¡Oh, y ellos dicen que hice algo malo!
LA NOCHE ESTABA CERRADA, ni siquiera la luna se asomaba por detrás de las nubes y la casa estaba en silencio. Danna tamborilleaba las yemas de los dedos sobre la taza de café humeante que sostenía, y a pesar de que le había ofrecido una Edward rápidamente se dio cuenta de que era inútil. —¿Entonces no comen ni toman nada?— pregunto con incredulidad una vez más pero sacudió la cabeza —Digo...ya me dijiste que si pueden hacerlo pero que es inútil e innecesario y con esto me surge la duda— dijo mientras se acomodaba mejor en el sofá para quedar enfrentada a un Cullen que parecía que iba a quebrarse la espalda por estar tan derecho. — ¿Si comes algo, se te pudre en el estómago?— soltó, los ojos de Edward brillaron con un sentimiento de diversión —¿Y si tienes mucha comida podrida en el estómago, te puedes morir?— preguntó.
—No lo creo...
Danna chasqueó la lengua —Todo esto es muy complejo— dijo antes de llegar un puñado de Frutti-lupi a su boca. A Edward le llegó el aroma artificial de los cereales.
El castaño elevó una ceja con diversión y cruzó los brazos —Lo que me parece complejo son tus tipos de preguntas— expresó. Danna lo miro con las cejas levantadas sin entender a qué se refería— Digo, las pocas personas que saben de nuestra existencia preguntan cosas sobre cómo nos convertimos, si duele volverse vampiro...— explicó pero la mujer le interrumpió.
—Yo no soy el resto de las personas — hizo énfasis en el resto. Y Edward asintió rápidamente sabiendo que no lo era. La mujer suspiro y dudó sobre lo que quería decir pero finalmente lo hizo, después de todo sabía que el podía leer lo que pensaba. —Lamento que esto te haya pasado...— expresó, los ojos de Edward se enfocaron en los de ella y Danna sintió que el cuerpo le temblaba —Digo, no por Carlisle, se que el los convirtió para salvarlos pero me refiero a que debe ser feo vivir eternamente — dijo. —Supongo que debe ser divertido los primeros...¿Qué? ¿Veinte años? Puedes viajar y conocer el mundo, hacer lo que siempre quisiste, ¿Pero que pasa cuando vuelves a casa y ya no hay nada más que hacer? Ya recorriste cada rincón del mundo, fuiste a cada universidad, viviste cada emoción que querías. Debe ser horrible seguir viviendo solo para ver como todos los que amas y conoces mueren alrededor...— su voz perdió fuerza al final. Ella sabía lo que era perder a alguien, pero seguir viviendo mientras todos los que conoció alguna vez morían le resultaba una idea aterradora. Danna no supo cuando sus ojos se quedaron estáticos de nuevo en la taza de café, observando como el poco contenido negro se movía sutilmente dentro de esta. Sonrió y sacudió la cabeza para aligerar el ambiente —Lo siento, eso fue una conclusión bastante...depresiva
Edward negó con la cabeza ante su disculpa, no le había molestado, de hecho la castaña había descrito muy bien los últimos años de su vida. —De hecho lo representaste bastante bien...— murmuró.
Siempre igual, repetitivo. Se había acostumbrado a vivir las mismas cosas siempre, repetir secuencias y volver a hacerlo, pero desde que había conocido a Danna no había sido así. Los ojos de los dos impactaron librando una batalla de dorado contra marrón, una que Danna sabría que nunca podría ganar porque Edward le provocaba dos cosas: excitación y ganas de llorar a la vez. La mirada melancólica del hombre parecía ahogarse en gritos y a la vez no decir nada. Contar y no hacerlo: era una ambigüedad que no sabía si podría soportar.La castaña sonrió levemente para aliviar el ambiente pero eso solo provocó que los ojos de Edward se detuvieran en sus labios y todo se enredó más de lo que ya estaba. La cabeza del vampiro evaluaba la situación y sabía que no podía hacerlo porque tenía miedo de no controlarse con ella: siempre tenía miedo. Pero a la vez escuchaba los pensamientos de la castaña y está no tenía ningún tipo de remordimiento al pensar en él...en ellos. El silencio los envolvió por unos minutos que parecieron moverse lentos como horas, el ruido de las manecillas del reloj invadió los oídos de Edward mientras la cerámica blanca de la taza se deslizaba entre los dedos de Danna cuando estos dejaron de ejercer presión para mover sus manos hacia el rostro de Cullen.
Sus labios impactaron y Danna no reprimió un gemido, el frío del hombre contrarrestaba perfecto con lo caliente de sus mejillas. Las manos de Edward se enredaron en su pelo, Danna sintió la tensión en el cuerpo del mayor y aunque sabía que estaba siendo egoísta no quería apartarse. Cuando la lengua de la castaña hizo intromisión en la boca de Cullen, Edward sabía que podría perder rápidamente el control y sus manos de aferraron con fuerza a los brazos de Danna antes de separarse. Sus ojos se encontraron de nuevo y el castaño acarició su cara —Ni se te ocurra...— fue todo lo que dijo la mujer. Edward sonrió y Danna sintió que el estómago se le apretujaba con fuerza, jamás se había sentido tan atraída hacia alguien. El castaño sonrió aún más al captar ese pensamiento pero negó con la cabeza.
—No puedo perder el control contigo, no quiero lastimarte...— dijo, Danna dejó escapar una risa ahogada.
—¿Y quien dijo que quiero que te controles conmigo?— preguntó con burla. Edward entendió perfectamente a lo que se refería pero sabia que no podría hacerlo. Danna sabía que no podía controlarlo y de algún modo lo entendía. Pero también había tomado su decisión: aceptar las consecuencias. No le importaba un moretón en el cuerpo por la presión de las manos del hombre o incluso sentirse asfixiada por la fuerza, porque entendía que Edward jamás iba a lastimarla conscientemente. —¿No puedes creerte humano por un rato?
Edward se dejó llevar ante la invitación y Danna se olvidó de todo mientras volvía a atacar sus labios, se olvidó de la melancolía que sentía minutos atrás, se olvidó de que el castaño tenía novia, se olvidó de que podría chuparle la sangre en cualquier segundo y hasta se olvidó de que había perdido completamente la apuesta que le había hecho a Spencer. Edward se concentró en los sentidos, en sus emociones más humanas y en la idea de que Danna era frágil.
Las manos heladas del hombre hicieron estragos cuando tocaron la piel caliente de la mujer por debajo de su remera y Danna se sentó encima de él acariciandole el mentón mientras sus labios se negaban a perder la guerra que arduamente estaban dando. Las yemas de los dedos de Edward se clavaban en la piel pálida de la mujer con fuerza pero eso era lo que menos le importaba a la castaña.
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BREAK UP WITH YOUR GIRLFRIEND | EDWARD CULLEN
FanfictionBREAK UP WITH YOUR GIRLFRIEND | "Rompe con tu novia por que estoy aburrida " DANNA MCLISTER ES UN SUEÑO ANDANTE: fuerte, independiente, femenina y trabajadora. Ejemplo de muchas mujeres y deseo de otros tantos hombres. Cuando su camino de vida se...