Capítulo 17

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EL ROSTRO SONRIENTE DE EMMETT CULLEN FUE VISIBLE PARA EDWARD APENAS ATRAVESÓ LA PUERTA, el castaño se movió levemente hacia atrás por la impresión pero se recuperó al segundo. —¿Dónde estabas, Eddy?—pregunto mientras sus comisuras se elevaban. Edward quiso rodar las ojos al leer los pensamientos de su hermano y se movió hacia el interior de la casa. Jasper, el cual, leía un libro sentado en el sofá color gris levantó la vista para ver pasar a sus hermanos. Sonrió al notar el ligero aura de molestia y diversión que Edward cargaba.

—¿Sigue siendo un mártir?— preguntó Jasper al aire.

—¡Desde luego!— le grito en respuesta Emmett desde otro lado de la casa. Ambos compartieron una risa que irritó más al castaño, el cual, había llegado de buen humor pero ese desapareció completamente.

—¿No tienen algo que hacer?— preguntó mientras subía las escaleras. Tomó el celular de su bolsillo y lo encendió a medida que caminaba, para que esté comenzará a sonar rápidamente.

—¡Por los demonios, apaga esa cosa!— se quejó Emmett mientras se acariciaba las orejas, el ruido de todos los mensajes y llamadas perdidas solo le taladraban el cerebro con fuerza, el pelinegro se estiró un poco notando el nombre de Bella, en la pantalla y silbó al aire —¿Problemas en el paraíso?— pregunto en tono burlón, Edward le dio una mirada para cerrarle la puerta de su habitación en la cara. —¡Eso fue grosero!— el grito se oyó perfectamente por toda la casa. Edward rodó los ojos cuando los pasos de Emmett resonaron.

“Pagame lo que me debes, perdedor” escuchó que el grandulón le decía a Jasper. Sacó su atención de la discusión que sus hermanos mantenían y la llevo al celular en mano, de repente sintió un sabor amargo en la garganta aunque supiera que no podía sentir nada. Le había sido infiel a Bella, y aunque ya no la amara y sintiese que ese sentimiento se había acabado por parte de ambos, sabía que aún eran pareja, y que había cometido un error, uno horrible. La culpa le carcomio y sus dedos teclaron el número de la castaña para hablar con ella.




Los ojos de Bella evitaban los de Edward, el viento le revolvía el cabello y lograba que el aroma de la sangre de ella le llegará a las fosas nasales del vampiro, pero lejos de parecerle seductor e irresistible como antes solo quería vomitar. Sabía que eso también se debía a la propia culpa que sentía para consigo. Había sido claro, le dijo lo que había hecho, y aunque evitó decir con quién, por la mirada de la castaña comprendió que quizás ya lo sabía, o lo sospechaba. Bella tomo una gran bocanada de aire mientras daba una vuelta con las manos en los bolsillos, la tierra estaba húmeda por la reciente lluvia y sentía ganas de llorar.

—En serio no puedo creer esto...— murmuró la joven. Mordió sus labios nerviosamente antes de darse vuelta y mover sus ojos a los de Edward. Tomó aire un par de veces intentando luchar contra la ira que se le arremolino en el pecho, pero no pudo —¡Cruce un puto océano para salvarte cuando quisiste hacer tú especie de suicidio en Volterra!— exclamó. De repente el bosque quedó en silencio, los gritos siempre asustaban a los animales y alertaban peligro. —¡Arriesgue mi vida por ti y ahora tú me dices que te gusta otra...— dejó el reclamo a medio ser. Jamás gritaba, siempre habia sido silenciosa. La mirada de Edward expresaba puro arrepentimiento pero Bella no lo notó, y aunque sabía que quizás estaba siendo egoísta al querer atarlo a ella cuando interiormente sabía que sentía algo por Jacob, no podía dejarlo ir. No así. Sería mucho para su orgullo.

—No puedo decir nada más que lo siento aunque eso no lo cambie...— dijo Edward.

Bella le miró colérica —Claro que no lo cambia, te acostaste con otra mujer, Edward cuando a mí no me has tocado aunque casi te lo rogué— exclamó. Las lágrimas hicieron presencia en los ojos de la humana y Edward se sintió aún peor. La había lastimado de la peor forma.

Bella por su parte tenía las emociones revueltas, se sentía humillada pero sobretodo rechazada. Edward apenas aceptaba sus besos y tenía el descaro de confesarle que se había acostado con otra —Eres horrible...— dejó salir la joven, Edward asintió aceptando el hecho. Lo sabía.

—Lo sé...lo siento realmente, Bella —se disculpó —¿Qué puedo hacer para que me disculpes al menos? Solo dime — murmuró el castaño. A pesar de las circunstancias sabía que el que había fallado había sido él, y Bella era una persona importante, o al menos lo fue, y debía honrar eso.

Bella sorbió su nariz, sus ojos ardían pero se forzó a dejar de llorar. Después de un par de minutos en los que Edward deseó poder leer sus pensamientos la joven elevó el rostro para mirarlo. El castaño se sorprendió levemente cuando Bella se acercó a él y posó sus manos calientes sobre su helado rostro. La castaña se dio unos segundos para apreciarlo allí, debajo de la luz del sol que se filtraba por las copas de los árboles, la piel del hombre brillaba cual diamante y le seguía pareciendo igual de hermoso que la primera vez que lo vio —Quedate conmigo...— pidió la joven.

—Bella...— respondió Edward queriendo moverse hacia atrás pero sabia que salirse de entre las manos de la joven sería descortés.

—Te perdonó esto, puede pasarle a cualquiera...— murmuró la joven intentando convencerse a ella misma —Te amo, y tú me amas, eso es todo lo que necesitamos para superar esto — exclamó. Yo ya no te amo, quiso decir Edward, pero su boca no se abrió. Quizás no tenía el valor para decir eso —Solo es una etapa, ya lo verás. Estamos destinados a una eternidad — dijo para depositar un beso suave sobre los helados labios del hombre.

Bella sabía que no podía dejarlo ir, no podía aferrarse a Jacob, y no podía dejar ir la eternidad que implicaba Edward. El vampiro por su parte solo quería que la culpa desapareciese, nunca quiso lastimarla así.

O quizás solo estaba siendo complaciente, como lo era siempre con Bella.





BREAK UP WITH YOUR GIRLFRIEND | EDWARD CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora