33.

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Las manos de Ulric encontraron rápidamente su lugar en mi cintura, mientras que con su pie cerraba la puerta.
Sujete sus mejillas, y profundice el beso.
Adoraba sus labios, adoraba su boca.
Me deje llevar completamente. Olvidé todo lo demás, solo éramos él y yo.
Ulric se separó un poco y me miró.
-Puedo? - sus dedos ya estaban en el borde de la toalla.
Me mordí el labio y susurré un si.
Él fue soltantola poco a poco hasta que cayó al suelo.
Aguantaba la respiración esperando cualquier señal por su parte. Hacia demasiado que nadie me veía así.
-Eres preciosa, Nora.
Sus manos estaban en el aire, como si le diera miedo tocarme. Por otro lado, sus ojos brillaban como si hubiera visto un ángel.
-Ulric? - pregunté aguantando la risa.
Parecía bloqueado.
Mi cuerpo no era el más bonito de todos. Y después de todo lo que había pasado ya no me importaba. Pero me resultaba encantador que el hombre estuviera así. Que me viera con esos ojos. Me adoraba y hacía que mi corazón latiera con fuerza.
-Si?
-Puedes... - cogí sus manos, y con cuidado las pase alrededor de mi cuerpo. - Puedes tocarme, sabes?
Sonrió, sus dedos deslizándose por la piel de mi espalda mientras pegaba mi cuerpo al suyo.
Dejó su frente caer en la mía.
Cerré los ojos y subí mis manos a su cuello, acariciando el pelo que caía en su nuca, sus bonitos rizos negros.
Tras esos segundos de calma, el uno contra el otro, simplemente ahí, acariciandonos, sus manos me agarraron con fuerza por la cintura. Unos segundos después estaba en la cama, con él observandome desde los pies de esta con una pequeña sonrisa en los labios.
Sonreí también.
Lo vi quitarse la camisa y luego esa camiseta negra que tan bien le quedaba.
Cielos... Es increíble.
Ulric era precioso.
Vio como lo miraba y su rostro se tornó orgulloso. 
Lo vi desabrochar su cinturón, pero no siguió quitandose la ropa.
Se inclinó sobre la cama y cogió mi pierna.
Lo mire expectante.
Tenía el pulso a cien, la anticipacion me recorría entera. Lo quería, lo necesitaba.
Sus labios se posaron en mi tobillo.
Con mucha calma fue besando el camino de mi pierna, dejando besos húmedos y rastros de saliva.
Cuanto más cerca estaba de mi centro, más me costaba respirar.
Sus labios se sentían increíbles, y cuando sus dientes se clavaban suavemente en mi piel, pequeños gemidos escapaban de mis labios.
Sus dedos acariciaron la piel en mi trasero, y cuando pensaba que sus labios por fin iban a conectar con aquel lugar donde más lo necesitaba, los plantó en mi vientre.
Después busco los míos y me dio un largo y profundo beso, su cuerpo encontrando su lugar contra el mío. Acaricié sus mejillas mientras nuestras bocas se devoraban.
Descendió por mi cuello hasta mis pechos, deleitandome con besos y mordiscos en ellos.
Mordí mi labio. Las paredes eran finas, no quería dar un show.
Vi sus ojos, su mirada... Entonces llevo su boca a mi centro y mi cuerpo entero se contorsiono. Lo necesitaba mucho.
-Cielos, Ulric.
Se sentía increíble. Su boca estaba haciendo maravillas.
Mis dedos jugaban con su pelo y mis caderas se movían de forma involuntaria.
-No pares, Ulric.
Cada vez me sentía más y más cerca. Era increíble. Lo veía mirarme y quería llorar. Llorar de felicidad, de placer. Mis dedos se apretaban en su pelo, y aquello parecía gustarle.
-Madre mía, Ulric.
Su mano subió a mi pecho. Era demasiado. Sentía que me iba a desmayar.
Cuando llegue, mi cuerpo tembló. Tuve que apartarlo, era demasiado.
Me quedé en aquella cama, con los ojos cerrados, jadeando, temblando,...
Me dio un último beso en el muslo y se echo a mi lado.
Sentí sus labios en mi mejilla, después en mis labios y en mi cuello.
Abrí los ojos.
Estaba apoyado sobre su codo, tenía las mejillas rojas y una sonrisa.
Lo agarre por la nuca y lo besé, arrastrándolo hasta que estuvo encima de mí otra vez.
Sus manos volvieron a mi cuerpo.
Entre besos acabamos por quitarle a él ropa.
Ahí estábamos los dos, desnudos, el uno contra el otro y comiendonos a besos.
Cuando entró en mi, su cuerpo se tenso entero.
Pronunció mi nombre y se mantuvo quieto unos segundos.
Bese su mejilla y su hombro.
-Hacia mucho que...
Reí.
Empezó a moverse.
-Mierda, Ulric.
-Que?
-Es increíble.
Me dio un beso en la mejilla y aumento el ritmo.
Cuando movió su mano para poder agarrarse a la cama, me tiro del pelo.
-Ay!
-Oh, Mierda. Estas bien?
Solté una carcajada.
Él rió también.
-Estoy... Oh. -había levantado mi pierna hasta su cintura. - Madre mía.  Para cuando Ulric terminó, se dejó caer contra mi, escondido en mi cuello y respirando fuerte.
Salió de mi, pero no se movió de ahí. Me dedique a acariciar su espalda mientras se calmaba.
Solo podía pensar en lo mucho que me estaba gustando tenerlo así entre mis brazos.
Cuando llegáramos a la Zona Segura le confesaria todo. Le contaría lo mucho que lo quiero y lo mucho que me gustaría pasar el resto de mi vida con él. Le pediría que fuera mi pareja y me encargaría de cuidar de él cada día.

Después del Fin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora