Ambitious || KookMin

42. Snoopy

“Cuando haces tu mejor esfuerzo, pero no tienes éxito
Cuando obtienes lo que quieres, pero no lo que necesitas
Cuando te sientes cansado, pero no puedes dormir
Estás atascado en el pasado
Y las lágrimas van cayendo por tu rostro
Cuando pierdes algo, pero no puedes reemplazarlo
Cuando amas a alguien, pero se echa a perder
¿Podría ser peor?”

Fix You – Codplay

El tiempo pasó con cada movimiento de las manecillas del reloj, al ritmo de los latidos de esos corazones hechos pedazos por su amor.

Cada persona a la cual Jimin hizo daño, continuó con su vida sin depender de su recuerdo, excepto Hyunshik. Obviamente él recordaba diariamente a su hijo, llenándose el corazón de sus sentimientos encontrados. A pesar de todo, cada mañana y cada noche se preguntaba qué era de su hijo. Había desaparecido de la nada hace tantos meses.

Mientras veía fotografías de él en su infancia, no pudo evitar derramar lágrimas, dejándolas caer en los papeles de esas fotos antiguas. Admitió sentirse culpable por haber deshonrado a su hijo en ese momento crucial, pero con el paso del tiempo se le pasó el enfado y asimiló su arrepentimiento verdadero. No fue fácil para él pensar en el posible sufrimiento de su hijo, preguntándose qué era de su vida. Si en verdad reflexionó su actitud, esperaba no estar equivocado. Jimin siempre fue débil ante las tentaciones del dinero, siempre escogiendo el camino más fácil equivocadamente.

Su intuición de padre no falló, porque Jimin estaba siguiendo el camino correcto, intentando darse las fuerzas para seguir adelante sin el amor de nadie.

—Minnie, ¿qué es de tu vida? —preguntó con la voz rota, observando la fotografía de su hijo en su graduación—. A pesar de todo, sigo siendo tu padre y te sigo amando, hijo mío. Quería abrazarte en ese momento en el cual te pusiste de rodillas ante mí, pero no por eso ibas a obtener mi perdón así de fácil. No, tú debías aprender a pagar las consecuencias de tus actos.

Haneul se acercó a él para sentarse a su lado en el sillón, ofreciéndole su taza de té. Ella le sonrió con cariño.

—¿Viendo sus fotografías?

—Sí. Aunque tú ya no lo quieras, agradezco mucho tu empatía conmigo.

Haneul suspiró.

—Hyunshik, eres mi cuñado y te quiero muchísimo. No importa lo ocurrido con Jimin, siempre contarás con mi amistad y mi apoyo —le aseguró—. Si mi hermana estuviera viva, no le hubiese gustado que yo me alejara de ustedes por culpa de Jimin.

Hyunshik sonrió.

—Me alegra contar contigo.

—Cambiando de tema, en media hora Sunhee vendrá para ir a tu consulta con la doctora Lee.

—No es necesario… —intentó contradecirle.

—Hyunshik, el otro día me sentí muy preocupada por ti. No es normal que sientas dolor constante en tu corazón. ¿Acaso quieres enfermarte? —le reprochó—. Iremos con la cardióloga, punto final, señor Park.

Hyunshik asintió de mala gana, recibiendo la mirada reprobatoria de su cuñada. No quería ir al hospital, pero debía hacerlo por su propia salud.

…

Jimin se sentía con dolor de cabeza debido al cansancio de estar en avión durante casi quince horas. Cuando aterrizó en la capital de Corea del Sur, se sintió extraño volver a su lugar natal. Quizás era la sensación consciente de no estar siendo esperado y no poder ser abrazado por nadie.