Ambitious || KookMin

14. Confesión

“Ni se te ocurra mirar a otro lado
Dime qué te gusta
Yo me encargo del resto”

Filter – Jimin

Horas más tarde, después de haber ido a la cafetería para beber batido de frutilla, Jimin se dirigió a su última clase del día. Ingresó a la sala de prácticas, observando a sus compañeros y a su profesor conversando. Jungkook conectó su mirada con la de Jimin y tragó saliva, temeroso de su presencia.

—Buenas tardes, profesor —saludó Jimin, haciendo una reverencia.

—Buenas tardes, Jimin —respondió con seriedad—. Ahora que estás acá, pondremos a prueba tu protagónico para que puedas continuar. ¿Estás de acuerdo?

Jimin asintió.

—Claro, profesor.

—Mientras llegan los demás y yo coordino algunas cosas con tus compañeros, tú ve a hacer calentamientos —ordenó Jungkook.

Jimin volvió a asentir, dándole su mirada adorable. Minutos después, luego de sacarse la mochila y cambiarse los zapatos, acató su orden al instante. Las horas pasaron volando, Jungkook corrigiendo y evaluando a sus alumnos, Jimin demostrando su protagonismo y sus compañeros demostrando su talento.

Cuando la clase terminó, Jungkook felicitó a sus alumnos por su excelente desempeño y dio las indicaciones para el día de la presentación.

—Dicho todo eso, pueden ir a sus casas —finalizó. Todos hicieron una reverencia, despidiéndose de él—. Jimin, excepto tú no te vayas. Quédate, porque necesito hablar contigo —dictaminó.

Jimin se sintió avergonzado, pero esperó a que todos sus compañeros se retiraran. Cuando no hubo nadie más que ellos, Jungkook cruzó sus brazos y se acercó a Jimin, mirándole fijamente.

—Sabes que tenemos que hablar sobre lo del otro día, ¿no?

Cabizbajo, Jimin tragó saliva.

—Sí, profesor.

—No lo hablaremos acá, porque corremos riesgo —determinó—. ¿Podrías ir a mi mansión mañana por la tarde?

Jimin arqueó sus cejas y sonrió con inocencia falsa.

—Sí, profesor. Mañana estaré ahí —susurró en respuesta, ladeando la cabeza.

Jungkook no pudo evitar descender su mirada a esos labios voluptuosos y apetecibles. Jimin sonrió a propósito y se mordió el labio inferior con sensualidad.

—¿Ocurre algo, profesor?

Aquellas palabras fueron las mismas que Jimin había dicho antes de que se besaran. Jungkook reaccionó al instante, retrocediendo tres pasos y no queriendo volver a caer en la tentación.

—Hasta mañana, Jimin —se despidió—.Te espero en mi mansión.

Jimin observó a Jungkook casi escapar de él. Cuando su profesor se retiró, Jimin se rió, burlándose de sus sentimientos. Su felicidad era extrema, porque sabía que mañana podría obtener por completo el corazón de Jungkook. Si eso llegaba a ocurrir, envolvería con puros engaños a ese corazón tan frágilmente enamorado.

...

—Señor, Park Jimin acaba de llegar —anunció la empleada de turno.

Jungkook suspiró y asintió.

—Hazlo pasar —ordenó.

La empleada se hizo a un lado y Jimin ingresó con la expresión llena de sorpresa, mirando todo a su alrededor. Nunca había visto una biblioteca tan organizada y almacenada como esa. Tenía varios sectores y tantos libros. Se sentía como si estuviese viviendo cierta parte del cuento de La Bella y La Bestia, específicamente la parte cuando la bestia le muestra su biblioteca a Bella. Cuando la puerta fue cerrada, Jungkook se acercó a Jimin con pasos cautelosos.