Capitulo 14

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Le miré, y me percaté de que su rostro se tornó en el rojo más colorado qué ningún otro. Solté un bufido de risa, pero luego miré que estaba inmutada. 

-¿Estás bien?
-Perdón, discúlpame… -Rio un poco- que avergonzada me siento. 
-¿Por qué? –Simulaba ayudarle con las hojas pero mi objetivo era hablar más…
-Por… esto. Haz de creer que estoy loca o… -Interrumpí.
-Me halaga. –Sinceré- es extraño, pero me halaga. ¿Lo has hecho tú?
-No, claro que no. Tengo un… compañero de trabajo que hace retratos… te vio ayer y… -interrumpí de nuevo.
-No te he pedido que me expliques… -Intenté amenizar. 
-Lo siento. –Rio- estoy algo nerviosa.
-Está bien, era broma. Puedes contarme. 

Me puse cómodo, poniéndome en cuclillas. 
Tomó aire y al fin hizo contacto visual conmigo.

-Un compañero de trabajo me escuchó admirar tu atuendo ese día. Y hoy me ha dado un retrato con ese mismo… atuendo. Lucías increíble.
-Gracias. –Sonreí. Sintiéndome completamente halagado- Tú no te quedas atrás.
-Gracias… -Sonrió- Bueno, seguiré trabajando. 
-Espera… -le detuve del brazo- ¿Qué es lo que siempre ves en tu pantalla? 
-Es… son cosas de trabajo. –Se colocó más cómoda en hurtadillas. Parecíamos estar cuchicheando. 
-¿En serio? ¿Y es mucho? Siempre veo que estás de un lado a otro… 
-No, no es mucho. Simplemente observo mucho lo que hago. Me gusta que todo esté bien. 

Veía a sus ojos. Estaba como hipnotizado en mis pensamientos y sus ojos eran mi punto de vista. No sabía si estaba conectando mi cerebro y lengua, simplemente comencé a imaginarme todo tipo de atuendos que llevaba ahí…y siempre veía atuendos que yo usaba. Porque… bueno… no suelo observar muchos más.

-¿Quieres ver algo? –Dijo dos veces… y la segunda fue la que me hizo reaccionar el habla.
-Claro, estaría interesante. Pero… creo que es más cómodo si nos sentamos o… ponemos de pie.

Ella asintió, le ayudé a juntar sus carpetas y dibujos, los colocamos en el escritorio de Anna y prendió su tableta. De fondo tenía un paisaje desde un balcón color blanco.

-¿Vives ahí?
-Sí. –Respondió mientras buscaba sus archivos.
-¿Es aquí en Miami, cierto?
-Sí. Es… es un apartamento cerca de Hollywood. 
-Es… algo lejos de aquí. ¿No?
-Sí. Pero me gusta. –Sonrió- no le pongo ningún pero, es… muy… tranquilo. Y frente está la vista al mar, es muy lindo. Tengo muchísima suerte de haber conseguido ese apartamento.
-¿En serio? ¿Por qué? –Intenté interesarme lo más posible sin verme como un entrometido.
-Por… el costo. Anna lo consiguió para mí y… estoy agradecida. 

Me mostró la pantalla, evitándome preguntarle por más. Miré todos esos atuendos exquisitamente bien formados. Me encontraba analizando todo tipo de cosas. Entre las telas que se veían y muchísimo más en las texturas. Yo había pensado que era de las que dibujaban y colocaban sus ideas… y no, ella utilizaba otro método, consistía en tomar patrones ya hechos de ropa y combinar los estampados, arreglar cosas, poner anotaciones de lo que se tenía que quitar y poner… era muy creativo todo lo que veía.

-Esto quiere decir que… le das estilo a simples prendas… -Dije.
-Sí, así es. 

Se veía modesta pero con disciplina ante su talento.

-Entonces, puedes tú ahorita arreglar cualquier cosa de mi ropaje. 
-Sí, así es.
-¿Qué modificarías? 

Ella estaba de pie, frente a mí. Yo estaba sentado por alguna razón que la laguna mental creada me impedía recordar. Me coloque frente a ella y di una vuelta. Ella soltó una pequeña risa y no borraba su sonrisa al momento de analizarme.

-Creo que estás bien así. –Terminó su análisis. 
-¿En serio? ¿Paso la prueba?
-Claro, siempre vistes bien. Aunque… si yo fuera tú, doblaría un poco las mangas de ese suéter. 

Portaba un suéter gris que me quedaba un poco grande de las mangas… y de todos lados.

-Te ves bien, aclaro. Pero estaría bien que no parecías tan relajado con su atuendo de hoy. Pero insisto en que luces increíble así.
-Gracias. –Sonreí- estaría perfecto si me dices como debe ser el dobles. 

Ella se acercó a mis mangas y comenzó a doblar. Estaba a una distancia muy prudente, exageradamente lejos para mi elección. Doblaba y constantemente nuestras pielecillas rozaban. Cuando terminó sentí que me veía un poco menos vago… o tal vez me sugestioné. 

-Listo. –Sonrió. Colocando ambas manos en sus caderas. 
-Gracias. –Agradecí mientras me miraba las muñecas.

Mi teléfono vibró al instante, Annabelle me había escrito un mensaje de texto.

“¿Te vas? ¿Por qué no sabía eso? ¡Louise me habló por teléfono preguntándome si vendría contigo!” –Reclamó.

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Nuevo cap!!!!!!! la imagen de multimedia es de alguno de los diseños de _______, espero que les guste, comneten y voten 

You can't fight the feeling. H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora