13.

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Ulric se tumbó en la cama después de cenar y ahora él y Melissa dormían tranquilos.
Me había costado convencerlo.
Hacía ya casi una hora que habíamos cerrado la habitación. Por suerte, la ventana era enrejada, lo que nos permitía dejarla abierta.
Entraba una suave brisa. Adoraba la primavera. Siempre había sido mi estación favorita. Me encantaba salir a pintar y dibujar árboles en flora cuando desde que era niña. Todos los años dibujaba el mismo árbol. Siempre iba los sábados. Cuando la conocí a ella, íbamos a pasar el día. Allí la dibuje por primera vez. Estaba preciosa aquel día. Solo nos conocíamos unas semanas. Pero la quería. La amaba. Llevaba el pelo suelto y sus ojos claros brillaban con el sol. La dibuje a ella con aquel árbol al fondo. Pero perdí aquella lámina el día que evacuaron mi barrio. Intenté dibujarla otra vez, aquella escena estaba grabada a fuego en mi mente, pero no podía. No era igual. No conseguia recordar bien su rostro. La última vez que la vi ya no era ella.
Alison había sido la mujer más bella que había tenido la oportunidad de ver, y esas bestias me la habían arrebatado.
Me quite una lágrima y aguante la respiración, un truco que aprendí de niña para no llorar.
No quería despertarlos.
Me concentre en la luna. Estaba en fase menguante y la veía perfectamente entre la reja metálica.
La colchoneta no era del todo cómoda, pero me bastaba.
Me acosté y giré mi cuerpo hacia ellos.
Ulric me miraba.
No dijimos nada. Simplemente nos mantuvimos la mirada.
No recuerdo el momento en el que me quedé dormida. Simplemente desperté cubierta de sudor. Otra vez. Una noche más soñando con ella.
Mire hacia la ventana. Parecía que empezaba a salir el sol.
Estaba temblando, a pesar del calor que tenía. De nuevo quería llorar. Era más fácil pasar por esto si estaba sola. No había nadie a quien molestar o quien fuera a preguntar. No quería preocupar a nadie. No quería preocuparme por nadie. Dolía mucho perder a quien amas.
La niña se estaba ganando ya un lugar en mi corazón. Odiaba que fuera tan dulce y extrovertida. Odiaba que me hiciera reír. Odiaba que tuviera que vivir todo esto. Odiaba pensar que en cualquier momento podrían arrebatarla de mis manos.
Con Ulric era distinto. Había muchas cosas que no sabía de él. Casi no hablaba conmigo, pero luego mantenía largas conversaciones con Melissa. Me hacía pensar que no me quería ahí. Me engaño el día que me encontraron. Eso era algo que no olvidaba. Pero nunca dejaba de prestarme atención. Siempre tenía un ojo puesto en mi, me observaba y me leía. Y odiaba que pudiera hacerlo.
-Que haces despierta? - escuche su voz ronca por el sueño.
Lo mire.
Tenía los ojos entreabiertos y una mano en su pelo.
-Ha sido la luz.
-Aún es pronto. Duerme un poco más.
Vi lo que podía ser el fantasma de una sonrisa aparecer en sus labios antes de que acomodara a Melissa a su lado y cerrara los ojos.
Me gire para darle la espalda y cerré los ojos. Tenía razón. Hoy no viajaríamos, no tenía sentido estar despierta tan temprano.

Después del Fin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora