Capítulo 20

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20 | VASOS ROTOS




—¿Que carajos está pasando, Alice?— el grito que Danna lanzo fue ensordecedor para la vampiresa, la cual, tironeo de ella con más fuerza para llegar rapidamente al auto. Una vez dentro del volvo gris, la castaña apretó con mas fuerza el trapo blanco sobre su mano, el cual se tornaba cada vez más rojo debido a la sangre que salía de la herida en esta. Alice arrancó el auto con tanta rapidez que Danna tuvo que hacer malabares para no estamparse contra la ventanilla. La ansiedad estaba presente en el ambiente, Danna no podia procesar todo la informacion de forma rápida, y Alice hacia todo lo contrario. 

La sangre mancho el brazo de Danna y Alice tuvo que abrir las ventanillas del auto, comenzaba a sentirse asfixiada por el encantador aroma. —Alice...— murmuro de nuevo la castaña intentando obtener una respuesta de lo sucedido minutos atras. Danna lazno un grito de terror cuando algo aterrizo sobre el techo del automovil pero la pelinegra le tranquilizo 

—Es Jasper, esta bien... 

Los ojos de la humana se dirigieron a la parte trasera del vehículo, en donde Jasper entro velozmente por unas de las ventanillas con una destreza jamás vista. El castaño sonrió levemente en su dirección pero rápidamente su mandíbula se tenso —Ah, un placer conocerte, Jasper — murmuró Danna intentando dejar de prestarle atención al dolor punzante en su mano.

El camino se hizo más oscuro, y difícil cuando ingresaron en la zona del bosque. Danna suspiro mientras apretaba más la herida y apoyaba la cabeza en el asiento. Se sentía mareada.









20 minutos antes.

Danna agradeció cuando el último tipo borracho como cuba salió por la puerta del bar. Y se quedó casi sola nuevamente con el silencio como compañero, ya era tarde y debía ir a casa. Miro con molestia el vaso de vidrio con un resto de cerveza que tuvo que sacar a la fuerza, su mano libre tanteo su bolsillo, debería de llamar a Alice. Un casparreó la sobresaltó, y se giró con rapidez dando con el rostro de Riley, por unos segundos había olvidado que el seguía allí. —¡Hey! — murmuró antes de empezar a caminar hacia la mesa de este —Ya vamos a cerrar pero, ¿quieres algo más?— preguntó. Su mirada recayó en la taza de café que seguía llena, y seguramente fría.

¿Porque pedir algo y no tomarlo?

—¿No te gusto?

Su pregunta fue interrumpida por el movimiento del hombre, el cual, se sacó los lentes. Danna observó con atención los impactantes ojos rojos de Riley, y trago saliva. El jamás tuvo los ojos de ese color y lo sabía por experiencia, lo había visto muy de cerca en varias ocasiones. —Riley, ¿esta todo bien?— pregunto cuando este se levantó de su asiento para acercarse a ella. Fácilmente le sacaba unos centímetros de altura y le resultaba muchos más intimidante y menos amable que antes.

—¿Porque siempre eliges tan mal a la gente que te rodea?— la pregunta de Riley la dejo en desconcierto. —Deberias unirte a mi, al menos te puedo mantener a salvo si estás en el lado correcto — ofreció sin estar en igualdad de condiciones. Él sabía a qué se refería, Danna no tenía ni puta idea de que estaba pasando. ¿Riley era un vampiro? ¿Cuando lo habían convertido? ¿Quién?

—Riley, no entiendo que está pasando...— dijo y lanzó una risa nerviosa con el objetivo de aliviar la tensión en el ambiente, pero falló estrepitosamente. Una de las manos de Riley sostuvo la de ella, exactamente con la que sostenía el estúpido vaso, para apretar con fuerza. Danna grito cuando el vaso se quebró entre sus manos y los vidrios de este no hicieron más que enterrarse en su pálida piel. Su cuerpo y el de Riley se vieron ferozmente juntos con rapidez. Las lágrimas cayeron por los ojos de la castaña sin poder contenerlas, y la sangre comenzó a brotar para deslizarse por la piel. La mirada color escarlata del hombre cayó sobre sus manos juntas, Danna se removió sin éxito, no podía librarse de su agarre.

—Riley, nosotros nos conocemos, no me hagas esto, me asustas — pidió la castaña entre sollozos, la mano libre del joven acarició su rostro con suavidad. Danna cerró los ojos con miedo y sintió como él dejaba un beso sobre la piel húmeda de su mejilla.

—¿Cómo se controla contigo?— pregunto. Danna abrió nuevamente los ojos con duda y temor, el cercano rostro del joven era a todo lo que podía prestarle atención.

—¿Quién?

—Cullen. —respondio como si fuese obvio. —Eres mucho para algo como él

—¿Tú no eres igual?— pregunto en un acto de valentía. Ambos eran vampiros, de la misma especie, ambos estaban corruptos desde el alma. Los ojos de Riley se llenaron de furia, no podía creer que lo estuviese igualando a alguien como Cullen, no cuando ambos se conocían bien. Riley sabía que Danna no era como las demás mujeres, ¿ella no debía saber lo mismo de él?

—Me ofendes que creas eso...— murmuró antes de apretar más la mano de la castaña, se retorció de placer debajo de los quejidos de esta. —Pense que nos conocíamos, que había algo especial — aseguró, levantó la barbilla de la humana —Puede que a ella le sirvas más como una de nosotros

Antes de poder hacer otro movimiento, la presión en su mano desapareció y mientras Danna dejaba caer lo que quedaba del vaso al suelo, Alice aparecía en su campo de visión. —¡Danna!, ¿Estás bien? — pregunto mientras escaneaba su herida descartando que fuese una mordida. No lo era, y eso le permitió respirar tranquila. Envolvió un trapo alrededor de la herida a pesar de las quejas de la castaña y la tomo por los hombros para sacarla de allí con rapidez.








Ver la mansión de los Cullen fue un alivio y un terror a la vez. Estaba fuera del alcance de Riley Biers, pero estaba por ingresar con la sangre fresca a un nido de chupasangres que fácilmente podrían hacer un banquete con ella. Estaba demente, completamente. Una extraña sensación de calma le irrumpió apenas puso un pie en la mansión, su mirada busco la de Jasper, desconfiaba en que él pudiese hacer eso, pero quizás si era su ting.  Con ayuda de Alice, subieron las escaleras a lo que parecía ser el primer piso.

Al igual que la primera vez que estuvo allí, tenía la sensación de estar siendo observaba por varias personas. El estar sola pero no estarlo a la vez, y eso, la ponía nerviosa, hacia que el sudor le recorriera la espalda y que se sintiera más paranoica de lo que era normalmente. El rostro hegemónico de Carlisle apareció apenas pisaron la sala para mirarla con preocupación, y también el de Edward... Y el rostro para nada amable de Bella Swan.

Danna quiso desmayarse allí mismo para evitar la situación. Y la sangre seguía cayendo por su brazo.






BREAK UP WITH YOUR GIRLFRIEND | EDWARD CULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora