Llevaba diez días en aquel lugar.
Había decidido apartarme un poco de Helena, pues en cuanto pudiera me marcharía.
En los últimos días el tiempo había sido horrible. Había llovido casi todos los días durante 24 horas. No era seguro moverse con ese tiempo. Costaba más andar, el terreno estaba húmedo y era peligroso, corrias el riesgo de enfermar.
Victoria me había asignado las camas. El día en el que me levante sin mareos ni dolores fue mi primero.
Si o si tenía que trabajar, y con un corte aun curando en mi mano, había ciertas actividades que no podía hacer.
Helena trabajaba en un huerto en la azotea, había subido a verlo una vez. Era increíble como está gente había conseguido sobrevivir aquí.
El pueblo era muy pequeño, este era el edificio más alto. Era algo provechoso, pues en el piso superior había vigías que podían ver todos los alrededores.
Eran cerca de las 7 de la tarde y ya se oía a la gente preparar las mesas.
Con Riley no había hablado, pero la sentía observandome siempre. Siempre estaba ahí.
No entendía que problema tenía conmigo.
-Que miras?-escuché a alguien detrás.
-Ulric. Nada. Es que... A veces me siento observada.
Ulric era serio y callado, se mantenía ausente en las conversaciones, pero siempre tenía algo que decir si era necesario.
-Es normal. La gente aún no se ha acostumbrado. Y tú no has intentado hacer amigos.
-No voy a hacerlo. No sé cuánto tiempo me voy a quedar aquí.
Lo vi levantar una ceja.
-Saldrás ahí otra vez?
-Si.
En estos momentos no era feliz. Llevaba mucho tiempo sin serlo, pero no estaba tranquila. No como los demás habitantes de la Comunidad. Ellos vivían en este lugar como si nada ocurriera fuera. Como si hubieran olvidado sus vidas anteriores.
Hacia tanto tiempo desde que empecé a buscar la Zona Segura que no recordaba hacer otra cosa desde el apagón.
-Nora! Cenamos juntas?
Cerré los ojos unos segundos y suspiré.
-Claro.
Por más que intentaba alejarme de ella, Helena estaba empeñada en ser amiga mía.
Ulric me miró frunciendo el ceño. Odiaba que me mirara así. Odiaba que me leyera.
-Ulric. Quieres venir tú también?
-Tengo turno. No puedo, Helena.
Helena puso sus mejores ojos de perrito abandonado, pero no hizo efecto. Ulric negó con una sonrisa y se fue.
Cómo siempre, Helena y yo nos sentamos apartadas en una mesa, acompañadas de pareja que tendría cerca de 70 años que me recordaban a Michael y Ellie.
No teníamos mucho de que hablar. La vida aquí era monótona. No lograba entender como está gente no se había vuelto loca. Muchos de ellos llevaban aquí desde el apagón y prácticamente no habían salido. Sólo salían aquellos que estaban en mejor forma.
Me acababa de terminar el plato. Debía ser ya de noche. Y de repente se escucho un estruendo y uno de esos estridentes gruñidos.
No tardo en cundir el pánico. Se había oído en el interior del edificio.
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Después del Fin.
Science FictionEl 7 de septiembre se acabó el mundo. No sabían muy bien de dónde, pero una serie de acontecimientos llevó a la aparición de esos extraños seres que empezaron a extenderse como una plaga. Casi desde el primero momento, Nora vagó sola. Encontró gente...