17.

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Klaus. Martha. Las bestias. El callejón. La explosión. Humo. Y ella.
Ahí tendida.
Alison.
Cubierta de sangre. Aún respiraba.me agarró la mano e intento hablar. Pero no pudo. Su mirada se perdió en el cielo.
Y se fue.
Desperté agitada. Casi todas las noches revivía aquellos sentimientos.
Abrí los ojos.
Ulric estaba sentado frente a mi. Al lado de Melissa. Estaba despierto y me miraba atento.
Me encogí más.
Sentía que iba a llorar otra vez.
Cerré los ojos y dejé la cabeza en los brazos.
Estaba entumecida y helada. Me Escocia las piernas, seguramente estaban llenas de heridas por las ramas.
Escuche movimiento, y unos segundos más tarde, Ulric se sentaba a mi lado.
No dijo nada, pero busco mi mano y la cogió, llevándola al espacio entre nuestros cuerpos.
Levante la mirada. Él me sonrió un poco.
El corazón se me subió a la garganta, latiendo con fuerza.
-No te vayas... - susurró.
No conteste. Me acomode mejor e instintivamente mis dedos se apretaron alrededor de los suyos.
Agradecía el calor de su cuerpo, estaba helada.
Volví a dormirme pronto, y cuando desperté, el sol ya estaba de fuera.
Melissa seguía dormida, apoyada en una mochila y tapada con algo de ropa.
Mire a mi lado, Ulric ya no estaba. La puerta estaba entreabierta.
Me levante. Las botas no estaban y la ropa mojada tampoco.
Salí así, descalza, al exterior.
Vi a Ulric al lado del cuerpo de la bestia.
Me acerque a él.
No sabía que le quería decir, no sabía que quería hacer.
-Hola... - estaba afónica, casi no tenía voz.
Se giró. Tenía los brazos cruzados en el pecho.
-Hola.
Nos quedamos ahí mirándonos unos segundos. Su mirada era intensa. Hacía lo de siempre. Leerme. Me hacía sentir expuesta, como si entendiera mis movimientos. Quien era realmente.
-Gracias. - habló, su voz firme pero tranquila. - Si no llegas a hacer eso nos hubiera atrapado.
Me temblaron las rodillas.
-Fui una estúpida. - susurre. - Me equivoqué.
-No. Fuiste valiente.
-La traje hacia aquí. No sabía que hacer. Estaba asustada y...
Cruzó la distancia que nos separaba en dos grandes pasos y me abrazo.
Me quede sin aire, bloqueada, sin saber que hacer. Apreté las manos alrededor de su camiseta. Me aferre a ella como si mi vida dependiera de ello.
Mi mejilla estaba contra su hombro. Podía ver a ese ser, desangrado, agujereado por las balas, a unos metros de nosotros.
Quería vomitar. Me estaba mareando de nuevo.
-No quiero que te vayas, Nora. No podría estar tranquilo sabiendo que vas por ahí sola. Melissa te quiere. Se asustó al ver que te quedabas atrás. Quería volver a por ti. Por eso salí. Salí a ayudarte, a esperarte...
Solloce.
No quería que pasara esto. Ahora la niña me había cogido cariño, igual que yo a ella. No quería que dependiera de mi. No quería depender de ella. No quería depender de Ulric.
Él acarició mi pelo despacio.
-No te vayas, Nora... - dijo apoyando su mejilla en mi cabeza.
Cerré los ojos.
Estaba muy mareada. Estaba sintiendo demasiadas cosas.
La veía a ella. La veía muerta. No quería que volviera a pasar, no quería perder a nadie más.
Me aparte rápido y caí contra un poste, apoyada con una mano y vaciando el contenido de mi cuerpo.
En menos de un segundo, Ulric me sujetaba el pelo.
Cuando termine, me enderece, limpiandome con la mano.
-Estas bien?
Asentí. Pero era mentira y seguro que lo sabía.
-Vamos a por agua.
Espere fuera de la caseta, sentada dejando que el sol calentara mi piel.
-Toma. Melissa aún esta dormida.
Cogí la botella y bebí un poco.
Me sentía miserable en ese momento.
-Perdón por gritar ayer. - dijo al rato.
Me encogí de hombros.
-Me asuste mucho yo también. No supe reaccionar a tiempo. Pensaba que ibas a morir.
-La pusiste a salvo, es suficiente. Ella está bien.
-Agradezco mucho que lo hicieras por ella.
Asentí despacio.
Nos quedamos así un tiempo. Disfrutando del sol y sumidos en nuestros pensamientos.
-Riley cambio la ruta aquel día. No te tendí una trampa. No entiendo porque te golpeó. Era una mujer violenta. No sé llevaba bien con mucha gente. Pero quiero que sepas que yo no mentí. Sabía que ella no te iba a tratar bien de primeras. Era mejor que llegaras sola a la Comunidad.
Levante la vista.
Había sentido rencor por eso desde el primer momento.
-Por qué? No me conocías, que más daba.
-Yo te vi. Habíamos salido a cazar y te vi entrar. Nosotros pasamos la noche cerca. Ella estaba enfadada. No se que le pasaba. Era inestable. Sentí que sería mi culpa si hacía algo.
Trague saliva.
-Gracias.
Sentía que era mi momento de agradecer. Agradecer por haberlo intentado, por haberse ocupado de mis heridas en la Comunidad, por salir con ese rifle a defenderme, por acompañarme por la noche.

Después del Fin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora