Nota: Entre las conversaciones encontrarán palabras en cursiva, representando al lenguaje de señas.
NARRADOR OMNISCIENTE:
—Entonces, ¿vendrás a mi casa hoy por la tarde para que estudiemos juntos? —preguntó Joohyun, observando a Jimin guardar sus libros en la mochila.
Jimin asintió, agarrando su mochila.
—Sí, iré a tu casa en la tarde —le afirmó. Miró a su alrededor, procurando que nadie lo escuchara—. Iría ahora mismo contigo directo, pero tengo que ir a ver a mi hermano.
—No te preocupes, Jimin. Yo te esperaré en mi casa y estudiaremos. Aunque tú no necesitas estudiar más, porque eres el mejor estudiante de nuestra generación.
Jimin se rió.
—Hey, Park —le llamaron con desdén.
Hastiado, Jimin se dio la vuelta para encarar a Yoongi, el fastidioso de su salón.
—¿Qué quieres? —gruñó.
—Hay cierto niño que te está esperando afuera del colegio y dice ser tu hermano —avisó Yoongi, sonriendo con burla—. Es molestoso, habla muy alto como si estuviera gritando.
Jimin comenzó a asustarse ante la idea de que descubrieran su verdad. Esa verdad de su realidad que tanto odiaba, porque él era pobre. Tuvo la oportunidad de estudiar en la escuela más prestigiosa y reconocida de Seúl, en la que solamente ingresaban los millonarios, pero también había la oportunidad de obtener becas y Jimin había conseguido esa oportunidad gracias a su coeficiente intelectual. Era de los tres estudiantes con las mejores notas de todo el colegio, estando él en primer lugar, incluso en el área artística.
Ocultaba su realidad, aparentando venir de familia adinerada y prestigiosa, cuando su clase social era otra.
Cuando Jimin salió corriendo del aula, Joohyun lo siguió. Yoongi seguía sonriendo con burla, porque odiaba a Park Jimin, el alumno perfecto. No era más que pura envidia, y Jimin lo sabía perfectamente, pero él no le daría el gusto a Yoongi.
Jimin llegó al patio principal y observó a su hermano en la puerta, mirando a su alrededor como si estuviera perdido. Era obvio que su hermano tuviera esa actitud, porque él no había ido antes a ese colegio.
Se acercó a él, llamando su atención con pequeñas señas en vaivén, y Jihyun le abrazó de inmediato. Jimin se separó de él, incómodo.
—Jihyun, ¿qué haces aquí? —susurró, articulando bien los labios.
Jihyun leyó los labios de su hermano.
—¡Vine para entregarte tu almuerzo! —respondió.
Ante la voz alta de Jihyun, varios estudiantes observaron con reproche a los hermanos Park.
—Jihyun, no hables tan alto —le reprochó Jimin.
—¡No te entendí!
Algunos rieron ante la actitud infantil del hermano de Jimin. Esa era otra realidad que vivía Jimin, y la que más le dolía, porque amaba mucho a su hermano. Jihyun sufría de hipoacusia severa congénita. En otras palabras padecía de cierto nivel de pérdida auditiva desde que nació, razón por la que no escuchaba muy bien y hablaba más alto de lo normal.
Jimin decidió ir a la segunda opción: lengua de señas. A pesar de no tener los recursos para contratar a un profesional en audición y lenguaje, Jimin fue el que aprendió desde sus trece años lengua de señas y les enseñó a su hermano y el resto de su familia, para poder comunicarse con su hermano. Sin embargo, debido a su condición precaria y humilde, Jihyun no había sido evaluado a tiempo y eso retrasó bastante su desarrollo en su lenguaje y su comunicación. Había solución, pero esa solución costaba mucho dinero, en total tres mil dólares para dos audífonos, más los exámenes y las terapias. No solamente eso, porque más que esos audífonos, era probable que Jihyun necesitara implante coclear, debido al nivel de pérdida auditiva que se acercaba a un nivel cerca de hipoacusia profunda. El costo del implante coclear, incluida su colocación quirúrgica, alcanzaba los cincuenta mil dólares, más nueve mil dólares para los componentes externos. Todo eso sin contar el precio para las terapias de audición, habla y lenguaje.
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Ambitious || KookMin
ФанфикPark Jimin provenía de familia humilde y pobre. Él se debate entre el sentimiento de amor y la ambición de dinero. Aparentaba ser tierno y dulce, pero detrás de ese carisma se escondía pura traición. Aquel ángel tan irresistiblemente hermoso tenía l...