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Ulric había insistido en coger a Melissa en el momento en el que habíamos salido del edificio.
Yo cargaba con mi mochila y con una más que llevaba comida.
Aún sentía el olor a muerte y miedo de la Comunidad.
Había cadáveres también el exterior, seguramente de gente que pensaba que había conseguido escapar...
Me daba aún miedo preguntar por la gente. No sabía cuantos habían conseguido escapar.
Habíamos caminado ya durante cerca de una hora.
No hablábamos mucho. No creo que fuera necesario.
Ulric parecía seguir en shock. No sabía que había visto ahí atrás, ni que había hecho.
Yo simplemente no tenía nada que decir. Me sentía cobarde por no haber ayudado, por haberme escondido en aquella habitación. Pero también sentía que había cumplido bien con mi responsabilidad y había mantenido a Melissa a salvo.
-Dónde está la Zona Segura? Mis padres están ahí?
-Si. Les dije que siguieran las señales.
-Conoces las señales de la Zona Segura?
-Si. Las hay por todas partes.
-Por qué no nos esperan?-pregunto Melissa.
-Era muy peligroso. Había muchas bestias.
-Quiero andar, Ulric.
-Vamos más rápido si te llevo a cuestas.
-Quiero andar.
-Ulric, bajala. No pasa nada. Por aquí hay muchas granjas. Podemos hacer noche en alguna.
-Conoces el camino?
-Llevo los mapas en mi mochila.
No la había deshecho el día que llegue. Solo les había dado mi ropa para que la lavaran. Todo seguía guardado en ella, mi cuaderno, mis mapas,...
Asintió y bajo a Melissa, quien le agarró la mano con fuerza.
Veía el rostro de Ulric pálido. Caminaba algo encorvado y cada vez más despacio.
-Ulric.
-Si?
-Estas bien?
-Claro.
Y siguió andando en silencio.
No me lo creí, pero era testarudo y no conseguiría que hablara.
Vimos la primera señar casi al medio día.
-Queda mucho? Estoy cansada.-dijo Malissa.
Suspiré
El viaje sería largo...
Era peligroso viajar con una niña. Yo tenía una contusión en la cabeza y Ulric tampoco tenia buen aspecto.
-Te tendría que haber llevado en brazos.
-Quiero andar. No soy una niña pequeña.
-Tienes hambre?-pregunté.
-Si. Y me duelen los pies.
A mi también me dolían. Había perdido la costumbre de caminar día y noche en mis días en la Comunidad.
-Podemos parar a comer algo...
Ulric me miró y luego miró a la niña.
-De acuerdo.

Después del Fin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora