacé de inmediato. Necesitaba estar sola—.

En el camino de vuelta, me encontré con una chica que me llamaba la atención, pues ya la había visto antes. Era la misma de esta mañana: Mary. Ella me miro a los ojos directamente y se interpuso en mi camino, evitándome el paso.

—No sé qué te vio Lysander—Dijo fríamente- ¿Como una humana como tú...—Pronuncio el 'humana' con repugnancia—...pudo ganar su atención en tan poco tiempo? No caeré tan bajo para compararme con una humana como tú. Así que evitémonos problemas, y no te vuelvas a acercar a Lysander, porque él es mío—Sus últimas venían acompañadas de un golpe, que aterrizó en mi ojo izquierdo—.

La vi reírse y marcharse. El golpe me afectó la vista de aquel ojo y ahora solo podía ver por uno. Milagrosamente pude llegar a mi habitación. Me recosté en la cama y al instante, quedé profundamente dormida. Unas horas después, alguien me sacudió y me despertó. Supuse que era Anthony o Lysander, pero no quería verlos a ninguno de los dos. Pero no. Era un chico rubio con ojos color dorado, su aura somnolienta me tranquilizo.

Al principio me asusté, pues al parecer todos los ángeles podían entrar a mi habitación sin autorización. Sin embargo, pensé que eran ángeles, así que nada podía salir mal.

—Se te está haciendo tarde—Dijo, señalando el reloj junto a la cómoda—Mi nombre es Lauviah, desde hoy seré tu 'tutor'—Recordé que en la carta decía que tenía que ir con mi 'tutor', así que esa era la razón porque estaba él aquí— Ya son las 11:50AM...—Su voz era tan paciente, que hacía que olvidara que teníamos que apurarnos para la invitación de la carta—.

— ¡¿Ya es tan tarde?!—Pregunte exaltada, y en acto seguido, me levanté de un salto y comencé a arreglarme. Me miré al espejo y me preocupé, el golpe de Mary se había convertido en un gran moretón. ¿Cómo iba a ocultarlo?—.

—Yo puedo arreglarlo...—Sugirió Lauviah al ver mi preocupación—Pero para hacerlo tenemos que ser rápidos...—Asentí aceptando, así que me cogió de la mano y salió corriendo a la ventana. Cuando llego a la ventana, la rompió, saltó y me abrazó. En el aire brotaron dos alas de su espalda y la sensación de vértigo se apodero otra vez mí, sentía que me iba a desmayar pero no lo hice. Lauviah se dirigió con un aleteo impresionante a la punta de la torre. Allí, había una habitación oscura y fría. En el centro había un piano que sobresaltaba en todo esa frialdad. Lauviah me dejo en el suelo y se dirigió al piano, y comenzó a interpretar una obra que nunca había escuchado.

Con el transcurso de la melodía sentí que una sensación helada me rodeaba el ojo en el que tenía el moretón de Mary, y el dolor se había desvanecido. El piso se asemejaba a un espejo, así que me observe allí y mire mi ojo: Ya no existía ningún moretón.

— ¿Cómo hiciste eso...?—Pregunte sorprendida-.

—Todos los ángeles tienen su forma de luchar...los ángeles de la guerra son buenos peleando, los ángeles del amor son buenos creando amor y reparando corazones, y así cada clase, pero nosotros podemos hacer muchas cosas con las obras que interpretamos: No solo transmitimos nuestros sentimientos, sino que los hacemos realidad. Digamos, interpretas una melodía de batalla, tu contrincante no podrá acercarte y perderá si no tiene buena resistencia auditiva; si tocas una obra romántica, la persona que desees que la escuches se enamorara y así con cada cosa que interpretas. La música no solo fue inventada para escuchar, sino para disfrutar y sentirla en cada aspecto. Hace un momento interpreté una obra de 'curación' y por eso tu ojo se sano, porque yo así lo quise—Respondió, sonriendo con las comisuras de sus labios—Con el tiempo te enseñare más, pero ya son las 11:55AM...—.

—No alcanzaremos a llegar—Predije alarmada—-.

—Si podremos, pero tendremos que volar...—Y sin preguntar cogió mis manos y salto al vació, como antes. Creo que ya me estoy acostumbrando a esta sensación por eso no me desmaye—.




Ángeles de la música ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora