DANNA ESTABA NERVIOSA, PARANOICA Y TODOS LOS ADJETIVOS POSIBLES pero a su lado Alice parecía todo lo contrario. La pelinegra con aspecto de duendecillo se paseaba por la casa con tranquilidad observando el lugar y hablando sobre las incontables cosas que deberían hacer para dejar hermoso. Si tan solo tuviese el dinero, pensó Danna. —Respondiendo a tu pregunta, creo que un color crema iría hermoso, combinaría con tus muebles y puedes comprar unas cortinas más sobrias— declaró la mayor. La castaña a su lado asintió levemente. Alice lanzó un suspiro y le miró con ternura, Danna relajó un poco los músculos, después de todo era realmente difícil desconfiar de alguien como Alice, siempre tan jovial, servicial y amable.
No parecía el tipo de vampiresa que te clavara el colmillo a la primera.
Los ojos dorados de Alice se clavaron en ella y Danna se sintió pequeña de un momento a otro a pesar de que era más alta en altura. —No voy a lastimarte...— aseguró la mujer, Danna trago saliva —ninguno de nosotros y aunque hay cosas que debes de hablar con Edward, yo puedo responder tus dudas — murmuró con la voz tierna e hiperactiva que la caracterizaba.
La castaña sonrió abiertamente para negar con la cabeza por un segundo —¿Pueden comer hamburguesas?— fue la primer pregunta que soltó y se quiso dar la cabeza contra la pared cuando se dio cuenta, pero ya era demasiado tarde porque Alice se reía a carcajada limpia. Pero quizás podían comer hamburguesas crudas.
Una vez que Alice se calmo, negó con la cabeza —No, solo nos alimentamos de sangre animal— aclaró haciendo énfasis en la última palabra, lo último que quería era espantarla más.
—¿Comen perros?— preguntó alarmada la castaña, su vecina tenía un maldito caniche pero no lo quería muerto a pesar de que ladrase hasta las cinco de la madrugada. Alice elevó las cejas divertidas.
—¿Estás drogada?— preguntó con diversión, Danna rodó los ojos con fastidio. Alice comenzó a caminar hacia el sofá y palmeó su lado una vez que estuvo sentada indicándole a la joven que se sentase a su lado. —Ven, a tu nivel de preguntas esto va a tomar un rato muy largo— dijo. Danna bufó pero cumplió la orden.
Las preguntas extrañas de Danna fueron respondidas una por una aunque no todas, Alice le había explicado que había cosas que solo Edward podría responderle cómo cuál era su don de vampiro o cuántos años tenía, Danna estaba espantada por recibir esa respuesta. ¿Edward Cullen era un viejo en un cuerpo ardiente? Aún así se sentía intrigada y asustada por todo el mundo sobrenatural del cual solo había entreabierto la puerta. Pero sobretodo sentía pena porque notaba como el ánimo de Alice decaía cuando hablaba de cómo había sido convertida y entiendo rápidamente que ninguno de los Cullen estaba contento realmente con la vida que llevaba pero que debían aceptarla y seguir adelante. También la duendecillo le hablo sobre la estricta dieta a base de sangre animal que llevaban, y el hecho de que no lastimaban humanos bajo ningún termino, lo cual, tranquilizó un poco más el corazón de la castaña.
•
LA NOCHE HABÍA CAÍDO, los últimos rayos de sol desaparecían en el horizonte. Danna dejó de lado la revista de decoración que Alice le había dejado y cruzó bien las piernas sobre la madera de su banco casero —Si que resistes, ¿eh?— pregunto como si el objeto inanimado que ella había construido después de aplastarse los dedos con el martillo incontable veces fuese a contestarle. Su mirada se volvió al bosque; uno que pasaba de ser lindo y tranquilo a oscuro y peligroso, un lugar en donde no le gustaría estar de noche y mucho menos ahora que sabía que su especie no era la única en el mundo, ni en Forks. Puede que los Cullen fuesen vegetarianos pero no todos los vampiros allí afuera seguían esa regla.
El viento le revolvió el cabello, sus ojos viajaron hacia el teléfono a su lado y lo tomó mientras soltaba un suspiro. Lo miro por unos largos minutos como si la respuesta a la pregunta que se formulaba en su cabeza fuese a aparecer por arte de magia pero sabia que no era así. Armándose de valor marco el número y llevo el teléfono hacia su oído, uno, dos, tres tonos y la masculina voz sonó del otro lado. —¿Hola?— Edward dijo desde el otro lado de la línea.
Danna sintió que la garganta se le secaba, y la poca saliva que trago no era suficiente para aliviar las ganas de tomar agua que llegaron de repente. Pensaba hablar, saludar, decir algo pero la lengua se le enredo y termino diciendo lo que no quería. Por algo nunca llamaba por teléfono —¿Comés perros?
Un minuto en silencio después de esa estúpida pregunta fue lo que tuvo que soportar sintiendo el latido de su corazón para recibir como respuesta la risa más armoniosa que había escuchado en su vida. Edward Cullen se reía como si no hubiese mañana y le tomó un par de largos segundos calmarse —De todas las preguntas que debes tener, ¿haces esa? — pregunto con burla. Danna rodó los ojos. Se notaba que era hermano del duendecillo.
—Bueno, los perros tienen sangre también...— quiso excusar su estupidez —y además si me compro un perro y seguimos siendo amigos no quiero arriesgarme— dijo.
—No, Danna, no como perros. Puedes quedarte tranquila y comprar un caniche —dijo, la diversión teñía el tono de su voz.
—Estaba pensando en un perro grande en realidad — respondió la joven con ironía. —Por cierto, ¿cuál es tu ting?— preguntó. Edward hizo un sonido de confusión.
—¿Mi ting?— preguntó
—Si, ya sabes, tú don...— aclaró bajando la voz como si alguien los estuviese escuchando. Pero uno nunca sabía, Danna creía firmemente en que Google sabía todo de ella.
—Puedo leer mentes— soltó como si fuese lo más normal del mundo. Danna se atraganto con saliva y aunque quiso evitar los pensamientos pecaminosos que tenía sobre Cullen todos parecieron llegar como ráfaga de aire caliente. Sintió que el calor le subía a las mejillas a pesar del clima frío.
—¿Puedes leerme la mente ahora?— preguntó preocupada y bastante apenada. No podía dejar de pensar cosas inapropiadas. La risa de Edward fue audible de nuevo.
—¿Tú puedes verme a través del teléfono?— preguntó marcando la obviedad de lo que había preguntado. Danna soltó un suspiro cuando una ráfaga de aire frío le causó una sensación rara. —Pero si estoy aquí si puedo...—la voz de Cullen sonó más fuerte y a Danna le llevo un segundo procesar que ahora lo tenía a un metro de distancia de ella. Se sobresalto pegando la espalda al asiento de madera del sillón y corto la llamada.
—¡No te metas en mi cabeza!— dijo cuando Edward la miraba fijamente pero por la sonrisa que el vampiro esbozó se dio cuenta de que era tarde.
Demonios.
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BREAK UP WITH YOUR GIRLFRIEND | EDWARD CULLEN
FanficBREAK UP WITH YOUR GIRLFRIEND | "Rompe con tu novia por que estoy aburrida " DANNA MCLISTER ES UN SUEÑO ANDANTE: fuerte, independiente, femenina y trabajadora. Ejemplo de muchas mujeres y deseo de otros tantos hombres. Cuando su camino de vida se...