15.

3 0 0
                                    

Veía a Ulric con otros ojos.
El silencio que había mantenido desde lo ocurrido no era por desconfianza, era por el propio trauma que aquello le había dejado.
Caminábamos por una carretera secundaria, Melissa andaba unos pasos por delante de nosotros, dando pequeños saltos de vez en cuando.
-Estás bien? - pregunte en voz baja.
-Si. Estoy mejor.
Había conseguido convencerlo de dejarme llevar la mochila más pesada, pues él aún tenía que recuperarse.
Seguía con el torso vendado y caminábamos algo más despacio.
-Cuando nos vamos a poder duchar? - pregunto Melissa.
-Luego buscaremos un río en el mapa, vale?
-Vale.
Seguimos así durante horas. Paramos a comer algo a la sombra de unos árboles y seguimos.
Según mis cálculos habíamos recorrido más de diez kilómetros.
Melissa se portaba genial. Casi no se quejaba y gracias a que era muy habladora el viaje se hacía más ameno.
Había empezado a alternar entre mi mano y la Ulric, haciendo que me ganara alguna que otra mirada recelosa. Había intentado bromear con ello, quitarle hierro al asunto. No queria que el hombre pensara que intentaba meterme de alguna forma entre ellos. Veía lo importante que era para él la niña.
-Ulric dice que tenias un golpe en la cabeza el día que viniste. Como te lo hiciste? Yo una vez me caí de la cama y me tuvieron que curar.
-Me... Me caí.
Ulric frunció el ceño, pero no dijo nada.
-Menos mal que te encontraron y te llevaron a la Comunidad. Te hubieran comido las bestias en el bosque.
Se me erizó el vello.
-S...si.
Que demonios le has contado, Ulric?
Tendria que preguntarle.
Lo mire durante unos segundos, manteniéndole la mirada.
Él miró hacia otro lado.
Había tantas cosas que le quería preguntar...
Una gota cayó en mi mejilla, sacándome de mis pensamientos.
-Lluvia. Tenemos que refugiarnos.
-No hay nada cerca. - dijo Ulric.
Pare y deje la mochila en el suelo para poder buscar en su interior.
-Que haces?
-Toma, Melissa. Ponte esto. Es un chubasquero.
La niña se lo puso.
-Me queda grande.
-No pasa nada. Es para que no te resfries.
Ulric y yo teníamos cazadoras, pero no sería suficiente para protegernos de la lluvia.
El cielo cada vez estaba más gris y oscuro.
-Tenemos que refugiarnos. No es seguro estar aquí fuera.
Ulric me miró preocupado y asintió.
Cogió fuerte la mano de Melissa y echamos a andar.
Andábamos más rápido que antes, cade vez llovia más, ya notaba mi pelo húmedo y mi ropa helada.
Al fondo se veía el principio un tendido eléctrico.
Pero escuchamos un gruñido. Se escucho lejos, más bien como un aullido.
Ulric y yo nos miramos, y sin decirnos nada, echamos a correr.
Agarre yo también la otra mano de Melissa.
Las piernas no me daban para más, no podía correr más rápido. Escuchaba a la niña quejarse, pero también escuchaba a aquella bestia. No sabía donde estaba, no sabía lo cerca de nosotros que estaba.
Se veían edificaciones al final de la carretera. Era una centralita eléctrica, pero había una valla.

Después del Fin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora