Capítulo 25

12.6K 1.3K 45
                                    




25| Cementerios grises










EL LUGAR ERA SOLITARIO, Y EL ESPACIO ENTRE CADA TUMBA ERA BASTANTE AMPLIO, lo cual, le daba a Danna una extraña sensación de bienestar, quizás porque no había tanta gente muerta allí. El viento de Seattle le removió las hebras del cabello castaño y la joven metió sus manos en los bolsillos de su sudadera. — Pensé que te ibas a quedar en el auto— murmuró en voz baja al sentir los pasos de Edward a unos metros de ella. Había luchado por viajar sola, pero Edward había insistido una y otra vez en acompañarla por su seguridad.

—Si, bueno, creí que sería mejor estar aquí

Danna no respondió, se quedó en un silencio sepulcral mientras observaba la lápida de su madre. No había ninguna inscripción en ella, solo el nombre. El viaje desde Forks no había sido especialmente largo pero levantarse temprano no era su fuerte, y Cullen había decidido sacarla de la cama casi al mismo tiempo en que el sol salía.
—Era hermosa— comenzó a hablar, sin saber muy bien porqué. Quizás sentía a Edward como un confidente sin quererlo realmente. O quizás porque estaba cansada de no poder recordar la sonrisa de su madre sin pensarla muerta al momento siguiente. —No lo digo porque era mi madre, si no, realmente

—No lo dudó

Danna sonrió ante la respuesta del vampiro —Claro que no, saque sus genes — bromeó, la risa se le quedó tan pronto comenzó. Edward hizo una mueca notando aquello, por un segundo deseo intercambiar su lugar con la madre de Danna, al menos así seguiría con vida pero al instante recordó que aquella forma no era vida. Lejos estaba de serlo. Danna jamás se sentía de humor en esos días. Pero lo intentaba.

Edward dudó. Tenía curiosidad, pero también, respetaba el dolor que preguntar suponía. No quería causar más daño y meterse en su cabeza a averiguarlo no era una opción. —Fue asesinada— exclamó Danna como si pudiera leer sus pensamientos, los ojos del vampiro le miraron inmediatamente. —Ellos la alejaron de mi— aseguró, un tinte de odio se arrastró en su garganta. —Despues de eso, supe que debía irme...— tomo una larga respiración y se tomó unos minutos, Edward creyó que incluso, su conversación terminaba allí —Mi hermano sigue buscándome, y sabe dónde estoy ahora

—¿Qué pasa con él?— cuestionó finalmente el castaño, notaba la incomodidad destilando en cada poro de su piel cuando hablaba de su hermano. Debía de haber una razón para aquello.

—Es a la única persona a que le tengo miedo realmente — admitió. Y era verdad. Siempre se consideró valiente, pero la relación con su hermano se había tornado tan enfermiza que sabía que todo podría terminar muy mal en cuestión de segundos. Él era inestable mentalmente, y además de eso, posesivo y controlador. Un mal combo. —La muerte de mamá fue peor para él, y comenzó a creer que debía de protegerme hasta del aire. De un momento a otro comencé a sentirme sofocada: me iba a buscar a todos lados, preguntaba donde estaba, no me quería dejar ni tomar una ducha sola, revisaba mi teléfono, y hasta me dejaba encerrada para que no saliera a ningún lado, se volvió rápidamente una pesadilla vivir con él — explicó.

—No puede lastimarte aquí — dictaminó, en sus ojos se reflejó la determinación de sus palabras —No voy a permitirlo

Danna hizo una mueca —Juntos somos un mal combo, Edward — respondió la castaña antes de despegar la vista de la tumba de su madre y observarle con intensidad, al vampiro le costó unos segundos comprender a que se refería con exactitud.

—Mis sentimientos están claros, Danna — murmuró el mayor, y se movió unos pasos hacia ella, parecía seguro por fuera, como siempre solía estarlo, pero no estaba así por dentro. — Sólo necesito tiempo...

—¿Tiempo para qué?

Edward suspiro —Para explicar esto, hay alguien más que puede salir muy lastimada si no...

Danna le interrumpió —¿No crees que ya lo esta? — cuestionó elevando una de sus cejas. Edward le miró con detenimiento. —Digo, ya sabe que te acostaste con otra mujer siendo su novio, eso lástima a cualquiera. ¿No crees que ya lo esta?

—Lo sé, y se que lo está pero ella cree que podemos...

—Ese es el problema. Ella sigue creyendo cosas que tú ya no, debes de explicarle de una maldita vez — murmuró Danna.

—¿Puedes dejarme terminar una frase?— cuestionó Edward.

—¡No, no puedo! — gritó en respuesta la castaña ganándose una mirada de una pareja que había allí visitando otra tumba, se disculpó con la cabeza. Tomó una larga respiración —Mira, esto era exactamente lo que no que quería. Solo quiero que esta mierda sobrenatural se termine, dejar esto atrás y seguir con mi vida — exclamó ofuscada. Estaba cansada de vampiros, de viejos, de esos denominados neófitos, de Bella Swan, de Cullen, y de todo. Solo quería volver a su estúpida rutina en donde no tenía que irse de su casa por miedo a que una demente le saque la cabeza de cuajo, tenía suficiente con el psicópata de su hermano como para soportar eso también.

Su mundo y el de los Cullen no eran compatibles, para nada.

Danna camino hacia la salida y Edward cerró los ojos mientras soltaba el aire que no tenía e intentaba hallar un poco de paz interior. Sabía lo que quería, sabía con quién, y estaba allí parado como un imbécil dejando que aquello que había deseado toda la eternidad desapareciera entre sus dedos como el agua cuando intentas agarrarla. Por primera vez en muchos años se volvía a sentir un completo idiota. —No puedo prometer que se acabé rápido

—¡Esperemos que lo haga!—fue todo lo que respondió antes de regresar al auto. Cuando estuvo sola nuevamente dejó escapar un bufido y se abrochó el cinturón, el viaje de regreso sería muy incómodo, y estaba comenzando a odiar cantar la misma canción en su cabeza todo el tiempo solo para no pensar en algo que Edward pudiese oír, consciente o inconscientemente.







BREAK UP WITH YOUR GIRLFRIEND | EDWARD CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora