Capítulo 39

7.4K 880 75
                                    


39 | el último tramo.






CUANDO DANNA APRECIO EL CABELLO ROJO MENSTRUACIÓN DE SPENCER, no dudó en correr a abrazarle. —¡Ay, que me dejas sin aire, Danna!— se quejó este pero no le separó, a decir más, le abrazo con la misma fuerza. Cuando tomaron distancia, Spencer evaluó a su amiga mientras tomaba su rostro entre sus manos. —¿Estás bien?

Danna sonrió. Aquellos días le había extrañado horrores, y verle sabiendo que nadie podría hacerle daño era un regalo que el universo no dudaba en darle.

—Tengo los dos brazos, las dos piernas...

Spencer asintió mientras hacía una mueca —El mismo aire de perra por lo que veo— exclamó. Ambos rieron y se tomaron de las manos para comenzar a caminar hacia el interior del edificio.

Los exámenes finales estaban llegando, y con ellos, el fin de la vida estudiantil. La universidad era un plan para muchos pero Danna no tenía ni puta idea de que iba a hacer. ¿Seguir una carrera? ¿Dedicarse a trabajar? Su sueño era viajar y estudiar en el exterior: Inglaterra más específicamente. Pero eso parecía ser lejano. Quizás, demasiado.  —¿Y? ¿Qué pasó con el tipo de you versión dos punto cero?

Danna sonrió ante la forma en la que Spencer mencionó a su hermano —Digamos que llegamos a un acuerdo implícito en donde ambos estamos mejor separados...— murmuró antes de lanzarle una mirada de lado —esta internado en el Hospital Psiquiátrico de Forks.

Spencer se detuvo abruptamente en medio del corredor y le miró con sorpresa —¡Ay, mierda!— susurró —¿Y tú? ¿Cómo estás?— se preocupó. Sabía que pese a todo, no dejaba de ser su hermano y la única persona viva que le quedaba de su familia. Danna se encogió de hombros con lentitud.

— Aún no puedo ir a verlo pero cuando habiliten las visitas se que podré y todo comenzará a estar mejor — recitó como si fuese una especie de manifestación que deseaba que se hiciera realidad con todas sus fuerzas. Danna confiaba en que James podía mejorar, en que podían ser los hermanos que algún vez fueron. Sacudió su cabeza intentando salirse de aquel pozo de malos pensamientos —Hablando de otra cosa, ¿qué tal con Jacob?— cuestionó elevando las cejas. Spencer bufó.

—¿Qué onda contigo? ¿Quién puede ser mejor que la policía? — contraatacó.

—¿Estás evitando mi interrogatorio?— jadeo Danna —Y...digamos que Edward Cullen es un buen guardaespaldas. — declaró mientras revolvía en su mochila para finalmente sacar de ella dos paquetes de gomitas. Le tendió uno a Spencer y ella se quedó con las ácidas.

Comenzó a saborear una en cuanto abrió el paquete —¡Uy, así que Cullen, eh!— exclamó el pelirrojo, Danna le calló con un chasquido de lengua. —¿Y qué, hicieron zas en la ducha?— preguntó con naturalidad.

Danna tosió con fuerza cuando sintió que la gomita se le iba por la garganta aún sin terminar de masticarla, y Spencer le miró con una expresión de sorpresa —¡En serio lo hiciste, maldita! — exclamó sin poder creerlo.

Danna le miró cuando recuerdo el aire y se puso una mano en el pecho —¿Eres vidente?

El pelirrojo arrugó las cejas antes de negar —Solo miró muchas películas, además es fácil saberlo, digo, adolescentes hormonales pasando la noche juntos, es obvio que ese zas va a pasar en algún momento. —se encogió de hombros —cada vez te conviertes más en el personaje principal, amiga. —se burló.

Danna bufó antes de pasarle un brazo por los hombros —¿Yo? ¿Qué hay de tí?

Spencer se mofó de si mismo —Me gusta un tipo que más hetero que una solución de un solo líquido, ¿qué más necesitas saber? —su rostro mostró la desdicha por unos segundos, pero después volvió a ser el mismo de siempre, aunque Danna notó ese cambio de ánimo. —¿No tienes a un amigo para presentarme?

Danna pensó, realmente no.

—No, pero puedo buscar, debe haber alguien que valga la pena aquí.

Spencer río —Sí encuentras a alguien, procura que sea profesor de biología porque hoy si nos va bien es de milagro.

Danna hizo una mueca, en eso tenía razón porque ninguno de los dos había tocado un libro esa última semana, aunque no era su culpa. Era culpa de los hechos sobrenaturales sobre, los cuales, no podían hablar.  —Podemos ser honestos y desaprobar el examen final, o podemos...

Spencer elevó las cejas al ver el rostro de su amiga —Usar la magia.

—¡Seeeeee! —exclamaron ambos.












—¿Cómo te fue en el examen?

Danna se asustó ante la voz masculina, y por instinto metió el papel escrito con tinta negra dentro de su boca. Recién acababa de salir del salón, no podía arriesgar a que el profesor le descubriera. Se detuvo en medio del pasillo y se giró hacia un costado: Edward. Era solo Edward. Relajó los hombros, pero aún así, la vergüenza hizo mella en su ser.

No podía abrir la boca.

¿Porque había hecho eso?

Sostuvo a Edward y tironeo levemente de su suéter gris para alejarlo lo más posible del salón de Biología. —¿Y ahora que pasa?— cuestionó el vampiro mientras le evaluaba con los ojos dorados clavados en ella. —¿Que tienes en la boca?

Danna le miró con sorpresa —¿Tienes rayos X en los ojos?— preguntó antes de sacar el papel mojado de au boca. Edward se lo arrebato e hizo una mueca de asco al notar la saliva en toda la mano.

—¿Estabas haciendo trampa?— cuestionó, Danna quiso ocultar su rostro detrás de su cabello por la vergüenza pero no lo hizo, le miró con fijeza y le enfrentó.

—¡Si, si! ¿Y qué? Cómo si no nunca lo hubieras hecho, maldito viejo — se quejó.

Edward lanzo una carcajada antes de pasar un brazo por sus hombros, Danna se sintió ardiendo debajo del contacto pese a que el hombre estaba helado como cubito. —Te perdono porque fue nuestra culpa que no hayas tocado un libro en esta semana, además, confieso que lo hice alguna vez, digo...si no sería aburrido, de todas formas, ya me se las cosas de memoria por verlas tanto.

Danna sostuvo la mano de Edward y ambos pasaron por alto las miradas de los demás. —¿No trajiste lentes de sol?— preguntó la joven. Edward negó con una sonrisa.

—Emmett dijo que me quedan horribles.

Danna sonrió —Bueno, tiene razón. —se burló.

—Muy graciosa, con una novia como tú no necesito enemigos — se quejó antes de apreciarla de costado. —¿Estás ansiosa por la graduación?

La joven suspiró —Estoy más ansiosa por el después  de la graduación.

—Bueno, por ahora tu desafío es sobrevivir a Alice ayudándote a elegir el vestido que irá debajo de la toga.

Danna le envío una mirada de susto. Si en un día normal había tardado horas con Alice dentro del shopping, no quería pensar en cuanto se multiplicaría ese tiempo con algo tan delicado como el vestido de graduación.

Pero sabía interiormente que no había nadie mejor que Alice para compartir la experiencia.



















BREAK UP WITH YOUR GIRLFRIEND | EDWARD CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora