Capítulo 11

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11| malos resultados




DANNA OBSERVABA COMO LA PASTILLA SE EVAPORABA EN EL VASO CON AGUA, sin embargo,el antiácido que iba a tomar no parecía ser suficiente para aliviar su malestar. Elevó la mirada levemente hacia Edward Cullen,el cual, se encontraba limpiando una de las últimas mesas que habían quedado sucias, ya llevaban trabajando una semana juntos y la castaña no podía creer cuánto había caminado en esos días, el lugar había estado a explotar todo el tiempo de una gran población femenina de Forks. Y era obvio el porqué. Edward Cullen era un imán para las mujeres, y al parecer el verlo en una camisa blanca arremangada parecía una especie de nuevo fetiche.

La noche se encontraba más cerrada y oscura que de costumbre, lo cual, la ponía más nerviosa cuando en días como esos, ellos tenían que cerrar el local. Había quedado nerviosa desde el incidente con la banda de imbéciles, que aunque no habían re aparecido, seguramente seguirían rondando.  Además el clima realmente frío parecía acercarse con rapidez para hacer que los días fueran más cortos y la luz del sol dejará de protegerla.  La castaña llevo brevemente la mirada a la televisión en off que se encontraba en el lugar y frunció el ceño al ver la noticia de un joven desaparecido en Seattle, la campanilla de la puerta sonó. Danna levantó el vaso y bebió un sorbo—Lo siento, ya estamos cerrados...— la oración de la joven se detuvo al ver a Spencer apuntándole con un arma, la cabeza de la joven se volvió un remolino de repente, esta vez estaba solo, sin Harry y Luke acompañándole: sus compañeros en crimen. Llevo su mirada hacia Edward, el cual, había dejado el trapo que estaba usando para limpiar las mesas y se giraba levemente hacia su dirección; pero no podría salvarla de una bala. Las manos de Danna temblaron y el líquido efervescente dentro del vaso parecía estar en el mismo estado que su estómago —Señor...porfavor, baje eso— la voz le salió como un susurro pero fue lo suficientemente audible. Spencer, que parecía más drogado que vivo, se rió como si tener su vida entre las manos fuese una broma.

—Vengo por tí, el dinero que hay en esa caja...— dijo apuntando el arma había el pedazo de metal que había delante de ella —y después voy por ti — dijo señalando específicamente a Cullen —¿Que creías, que por humillarte la otra vez iba a quedarme quieto, anormal?— pregunto con burla pero a la vez miedo. Danna supo que tenía miedo, lo vio en sus ojos. La situación le parecía tan surrealista que quería que alguien le pellizcara el brazo, pero sabia que no tenía tanta imaginación para crear algo así.

—No tienes que hacer esto...— dijo la castaña dejando el vaso con lentitud sobre la barra, sentía que las palabras se le mezclaban en la boca y era difícil formar una oración. No entraba el suficiente aire que debia a su cuerpo: estaba por tener un ataque de ansiedad. Se acercó a la caja con la intención de convencerlo —Te daré todo el dinero...e incluso puedo darte mi recaudación del día...— el hombre saco un bufido molesto de su boca y afirmó el agarre en su arma.

—Me jode cuando ustedes hablan tanto —fue lo último que dijo antes de apretar el gatillo sin consideración. La castaña quiso reír antes las estúpidas palabras que sería las últimas que escucharía antes de morir pero no pudo, y aunque jamás se había detenido a pensar en cómo iba a dejar de respirar: esa opción no le gustaba. Danna apretó los párpados esperando sentir que la bala entrase en su cuerpo para provocar un dolor que jamás había experimentado, esperaba gritar y sostener esa parte del cuerpo dañada mientras  la sangre se derramaba por el suelo como en una escena de película de terror, pero todo lo que recibió fue una sensación de vértigo en el estómago y su cuerpo moverse hacia un lado con rapidez, cuando abrió los ojos, se encontraba entre los brazos de Edward Cullen, el cual, le miró con los ojos dorados más expresivos que había visto en su vida. Danna no creía que estaban al otro lado del restaurante, y tampoco podía creer que el hubiese llegado hasta ella. Era humanamente imposible.

Todo lo que pasó a continuación fue como un borrón frente a sus ojos, y no fue la única que sintió terror. Vio en los ojos de Spencer el horror cuando Edward se movió con una velocidad impresionante hasta quedar delante de él y Danna sintió que la presión le bajaba cuando Cullen doblo el arma como si se tratase de una simple hoja de papel, Spencer termino desmayado del otro lado del restaurante. La castaña sintió que la respiración le fallaba y los sollozos comenzaron a salir de su boca, su cuerpo tembló con más fuerza cuando las manos frías de Edward se posaron sobre sus brazos con delicadeza intentando calmarla, ¿como podría calmarla la misma persona que la termino de alterar?

Y aunque quiso luchar, gritar, y aunque su mente le decia que lo racional era ir a la comisaría lo antes posible para plantar una denuncia y estar a salvo, se dejó guiar por Edward hacia el auto de este por el simple hecho de que estaba en medio de una crisis. Se sentía tan mareada que parecía que en cualquier momento iba a desmayarse, el sudor le recorría el cuello y los temblores incontrolables que tenía en el cuerpo sólo la hacían alterarse más, y eso era lo que más odiaba de los ataques de ansiedad. Su cabeza le decía que estaba a punto de morir pero no podía hacer nada más que vivir los temblores, el mareo y el llanto. Y se volvía vulnerable en todo sentido de la palabra. Es por eso que cuando el auto arrancó y todo el trayecto hasta la casa de los Cullen fue como un pitido molestó en sus oídos y las luces de la calle se veían distorsionadas como si se tratase de algo sin forma.

La voz de Edward Cullen se perdió entre la crisis y Danna no se esforzó por quedarse con él.



BREAK UP WITH YOUR GIRLFRIEND | EDWARD CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora